Raúl Santamaría, el 'Mozo de Arousa' diputado del PP en Galicia: “¿Rueda o Feijóo? Me mojo y me quedo con Alfonso”
“Quién-–conduce–autobús–Galicia–¡Rueda!”. Los más avispados ya lo habían visto, un par de meses antes, sentado detrás de Alberto Núñez Feijóo en un mitin del PP, pero fue justo hace un año cuando el vídeo navideño de los populares gallegos descubrió al gran público la faceta política de uno de los Mozos de Arousa, los famosísimos concursantes de Reacción en Cadena. Poco después de coprotagonizar aquel trailer de la precampaña —se publicó apenas 24 horas después de convocar el adelanto electoral—, Alfonso Rueda no tardó en hacer oficial el fichaje de Raúl Santamaría como su número siete por Pontevedra para el Parlamento de Galicia. Tras meses compatibilizando la Cámara autonómica con las cámaras de Telecinco, Raúl encara ahora una etapa centrada solo en su labor como diputado. Pese al “palo” de quedarse sin dar las campanadas en la cadena amiga, los Mozos se consuelan con ser profetas en casa y protagonizar las de Vilagarcía, feudo socialista en el que Raúl no descarta optar en un futuro a la alcaldía.
Raúl atiende a elDiario.es por teléfono desde Madrid, donde este martes tenía un compromiso. Cuando lo cerró, no esperaba que, a estas alturas de diciembre, los Mozos de Arousa habrían sido eliminados de Reacción en Cadena después de más de 400 programas. Se fueron para casa con el segundo premio más alto de la historia de la televisión en España —“el primero sin tener un bote al que poder optar”, puntualiza—: 2.630.177 euros. Cuando empezaron, el más optimista de los tres, Bruno, confiaba en que llegarían a unos 10.000 euros por cabeza...
Tras el reparto y los impuestos, cada Mozo se queda con algo más de 460.000 euros, más o menos la mitad de lo ganado. Así que después de leer varios titulares contradictorios sobre qué les parece esa labor recaudatoria, toca preguntarle a Raúl, con el peso de su condición de cargo electo. “Es cierto que todos tenemos que contribuir, que se supone que los impuestos son para una buena causa, pero que Hacienda se lleve la mitad de un premio de un concurso me parece un poco excesivo”.
Al arousano se le escapa una risa cuando se le recuerda que eso suena a la tesis thatcheriana que gusta tanto en su partido, la de que el dinero, donde está mejor, es en el bolsillo de los ciudadanos. Él se esfuerza en aclarar que se refiere solo a este caso concreto: “Si te toca la lotería te quitan un 20%. En cambio, en un concurso de televisión, que es algo similar, aunque no estás cotizando, sí cuenta como un rendimiento del trabajo”. Para él, esa diferencia es “incongruente” pero, como era algo que sabían desde el principio, “nos íbamos mentalizando”.
Campanadas a mediodía
El salto a la política gallega de este profesor de primaria de 26 años podría parecer un puro artificio mediático, pero él afirma que la televisión lo único que hizo fue darle “visibilidad” a su trayectoria. Desde los 18 años preside las Nuevas Generaciones del PP en Vilagarcía (38.000 habitantes) y allí llegó a concejal en 2022. Pese a su juventud, ya hay quien lo señala como potencial rival del socialista Alberto Varela, regidor desde 2015 y actual presidente de la Federación Galega de Municipios e Provincias (FEGAMP), entidad controlada por la izquierda gracias a su poder local y contrincante habitual de la Xunta.
Él, de momento, se deja querer. “Siempre dije que estoy a disposición del partido, la política local me encanta, me encanta... porque lo vives. No sé si eso [la candidatura] pasará a corto o a medio plazo, o si nunca surge la oportunidad, pero, desde el puesto que sea —de uno, de dos o de tres, desde la oposición o desde el gobierno— intentaré hacer lo mejor por Vilagarcía”.
