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'Emerald City' 1x04 Review: La familia crece

Por Alberto Rodríguez

Con cada capítulo nos adentramos más en la historia de este nuevo y sombrío Oz, y se consolida mi confianza depositada en esta ficción. La aparición de dos nuevos personajes promete poner patas arriba este endiablado tablero de ajedrez en el que todas las miradas apuntan a Dorothy, mientras el universo mágico se prepara para que le ocurra ‘lo más grande’: la vuelta de la Bestia Inmortal.

(¡Spoilers, muchos spoilers, tantos como baldosas amarillas!)

Bienvenido, hombre de hojalata

¿Quién le iba a decir a Jack – abandonado por Tip después de que ésta le arrojara accidentalmente al vacío- que viviría un proceso similar al experimentado por Anakin Skywalker cuando, pieza por pieza, fue convertido en Darth Vader? Y es que esa mesa de operaciones y las pintas de la supuesta médico –mandil y manoplas de podar incluidos- auguraban una labor más digna del profesor Frankenstein que del cirujano de la estrellas.

Empezamos cortando un poco de allí y otro de allá, y… ¡tachán! El cambio radical en el espejo nos mostró a nuestro nuevo hombre de hojalata. El fruto de un experimento real que pronto sería reclamado por su patrocinador. Pues si bien le dejaron bajo la tutela de Jane, la mujer que lo encontró tirado en la calle, en cuanto se hubo acostumbrado a su nuevo y metálico cuerpo, fue entregado a la princesa Langwidere –Lady Ev, para los amigos-, la hija del Rey.

Poco sabemos de este enigmático personaje, salvo que es caprichosa – de hecho se encaprichó de Jack en apenas unos minutos – y que siempre esconde su rostro detrás de artificiosos antifaces que cubren su cara con formas grotescas: demonios, formas abstractas, y ante todo, muchas lentejuelas. Sólo por su estética ya me encanta, y me pregunto qué planes tenga deparados para su nuevo juguetito de corazón irrompible –en palabras de su inventora Jane-, aunque Jack haya dejado claro que ha llegado un poco tarde para evitar eso. ¡Qué tierno!

Monja o prostituta

Éstas son las dos opciones que, como chica, dispone Tip para elegir. O al menos las que le ofrecen Glinda y West en el orfanato al que da a parar después de ser vendida por un caballero al cual conoció poco después de dejar abandonado a Jack a su suerte. Para ser justos, ella pensaba que lo había matado. Y el caballero que se ganó unas monedas con su venta, aunque la engañara, le salvó la vida impidiendo que se suicidara – o eso parecía cuando la encontró con media pierna fuera de la balaustrada del puente-, y le dio un destino mejor: ser discípula de la bruja del Norte o cortesana de la bruja del Este. Preferible a estar en la calle es, ¿verdad?

Pero es cierto que las perspectivas son bastante limitadas si las únicas opciones son ser una monja o una mujer de vida alegre. Es por ello por lo que nuestra Tip se decide por lo único valioso en esta tierra: el poder. Y ante las dos hermanas, está claro que la única a la que podrá convencer para que le enseñe es West, pues la inflexible Glinda no va a permitir de buen grado que haya otra más bruja que ella en la fiesta. Y menos esta fierecilla de melena enmarañada que da mojicones a cualquiera que le obligue a tomar un baño. Sin embargo, parece que compartir bañera con una West disfrazada le vino bien para reflexionar. Eso sí, el Mago prohibió expresamente el uso de la magia y la transmisión de ésta a otras generaciones. Por eso East no tenía aprendiz y Dorothy tuvo que convertirse en su sucesora sobre la marcha. ¿Qué pasará si el Mago se entera de estas clases clandestinas de nueva magia? Francamente, no creo que a West le importen las represalias lo más mínimo.

