'Banshee' 3x10 Review: así se despide su mejor temporada
Por Marta AiloutiMarta Ailouti
Lo malo del mes de marzo es que termina 'Banshee'. La serie, que empezó como las mejores relaciones, sin creerse demasiado ni tomarse muy en serio, se despide de nosotros hasta el próximo enero con We All Pay Eventually, un buen broche final para esta espectacular tercera temporada con muy pocos capítulos por debajo de una media de sobresaliente o, al menos, de notable alto.
La ficción de Cinemax ya no tiene nada por lo que avergonzarse y sí mucho de lo que presumir. Con un exceso de personalidad, fiel a sí misma, alguien debería colgarle de una vez la medalla de mejor serie de acción de toda la actual parrilla televisiva. Pocas manejan el entretenimiento y el espectáculo tan bien como ella. Y en su último episodio hasta la fecha, el número treinta, como era de esperar, ha habido un poco de todo. Una mezcla de locura. Balas y lágrimas. Y ese precio que al final, todos acabarán, y acabaremos que reza el título, pagando.
(¡Cuidado SPOILERS!)
No habrá paz
Hace tiempo que Banshee, el lugar pero también la serie, debería llevar un subtítulo, más bien una advertencia, con forma de película española: 'No habrá paz para los malvados'. No la hay, en realidad, para ninguno de sus personajes, que terminan su tercer años casi más hundidos que tocados. En especial Lucas Hood.
Al falso sheriff, que se maneja como pocos en las distancia cortas, hace tiempo que no le vemos pelear con esa sonrisa desafiante en la boca a la que nos tenía acostumbrados. En realidad, nada de lo que hiciera desde la muerte de Siobhan le ha quitado ese poso de tristeza en blanco y negro que viéramos ya en We Were All Someone Else Yesterday (3x06), y que nos trajo, por unos minutos, al verdadero Lucas Hood de vuelta. Tampoco lo hicieron la venganza de Chayton en su viaje a Louisiana (3x08), ni el atraco al campamento Génova (3x07) que nos dejó aquella otra escena de acción técnicamente impecable y que provocó, a su vez, otras consecuencias algo previsibles para la ficción.
Génova y Filadelfia, dos realidades paralelas
Y es que, que Stowe no se quedaría con los brazos cruzados después de que le robaran su dinero era, al menos, de esperar. Su reacción, como vimos en el capítulo anterior, se salda con el secuestro de los tres a los que ha conseguido identificar por el momento. El cuarto, como ya sabemos, no es otro que el brazo armado de la ley. Es así cómo descubre que el sheriff es en verdad un ladrón. O como bien matiza Hood, lo que no es, en realidad, es un sheriff.
Así las cosas, ninguno de nosotros, tampoco ellos tres, teníamos dudas de que él acudiría al rescate. Pero es Job el único que teme que no sea suficiente. Al fin y al cabo, los únicos amigos con los que Lucas puede contar son precisamente los tres que están allí. La respuesta viene de una de esas alianzas inevitables e inesperadas que se marca 'Banshee' de vez en cuando y tiene nombre de fiscal. Y lo hace con ese maravilloso plano que deja a los dos antagonistas cargando sus armas en el bar de Sugar, y que da paso a su vez a uno de esos montajes fabulosos que se le dan tan bien a la ficción donde se intercalan de manera paralela la toma al campamento Génova, por parte de nuestros protagonistas, y a la sede en Filadelfia de Frazier, al que Proctor ha jurado venganza, por parte de éste, Rebecca, Morales y Burton.
Al final todos pagamos
La intervención de Gordon, no obstante, será el pretexto necesario para que este abandone por la puerta grande y como un héroe nuestro rincón de Pensilvania, y lo haga en brazos de la que es aún su mujer, después de salvarle la vida a ella y al propio Hood, en uno de esos golpes que dejará a Ana-Carrie, Deva y el desaparecido Max, completamente tocados. Ya advertí que no habría paz.
Decimos adiós, por tanto, a este personaje un tanto irregular que en su despedida nos ha dejado muchos grandes momentos. Pero también al desequilibrado y temible Stowe. Nadie construye malos tan bien como lo hace 'Banshee'. No importa a qué velocidad los queme después, porque con ella siempre existen garantías. Y esto, señores, es un auténtico lujo del que no todos pueden presumir.
Como muestra, ahí está el extravagante y algo psicópata Héctor Morales. Y es que, sin que apenas fuéramos conscientes, ambos, él y Frazier, se han estado disputando el papel de próximo villano durante este tiempo. La balanza se ha decantado por el diablo, en palabras del segundo, que acaba decapitado a manos del salvadoreño, con la catana que el propio Proctor le había regalado horas antes.
