'Salvados' vuelve huyendo de la polarización también en TV: “Sánchez y Feijóo ni están, ni esperan a Gonzo”

Soy el único que ha hecho CQC, El Intermedio y Salvados, eso me lo voy a llevar a la tumba”. A escasas horas de regresar a pantallas, Fernando González 'Gonzo' muestra su orgullo por una trayectoria labrada, en sus propias palabras, en “los tres programas de televisión que más me han gustado desde que tengo uso de razón”. Tres programas, además, de una larga duración: Mediaset desarrolla una nueva encarnación de Caiga quien caiga casi 30 años después de la primera en España, laSexta acaba de iniciar el decimonoveno curso con Wyoming en el access prime time, y ahora vuelve el formato de reportajes de Producciones del Barrio, a punto de hacer 17 años en antena.

Esa vigencia de las tres marcas también dice mucho del presentador gallego, que regresa este domingo 15 con un reportaje sobre María del Carmen Fernández, una mujer desaparecida durante una expedición a bordo de un barco del CSIC, una historia que esconde un terrible caso de abusos. La veteranía es un grado, y por eso se reafirma al negar cualquier temor por el recibimiento en términos de audiencia. “La incertidumbre ante el dato te puede quitar horas de sueño si no estás convencido del programa que has emitido”. Para él, lo importante está claro: “Es mucho más difícil hacer un programa que te dé prestigio que uno que te dé dato”.

En ese aspecto, Gonzo se considera un privilegiado por los programas que ha elaborado, y deja claro que lo ha conseguido “teniendo los pies en la tierra y trabajando”. Esa idea, la de ser “trabajadores de un sector, nada más”, también la defiende especialmente en días como estos, con el duelo del access prime time entre La Revuelta de Broncano en TVE y El Hormiguero de Pablo Motos en Antena 3 habiendo generando torrentes de contenidos y análisis. También, para que se haya utilizado este duelo como arma en los argumentarios de la derecha y en ciertos medios.

A este respecto, Gonzo, que prefiere no “alimentar esas historias que no tienen que ver con el día a día”, sí tiene clara una idea: “La polarización no sale de dónde se dice, se crea desde donde dicen que hay polarización”. Él, por su parte, avanza que en cuanto a presencia de políticos en esta nueva tanda de reportajes de Salvados, no necesitan contar con los primeras espadas de la escena política, puesto que la actualidad y los temas son los que mandan. “Sánchez y Feijóo ni están, ni esperan a Gonzo”.

Este domingo se estrena la temporada de 'Salvados', y juega el Celta. ¿Qué te pone más nervioso?

[Risas] Me pone más nervioso el Celta, porque no lo controlo y no sé lo que va a pasar. En Salvados sé lo que va a pasar, porque sé lo que tenemos y emitimos. Voy más tranquilo. Particularmente este domingo, porque el programa me gusta mucho. El Celta, si fuera el entrenador o jugase, tendría más control y menos incertidumbre. Lo que me pone nervioso es el Celta como un niño pequeño. Y hasta cuando ganamos, ¡es que hay que joderse!

Controlas el contenido del programa, pero no la reacción ni el dato. ¿También da tranquilidad que la directora de entretenimiento, Carmen Ferreiro, anuncie la intención de hacer muchas más temporadas de 'Salvados'?

La incertidumbre ante el dato te puede quitar horas de sueño si no estás convencido del programa que has emitido. Si estás convencido del programa con el que estrenamos, y el dato sabemos que no nos va a dar ningún problema, igual es lo de menos. Es mucho más difícil tener repercusión que tener dato. Mucho más difícil hacer un programa que te dé prestigio que uno que te dé dato. Joder, a veces queda mal echarse flores, pero tengo que hacerlo esta vez, porque el curro que ha hecho el equipo es brutal. Hasta donde hemos llegado para contar esta historia no había llegado nadie, y no había llegado gente que lo había intentado mucho. Es llegar a que la familia confiase en nosotros para ser el lugar en el que hablasen y el programa al que le facilitasen toda la documentación que tenían, todas las cosas que dejó escritas Mari durante los últimos años de su vida, cuando vivió el calvario.

Sería muy injusto con nosotros mismos estar jodidos el lunes cuando hemos hecho ese esfuerzo. Estamos en un programa que tiene catorce emisiones por delante, la temporada es muy larga, el dato no solo depende de nosotros, sino de muchas otras cosas... Lo importante del programa sabemos que lo tenemos: es calidad, una buena historia, contada con mucho respeto a sus protagonistas y también al espectador, y con un estilo narrativo que ya veréis, es muy agradecido y hace que te quedes pegado a la pantalla.

Es mucho más difícil hacer un programa que te dé prestigio que uno que te dé dato

Tu primera entrega como presentador de 'Salvados' iba sobre abusos sexuales. Ahora abres otra temporada con otro tema muy relacionado. ¿Te da cierta impotencia tratar temas que no tienen solución o siguen enquistados?