Insiste una y otra vez en que no le gustan “la confrontación ni las rencillas”, pero en la política local arousana no faltan. En su X (antes twitter), el primer post político que aparece –tras una docena protagonizados por su faceta televisiva– es un vídeo del PP local abandonando el pleno municipal en protesta “por la limitación de participación de la oposición y las constantes faltas de respeto”. Ese clima no impedirá que Raúl, Borjamina y Bruno den las campanadas de fin de año en la localidad. Como manda una tradición que ya ha cumplido el cuarto de siglo, allí las uvas se toman a las 12 del mediodía.
“Es cierto que hasta ahora la relación [con el alcalde] fue de aquella manera, pero de unos meses para aquí es bastante buena”. Recuerda que los vecinos ya se extrañaban de que no diesen el pregón de la Festa da Auga ni de San Roque —las multitudinarias celebraciones de agosto—, algo a lo que ellos siempre se mostraron “dispuestos”. “Ahora que dan el paso [de invitarnos], nosotros vamos encantados”.
Será un premio de consolación —“con nuestra gente, muy guay”— tras el disgusto por no dar las campanadas en Telecinco. “Fue un palo, sobre todo por las formas: teníamos un acuerdo verbal cerrado y de repente nos dicen que no”. Parafraseando el clásico futbolero, uno de los argumentos que más escucharon fue que la tele es así. “Pues si la tele es así, te quita la ilusión de seguir en ella”. Aunque a Raúl le duele otra ilusión: “la de las familias que nos vieron durante año y medio cada tarde y que ese día querían cerrar un círculo con nosotros”.
La parte invisible
Raúl se refiere siempre al presidente de la Xunta por su nombre de pila. Asegura que ya tenía “muy buena relación con Alfonso” cuando lo llamó para contar con él en las listas. “No fue una decisión fácil”, afirma, y no solo porque “la política que me llama, la que siempre me llamó es la local, en la que puedes solucionarle un problema en cuestión de horas o de días a la gente”. También por la “responsabilidad” con sus compañeros y el programa. “Me dijo que no me preocupase, porque no me iban a poner problemas”. Y así fue. Unos y otros se adaptaron —las grabaciones evitaron coincidir con los plenos del Parlamento y, en las comisiones, lo sustituían sus compañeros—, solicitó solo media dedicación como diputado y compatibilizó tele y política hasta su inesperada eliminación.
“Lo bueno de la política es que puedes trabajar a distancia”, señala mientras recuerda cómo gestionó desde Madrid, entre hoteles y grabaciones, uno de los asuntos de los que se siente más orgulloso de su tiempo en política: la mejora de la dotación de profesorado en un centro de educación especial de su ciudad. Una situación que considera “excepcional”, aunque los números dicen que fue más que habitual en el arranque de este curso en Galicia.
Esa gestión es la “parte bonita” de su trabajo, “la que no se ve”. “Mucha gente piensa que no hacemos nada, que no intentas hacer nada”. Sin embargo, “para que algo puntual se lleve a cabo tiene que escalar a muchísimas personas”. Él recuerda cómo fueron aquellas jornadas: “Llamas a alguien de arriba, te dice que es difícil, vuelves a llamar al centro, tienes que seguir presionando y apretarles... muchas llamadas, pensar muchas ideas y muchas propuestas”. Posibilidades de un diputado del partido del gobierno que estaban más allá del alcance de un concejal de la oposición: “Te permite solucionar problemas a una escala mayor de la local, te da un plus para llegar a decisiones más altas”.
En el Parlamento, forma parte de las comisiones de Cultura y Educación —por su ámbito profesional— y también de la de Pesca, que tiene gran importancia en la ría de Arousa, “sobre todo el marisqueo”, además de sus conexiones familiares, desde la localidad de Vilaxoán: “Mi padre y mi abuelo trabajaron en el mar”. Ahora, no descarta ampliar su ámbito de actuación. A partir de enero, cuando se solucionen los últimos “flecos” de su paso por la tele, su dedicación al Parlamento será “total”.