Frank ama a Anna

La historia de amor surgida entre el Mago y su mejor alumna progresa adecuadamente. Una vez rescatada de la mazmorra, reconocido su error y reconocido que, efectivamente, él no controla a los Guerreros Eternos, Anna le reconforta con un ‘ni falta que hace’. Y le otorga una revelación importante: esta vez la Bestia vendrá del cielo y tendrá un corazón. Señores guionistas, ¿se están refiriendo a Dorothy? ¿Pretenden ponernos un cebo o de verdad se trata de la muchacha venida de Kansas? Porque de ser así, ya tiene medio encargo hecho con haber puesto a Eamonn sobre su pista para asesinarla. Pero mira que si resulta ser su hija… ¿asistiremos al típico conflicto padre-hijo en el que el progenitor se debate entre herir a su vástago o anteponer sus sentimientos de padre a la causa? – de nuevo referencias a ‘Star Wars’.

Por lo pronto, Anna –la fantástica- le ha puesto el semáforo en rojo y le ha dejado claro que, aunque sus sentimientos afectivos hacia él fueran recíprocos, ella no puede dejar los hábitos. Así que Frank, más vale que te centres en tus asuntos diplomáticos y te acostumbres a verla con otros ojos. De momento, ya puedes ir quitándote esa manía de quedarte mirándola mientras duerme. Además, tienes otros temas más importantes que atender, como ese misterioso portal mágico que se abrió en la aldea de Nimbo, donde Dorothy encontró a Lucas. No sabemos a qué vino esa aparición, pero obligar al alcalde a poner al pueblo de tu parte – y en contra de las Brujas- bajo amenaza de muerte a su nieto… bien jugado.

Roan

Después de cuatro capítulos iba siendo hora de que el pobre Eamonn alcanzara de una vez a Dorothy. Lo que no contaba era con que Lucas la acompañaría. ¡Si se puso hecho un basilisco cuando vio que ella llevaba su espada, que hasta se le olvidó que tenía que matarla! En plena condena solemne posa su vista en la empuñadura de la espada de él y acto seguido interrumpe todo con tal de que la muchacha le diga su paradero.

Lucas aparece, claro está, porque el capitán la toma incluso con Sylvie, la niña con poderes de Medusa – ¡la cara que se le queda a Dorothy cuando descubre que ha convertido en estatuas de piedra a los extraños que intentaban secuestrarla!- que apareció de la nada en el bosque y que la pareja va a tener que adoptar de manera provisional, me parece a mí.

Eamonn se queda congelado, hasta el punto que les deja irse a los tres sin hacer nada, apenas articulando su nombre: Roan (me gusta más Lucas). Y cuando por fin reacciona, Dorothy saca su pistola y ¡pum!, al suelo. Pero sabía que esa armadura plastiquera con forma imposible le acabaría sirviendo de algo. Y así fue. Un perfecto chaleco antibalas que le permitió reponerse y fastidiarle el momento a la pareja de tórtolos, que por fin se ha decidido a darse su primer beso. Cada uno con un casco en la oreja – como un par de estudiantes en la biblioteca- labio con labio y de fondo la música del ipod. El manido cliché de mostrar en un tiempo medieval los milagros de la era moderna por medio de un reproductor de música. Un poco visto, pero bravo por el ‘besuqueteo’. Pero tras el magreo, como digo, Eamonn irrumpió en escena, separando al chico y la niña por un lado, y a la heroína por el otro, que dio a parar con el munchkin del primer episodio.

Que siga así la cosa porque vamos cada vez a mejor. Puede que en la próxima entrega conozcamos el pasado de Lucas -o Roan- y nos enteremos del papel de Lady Ev en el inmenso mundo de Oz. Y la hechicera que mantenía cautiva a Tip puede aparecer en cualquier momento para arruinarle la fiesta, ya que no llegó a morir. Así que continuemos avanzando rauda y velozmente hasta Emerald City. ¡Qué ganas de llegar!

Por Alberto Rodríguez

Con cada capítulo nos adentramos más en la historia de este nuevo y sombrío Oz, y se consolida mi confianza depositada en esta ficción. La aparición de dos nuevos personajes promete poner patas arriba este endiablado tablero de ajedrez en el que todas las miradas apuntan a Dorothy, mientras el universo mágico se prepara para que le ocurra ‘lo más grande’: la vuelta de la Bestia Inmortal.