No, al contrario. Si hemos hecho esto es porque se tiene que seguir haciendo, como equipo que trabaja con estilo periodístico, hay que contarlo. Lo que pensamos es cómo podemos hacerlo para que tenga todavía más impacto que la otra vez. ¿Que la otra vez no acabó de surgir? Estas cuestiones no se arreglan de un día para otro. El terrorismo machista no es una cuestión de convencer, sino de reeducar. Un cambio así no se consigue en una o dos generaciones. Impotencia por seguir hablando del tema, no. Si hay una realidad en este país llamada abusos sexuales en el trabajo, lo que me da impotencia no es que haya tarados mentales como el agresor de Mari, porque es inevitable; lo que me genera impotencia es que haya una empresa como el CSIC que ante el primer aviso no haya puesto todos los huevos en la cesta para proteger a nuestra trabajadora. Eso genera impotencia. Y eso nos ha hecho cargar más las tintas sobre la empresa, que por cierto no ha querido hablar. Por algo será.

Quien calla otorga...

Yo quería ir a hablar con la directora del CSIC. ¿Que no quieren hablar? Pues es lo que va a quedar. Cuando la gente vea el programa y escuche todo lo que se escuchará... ¿La empresa no ha querido decir nada? ¡Uf! Pues es lo que hay, y eso sí me da impotencia. Y más que eso, me pone de mala hostia. Con lo fácil que debería ser vivir en un mundo más tranquilo donde la gente se pueda sentir segura. No es difícil. Insisto: agresores los va a haber siempre, es inevitable. De cada 100, dos salen mal, y hay que convivir con eso. Pero los otros 98 podemos hacer algo más para que no estén delante de gente a la que poner realmente en riesgo, para que no sean personas socialmente aceptadas, que no estén en un equipo de trabajo, para hacer ver a sus compañeros que las gracias que les ríen no son aceptables. Ahí sí se pueden hacer cosas.

Subrayaste durante la rueda de prensa el empeño de este año por hablar con los protagonistas. En casos como el de la primera entrega, ¿te sientes como un punto de desahogo para las protagonistas? Evidentemente ese dolor no desaparecerá, pero les puede ayudar verbalizar.

Sí, evidentemente. Esto es así. Vivimos de la gente que quiere hablar. Pero cuando vienen a desahogarse, ahí también hacemos nuestro trabajo y les decimos que no es la mentalidad con la que hay que venir, porque el desahogo conlleva algo de revancha. Trabajamos de manera que entiendan que solo con contar lo que ha pasado, sin pullitas ni indirectas, simplemente con la verdad, la gente recibe el impacto de lo que han vivido. Y además, cuando una persona te cuenta una realidad así, desde el alma y la dignidad, siempre queda mejor que desde la venganza o la revancha. Muchas veces nos encontramos con gente que lo que quiere es desahogo y revancha, y el trabajo que hacemos es dejar claro que lo hay que buscar es que se haga justicia, que se sepa y que la consecuencia es que alguien decida que igual tenemos que hacer algo. Pero sí, nos damos cuenta de que para mucha gente por fin alguien los hace caso. Esa frase la escuchamos bastante.

Has dicho que intentabas comprender la evolución de espectadores y la televisión. ¿Alguna conclusión al respecto?

Sí... La cultura audiovisual de 2024 no tiene nada que ver con la que había en 2005, cuando llego en televisión. Hoy nos comunicamos a través de vídeos. Hoy la gente sabe generar un relato narrativo, audiovisual, sobre todo la más joven. No la puedes engañar. No puedes no hacer un montaje veloz en vez de con ritmo, porque se dan cuenta. No saben a lo mejor la teoría, pero se ve tanto y nos comunicamos tanto por el audiovisual que todo el mundo está mucho más formado. Por eso veo un mérito tremendo que un programa que empezó con una cultura audiovisual distinta en nuestra sociedad, 17 años después no solo siga emitiéndose sino llamando la atención, que cuando haces una promo la gente diga: 'Estos tíos son la hostia'. Por eso, cuando se habla de respeto al espectador también es saber que el espectador es una persona formada, por lo menos en lenguaje audiovisual.

Como espectador de la primera entrega, ¿qué debe ser el nuevo CQC?

No soy la persona que debería contestar esta pregunta. No tengo ni puta idea de lo que debería ser cualquier programa que no sea Salvados. Todavía hay gente que sabe de televisión muchísimo más que yo. ¿Quién soy yo para decirle lo que deben hacer? Como espectador, como tengo la suerte de ser amigo de los que lo hacen, cuando haya algo les llamaré y se lo diré. Como director y presentador de Salvados no soy nadie para hablar o recomendar a ningún otro programa. No tengo ni idea respecto a cómo tienen que hacer otras cosas. Y soy muy sincero. A mí me jodería mucho que hubiera una entrevista en la que alguien dijera que Salvados debería ser... No lo hace Jordi [Évole], que era el presentador y sigue siendo el productor ejecutivo... En eso somos muy respetuosos. Sé lo difícil que es sacar un programa adelante. Nunca me meteré en camisas de once varas hablando de otros programas.