“Quiero descansar de la televisión después de año y medio y centrarme en la política”. Eso no quiere decir que renuncie a alguna aparición puntual. Por ejemplo, la próxima semana, los Mozos da Arousa serán los invitados de Land Rober, el late night de mayor audiencia de la TVG, ese en el que Alfonso (Rueda) lanzó su precampaña junto al Combo Dominicano, otros de los invitados a subirse a su bus en el vídeo navideño. Después del actual presidente de la Xunta, su predecesor –Feijóo– y el alcalde de Vigo, Abel Caballero, Raúl se convertirá en el cuarto político en activo en pintar a mona en el programa de de Roberto Vilar.
Antipolítica y líneas rojas
“Yo soy de los que, cuando deja a un lado el traje de político, no tengo problemas con nadie”. Raúl ve lejos de Galicia la polarización de la política estatal y lo atribuye a la estabilidad que generan las continuas mayorías absolutas del PP en el Parlamento. “La gente sigue apostando por él, Vox no entra en ningún ayuntamiento ni aparece por la Cámara”. Y eso que “cada vez es más difícil tener una mayoría absoluta”. La obtenida en febrero por el PP gallego fue “especialmente complicada”, ya que eran “las primeras elecciones sin una figura tan importante como la de Feijóo”.
“Se sacó un resultado muy bueno, que creo que ahora con el trabajo de Alfonso, un presidente diferente a lo que la gente se imaginaba, vamos a mantener mucho tiempo”. ¿Se atrevería a mojarse entre Feijóo y Rueda? “Me mojaría: yo te diría Alfonso, porque tengo la suerte de conocerlo, de trabajar con él. A Feijóo lo veía como el líder del partido en Galicia y ahora como el líder a nivel nacional, donde creo que sería un buen presidente del Gobierno y espero que lo sea pronto. De Alfonso conozco su forma de trabajar, de hablar con la gente, el equipo que tiene... así que, si me tengo que quedar con uno de los dos, me quedo con Alfonso”.
Esa estabilidad que proporcionan las mayorías absolutas del PP es, para él, “muy diferente” a la que vive el Gobierno central, forzado a aceptar “no voy a decir chantajes [un término que sí usó en campaña] pero sí presiones para poder gobernar”.
Y esas “rencillas” fueron las que también sufrieron sus compañeros del PP en las comunidades donde decidieron pactar con Vox, hasta una “ruptura” debida a las diferencias sobre la inmigración. Raúl tiene claro que “a la hora de negociar hay líneas rojas que no se deberían cruzar; a veces se cruzan y hacen que los gobiernos se rompan”, indican mirando hacia Francia.
Esas líneas rojas, para él, son las que “atentan contra la labor social, contra la sanidad que es, con la educación, un pilar de cualquier gobierno... atentar contra los derechos de las mujeres, la gente LGTBI, los niños, los mayores...”. Y, de nuevo, lo lleva hacia lo local, como si el concejal le ganase la partida al diputado: “lo primero es la gente y su bienestar, luego ya vendrán ideas de ciudad, de construir...”.
Raúl es consciente de que no se ajusta al retrato típico de un político conservador. “Hay mucha gente que me dice '¿cómo estás en el PP si tus ideas parecen de otro partido?'. Yo les digo que no, que dentro de un partido, dentro de unas ideas, hay muchas formas de pensar. Tampoco estoy de acuerdo en que el PP esté en contra de lo social”. Lo que le hizo “decantarse” por los populares fue la economía: “apostar tanto por lo privado como por lo público, apoyar a los autónomos y a los empresarios, que son los que generan riqueza... en esos valores estoy mucho más del lado del PP”.
También sabe que, a su edad, no es habitual inclinarse a la derecha, pero prefiere ir un paso más allá. “Ya dedicarte a la política en sí a mi edad es raro”. Cree que a los jóvenes la “confrontación continua” les provoca “un rechazo” que su generación tendrá que combatir. “Meterte en política es positivo, seas de un partido o de otro, para intentar cambiar la forma de utilizar la política”.
“Parece que el PP es de gente mayor, pero para tener una mayoría como la que tenemos en Galicia, te tiene que votar todo el mundo”. Se queda con las iniciativas del gobierno gallego hacia los jóvenes: las matrículas universitarias gratuitas —la propuesta estrella de Rueda en la última campaña, tras rechazarla varias veces a iniciativa de la oposición—, el transporte gratuito o las ayudas al alquiler. “Que se apueste por la juventud y se tengan en cuenta las ideas de los jóvenes, porque somos el futuro pero también el presente”.