Kurt Bunker: Nadie puede escapar de su pasado
Por su parte, quizás la trama que más desentone con el hacer general de este último episodio sea la que tiene que ver con Kurt Bunker. El que fuera nazi, ahora arrepentido, es uno de las mejores noticias que nos ha traído esta tercera temporada, sin embargo, da la sensación de que esta historia hubiera encajado algo más en cualquier otro momento que en esta season finale.
Sea como sea, lo que nos tiene que contar este personaje es tan potente y su interpretación tan perfecta, bravo por Tom Pelphrey, que poco importa que su momento resulte un poco forzado. Y es que, el drama de Bunker es, en realidad, el drama de 'Banshee'. Nadie allí puede escapar a su pasado. Aunque este sea su propio hermano, el frío y templado Calvin, y una hermandad, la de los nazis, con la que también se sintió identificado él durante mucho tiempo. Tanto que ahora, que siente miedo de lo que fue, no sabe dónde buscarse, porque las cosas horribles que hacemos siempre quedan. O al menos a él le siguen doliendo sus tatuajes. Lo que desconoce por el momento es que pronto habrá quien le ponga solución a esto último, soplete en mano, en una escena al más puro estilo 'Sons of Anarchy'.
Un viejo amigo y un viejo enemigo
Sin embargo, la consecuencia más grande de todo el episodio, y de vistas al próximo año, probablemente sea el doble secuestro de Job casi al final de We All Pay Eventually que, bajo la impotente mirada de nuestro protagonista como testigo, se eleva a lo lejos en un helicóptero. Pocas veces 'Banshee' echa la mirada hacia atrás y escarba en la vida de Lucas Hood, como lo ha hecho en sus dos últimos capítulos, en parte propiciada por el distanciamiento con su amigo más íntimo y más antiguo.
De ellos dos, y de la historia de cómo se conocieron mientras huían de la misma persona, nos llega el nombre por primera vez de Dalton, el que suponemos será el nuevo Rabbit de la nueva temporada. Un exmilitar con ciertas dotes de persuasión que sabe más del ahora ex-sheriff de lo que nosotros hemos logrado averiguar en los últimos tres años. Desde su paso problemático por el ejército que a punto estuvo de valerle un consejo de guerra hasta los nombres de sus padres, Dennis y Catherine, y su pasado amargo y oscuro con un historial de malos tratos paternos, palizas y visitas al hospital que acabaron con la muerte de su padre a manos del propio Hood.
Se puede intuir, por tanto, la importancia de Job, The Job como le llama su fan-secuestrador Leo, que siempre ha estado ahí para él, en una relación que a veces ha parecido ciertamente asimétrica. Sin embargo, y a pesar de que hay mucha información de por medio que desconocemos, de lo que no cabe duda es de la lealtad y de la honesta amistad que ambos se profesan. El dolor en el rostro de Lucas, que entrega su placa al terminar el capítulo, es más que obvio. No hay modo de saber dónde, ni quién, ni cómo traer al hacker de vuelta. Y eso es demasiado para él por ahora.
Un nuevo e inesperado amigo
Hay muchos detalles cuidados en el broche final de 'Banshee', especialmente ese cierre con Proctor y Hood -cuyas vidas, e intento fallido de redención, han dibujado una paralela perfecta esta temporada -, sentados bajo un mismo plano en la puerta de casa de este. Estoy por completo convencida de que ambos no durarían en matarse si tuvieran oportunidad y, sin embargo, hay algo que les une de un modo irremediable el uno al otro y que se traduce en ese suave reproche que le lanza el amish a Lucas por haberle abandonado a su suerte la última vez que se vieron. Un pacto entre caballeros, o tal vez entre villanos, cuyo sello podría ser perfectamente esa medio sonrisa que se asoma en Kai cuando se entera de que Hood ha renunciado al fin a su cargo de sheriff. ¿Tendremos nueva y definitiva alianza? ¿O solo se alegrará de no tener en contra al único hombre que sabe que podría acabar realmente con él?
Me temo que habrá que esperar demasiado para responder a estas y otras cuestiones. Si la serie sigue creciendo la próxima entrega, aún con ocho capítulos (dos menos de los que nos tienen acostumbrados), puede ser épica, legendaria que diría Barney Stinson. Mientras tanto, os dejo el espectacular tráiler que se hizo para promocionar su tercera temporada, ¿qué opináis? ¿Cumplió o no cumplió con vuestras expectativas? Mi respuesta es que sí. ¿Y la vuestra?
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Por Marta AiloutiMarta Ailouti
Lo malo del mes de marzo es que termina 'Banshee'. La serie, que empezó como las mejores relaciones, sin creerse demasiado ni tomarse muy en serio, se despide de nosotros hasta el próximo enero con We All Pay Eventually, un buen broche final para esta espectacular tercera temporada con muy pocos capítulos por debajo de una media de sobresaliente o, al menos, de notable alto.