'CQC' va a volver, y su primera emisión se remonta a 1996. 'Salvados' va a cumplir 17 años, y 'El Intermedio', donde también estuviste, lleva ya 18. ¿Qué te dice eso sobre su vigencia, pero también sobre tu carrera?

Pues sobre los programas lo dice el propio dato. Son leyendas de la televisión: CQC, El Intermedio y Salvados. Y que haya trabajado en los tres solo puede hacerme sentir dos cosas: la primera es privilegio, y la segunda es orgullo. A veces me dice mi madre: 'Jo, quiero verte recibir un premio'. Pero, mamá, ¿qué mayor privilegio hay que haber trabajado en los tres programas de televisión que más me han gustado desde que tengo uso de razón? ¡Hostia! Sin haber trabajado en televisión, me escogieron como reportero de CQC, después trabajé con El Gran Wyoming durante nueve años, un programa que lo petó y flipábamos con la repercusión que teníamos. Y de ahí me vengo al mejor programa de reportajes que ha habido en la historia reciente de la televisión en España. ¿Cómo me voy a sentir? Que soy un privilegiado. E intento aprovechar todo esto y que no se me suban los humos, porque esto se ha conseguido teniendo los pies en la tierra y trabajando, no de ninguna otra manera. Ni con un representante que negocie guay... No, lo he conseguido currando. Miro para atrás y es lo que te decía que siento: orgullo y privilegio. Porque si no hubiera trabajado en estos programas, no sería el periodista y el reportero que soy ahora. He trabajado con los mejores y he aprendido de los mejores.

Una vez me dijo algo un colega... y podía hacerlo. Igual que hay fotos de Harrison Ford que me hacen mucha gracia, con una camiseta donde pone “Yo soy Han Solo y soy Indiana Jones”, un colega me dijo que igual podía hacerme una camiseta: “Yo soy el único que ha hecho CQC, El Intermedio y Salvados”. Y eso me lo voy a llevar a la tumba con mucho orgullo.

No existe polarización en los programas de TV, la hay en los que analizan los programas

Son programas que se apoyan mucho en la política para hacer humor. A los periodistas que estáis muy pegados a la actualidad siempre os preguntamos por la politización, la polarización... Viendo lo que ha pasado con Broncano y Motos, ¿crees que la polarización y politización han llegado también al entretenimiento?

Voy a ser muy sincero: la polarización creo que no sale de donde se dice. Se crea desde donde dicen que hay polarización. No existe polarización en los programas de televisión. Existe en los que analizan los programas de televisión, en los tienen que sacar un rendimiento hablando de los programas de televisión sin hablar de su calidad. Ahí está la polarización, y este mensaje me lo llevo también a la tumba. Somos responsables los medios de comunicación. Pablo Motos hace un programa, nuestros compañeros hacen otro, todo el mundo hace programas porque es su trabajo. Las interpretaciones que se quieran hacer ahí fuera no tienen que ver con la realidad del día a día. No creo que sean términos asociables a dos programas de televisión. No viene de ahí. Somos trabajadores de un sector, nada más. Lo que quieran utilizar los demás es su problema. No quiero entrar en ese trapo, porque no alimento esas historias que no tienen que ver con el día a día. Lo digo de verdad.

Hablaba Carmen Ferreiro de entrevistas emblemáticas que también tendrá esta temporada de 'Salvados'. ¿En cuanto a Sánchez y Feijóo, no están y no se les espera, no están y se les espera? ¿Cómo está ese punto?

Mi experiencia es al revés. Sánchez y Feijóo ni están, ni esperan a Gonzo. No hemos intentado tener esa entrevista en mogollón de tiempo. También llega un momento en que uno tiene su dignidad. Dices: 'Hostia, ¿necesitamos este año tener a tal? Pues igual no'. Vayamos según lo que marca la actualidad. ¿Tenemos a algún político en cartera? Lo tenemos, pero porque hay que tenerlo, porque es protagonista de la actualidad. En lo demás, ¿no son protagonistas? Pues entonces hablemos con los protagonistas, que son los personajes y personas que componen el elenco de esta temporada de Salvados.

El año pasado de hecho lo vimos. Creo que solo tuvimos entrevistas políticas a García Page y a Junqueras, y lo que hicimos fue sentarlos con gente, no sentarlos delante de mí y hacerles una entrevista clásica. Con gente. Ahí también queríamos dejar una especie de idea de lo que pretendemos. Para un político es más fácil una entrevista con un entrevistador porque están preparados para ello. Pero cuando la gente te dice que esa decisión que tomaste me significó eso, ya es más difícil la respuesta. Además, suele ser más útil para el público que la que va a dar a un periodista que está preparadísimo el argumentario por gente superformada y supertalentosa. Hostias, decirle a un señor como Junqueras que no le quería decir la verdad... Ahí hay cosas que como espectador y periodista me entretienen mucho más.