A él, que empezó en los clubs de debate en el instituto, la “política buena” le parece la de “confrontar ideas, opiniones y llegar a conclusiones entre todos”. “No me gusta el populismo, el y tú, más o el utilizar a la familia o cosas personales para hacer daño”. Entiende que ésa es la causa tras la antipolítica o la abstención en las elecciones. Y deja un mensaje preocupante: “Tenemos que intentar cambiar esta imagen entre todos los que nos dedicamos a la política. O lo conseguimos o esto va a acabar mal”.
El “toque de atención” del presidente del Parlamento
“En la política voy a estar mientras pueda aportar”, asegura antes de recitar: “si no aportas, aparta”. Cuando eso pase, le espera su auténtica “vocación profesional”: la docencia, aunque de momento las oposiciones van a tener que seguir aguardando. Tras dar clase durante un trimestre en el mismo colegio concertado donde estudió, para cubrir una baja, tuvo claro que había escogido “el camino adecuado”.
“Eso es lo importante: que cuando llegues a casa te sientas realizado y que al día siguiente tengas ganas de volver”. Algo que aún le pasa con la política. “Cada vez que puedo ayudar a la gente o, al menos, intentarlo, es un chute de energía. Otros días no lo consigues y te frustras, pero solucionarle un problema a alguien te da todo lo que te quitan otras cosas”.
Hasta ahora, ha podido presentar en el Parlamento iniciativas referidas a su ciudad y a la comarca de O Salnés: la estación de tren, asistencia a la discapacidad, la situación del cuartel de la Guardia Civil, del centro de salud... Ahora, con la dedicación plena, espera sumar muchas otras. “Las que nos traslade la gente”.
En estos meses ya ha intervenido desde su escaño –situado en la última fila del hemiciclo, frente a las cabinas de radio– y también en varias comisiones, pero aún no desde la tribuna. La única vez que se subió allí fue para un vídeo promocional de Reacción en Cadena. Eso le supuso un tirón de orejas del presidente del Parlamento, su compañero de partido, Miguel Santalices, quien recordó al grupo que el uso de esas instalaciones es solo “institucional”.
“No sabía que no se podía y tampoco me dijeron nada desde el partido”, se excusa, amparándose en su condición de novato. “No se usó de manera partidista, que es lo que está prohibido”, sino que desde el programa “intentaron sacar un chascarrillo”. Considera la advertencia –remitida al portavoz parlamentario del PP, Alberto Pazos– “un toque de atención”. De todas formas, no le asusta debutar allí de verdad: “La tele te da unas tablas para trasladar mejor las ideas y no ponerte nervioso”.
Para cerrar, pedimos a Raúl un logro concreto, un resultado que le permitiría sentirse satisfecho con su trabajo al finalizar la legislatura. Tras unos segundos de silencio, admite: “Me pillas un poco”, pero no tarda en encontrar la guía. Si bien empieza apostando por la continuidad del proyecto popular —“seguir en la misma línea”—, inmediatamente fija la meta: “hay que mejorar muchísimo en sanidad, bajar mucho más las listas de espera de atención primaria”, que alcanzan semanas en algunas áreas sanitarias. Quizá pensando en lo duro que puede quedar el mensaje hacia los suyos, añade: “...tanto en Galicia como a nivel nacional”.
Por completar la dupla sanidad y educación, el diputado suma otro propósito en este ámbito: “seguir reduciendo la ratio profesor–alumno”. Un poco de contexto: en octubre de 2023, la Xunta firmó un acuerdo en este sentido con los sindicatos minoritarios que, según las centrales, no se ha cumplido, por lo que valoraban llevarlo a la justicia. Como respuesta, la Consellería les propuso blindarlo en la ley de acompañamiento de los presupuestos. Aun así, al igual que la reducción de la espera en primaria —“tenemos que conseguir las citas no para el día siguiente, sino de la mañana para la tarde”— le sirve como objetivo para concluir: “Esto es lo que hace que yo esté en política”.
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