'Emerald City' 1x06 Review: ¡Llega la guerra a Oz!

'Emerald City' 1x06 Review: ¡Llega la guerra a Oz!

Por Alberto Rodríguez

¡Cómo se pueden desmadrar tanto las cosas en cuarenta minutos! Amigos, la guerra acaba de estallar en Oz. Una guerra incipiente, gestada subterráneamente y delante de nuestras narices todo este tiempo. En este punto ya no se puede confiar en nadie. Bueno y malo son dos calificativos que ahora mismo no significan nada, pues aquí todo el mundo tiene sus oscuros secretillos y rema según sus intereses. Pero en cualquier caso, existen dos bandos claramente diferenciados y le toca a Dorothy, cómo no, elegir bien con cuál se queda. ¡Al final, la más legal va a ser West, la propietaria del burdel!

(Bomba de spoilers)

A Dorothy ‘le gusta mirar’

A pesar de contar con un público de todas las edades, lo cierto es que me encantan los dobles sentidos de esta serie. Y de eso tenemos que darle las gracias casi en exclusiva a West, la bruja del Oeste, que siempre nos regala esos momentazos malintencionados a golpe de sarcasmo. Como cuando al ver en la celda a Dorothy y Lucas, dice que ‘no esperaba que fueran a ser un trío’. Sin embargo la presencia de Dorothy en la cámara fue providencial para poder burlar la magia de Glinda y recuperar los recuerdos de Lucas. Algo así como la copia de seguridad de tu ordenador pero en plan medievo.

No suelo detenerme normalmente a comentar los detalles pero esta vez he de decir que la escena con el polvillo azul fluorescente llenando toda la estancia y saliéndole de la boca a la bruja y al soldado es una imagen original y atractiva a la vez. ¡Por fin un poco de misticismo y de presencia mágica en el ambiente! Y luego en el ritual a tres, con el líquido blanquecino cayéndoles por encima de sus cabezas –como si se tratara de una vieira que un párroco vierte sobre la cabeza del niño en la pila bautismal-, la sensación de acercarnos a una revelación potente se acrecentó, y vaya si lo era: ¡el secreto del carro que custodiaba Lucas era una nueva remesa de niñas brujas! Para proteger su existencia del Mago tuvo que arremeter y asesinar a sus compañeros soldados, hasta que éstos le redujeron y dejaron escapar a las muchachas creyendo que eran niñas normales. Pero antes de que le prendieran, y emulando a un espía de cualquier servicio de inteligencia moderno, se tragó un polvo que llevaba escondido en un anillo. Esa sustancia fue la que blindó su memoria para mantener el secreto de Glinda a salvo.

Mas esto no es todo. ¿Recordáis que al final de mi review anterior lancé la teoría de que Sylvie podía ser hija de Lucas pero que no tenía base argumental? Lo dije por una sencilla razón: cuando la niña se encuentra con Dorothy y con él en medio del bosque, el abrazo que le pega es tremendo, como si le conociera de antes. Y mi malintencionada mente pensó ‘¡ay granujilla, que vas dejando tu simiente por estos mundos de Oz!’ Pero la realidad, como siempre, ha superado a la ficción porque Sylvie era una de esas niñas brujas que protegía Lucas.

Y lo peor es que West, resentida profundamente contra su hermana Glinda, se fue directa al Mago y le contó que la Bruja del Sur, su madre, existía –sólo ella puede engendrar nuevas brujas- y que todos allí eran sus enemigos, sobre todo las chicas de Glinda.

¡Las prisas nunca han sido buenas consejeras! Ya veremos si West no tiene que lamentarse de haber largado tan corriendo, pero esas ganas de venganza, de chivarse entre hermanos, muchas veces son irrefrenables. Y quien los tenga, sabe de lo que estoy hablando.

¿Un triángulo amoroso?

Pasemos ahora a lo que yo llamo ‘momento telenovela’ de este episodio: el reencuentro entre Tip y Jack. Es maravilloso que los guionistas no nos hayan hecho esperar tanto –porque en otros casos pueden pasar años, y si no que se lo digan a Daenerys con Desembarco del Rey- , pero más maravillosa ha sido la forma en la que se han topado el uno con el otro, marcados por la arquitectura gaudiana de ese corredor que les obligó a coincidir justo en el centro de la parábola.

El encuentro no tiene desperdicio. Después del susto inicial, ella le dice a él que lo quiere -¿perdona?, ¡si le tiraste por un balcón después de besarte porque todavía no te habías acostumbrado a tu nueva condición de mujer! – y él obviamente se resiste a creerlo al tiempo que le pide explicaciones de por qué lo dejó medio muerto en la calle. Y en estas pesquisas es cuando irrumpe el vértice de este ¿triángulo?, la inigualable Lady Ev, la que no se calla ni debajo del agua, la que dice las verdades a la cara por muy amargas que sean. ¿Le ayudará tenerla en todo momento tapada con esos antifaces que se calza? El de este capítulo me recuerda al tocado de la Princesa Amidala de ‘Star Wars’, aunque esta chica tiene atuendos para cada ocasión y cambia más de vestido que una presentadora de gala de fin de año. Pero al grano: al principio se muestra compasiva con Tip pero cuando Jack le revela que se trata de la persona que le dejó abandonado a su suerte, la amabilidad se esfumó y por si acaso se encontraba ante una posible rival que pudiera robarle el amor de su querido Jack, Lady Ev le obligó a enseñarle lo que Tip le había hecho. Y el muchacho, despojado de la poca dignidad que le quedaba, tuvo que abrirse la camisa y enseñarle el mecanismo de orfebrería injertado en su pecho a modo de corazón. Menos mal que no tiene que estar echándole ‘tres en uno’ para que no se oxide, como le pasaba al hombre de hojalata original.

Y en el instante en que Tip vio lo que le había hecho a su amigo, comprendió que ya no había vuelta atrás. Intentó llamarle pero éste se fue. Aunque no sé yo qué habría pasado si le llega a insistir más, y sin la presencia de la villana de esta historia, Lady Ev, claro está. Estoy seguro de que Tip no se va a dar por vencida y en cuanto tenga a punto de caramelo a Jack logrará llevárselo. La cuestión es, ¿cómo de difícil se lo va a poner su rival de cara oculta? ¿Asistiremos a un ‘duelo de gatas’ por su hombre, o las muchachas mantendrán la compostura? ¿Es o no es esto un culebrón?

¿Eres mi padre?

Pero para culebrón el que tiene Dorothy montado. Resulta que la persona que la quería muerta estuvo presente en su nacimiento, la conoció de bebé y trabajó con su madre. Así es. Como en muchas de las historias de héroes de cómic, todo comenzó en unas instalaciones donde un experimento salió mal. En este caso, el equipo de Karen Chapman (la mamá de Dorothy) trabajaba en la forma de obtener energía del viento, de manera controlada y limpia, sin residuos. El problema es que ‘lo de controlada’ fue la parte que se les resistió y al intentar salvar a Roberto, uno de los integrantes del equipo, salieron volando literalmente en el tornado artificial creado por ellos hasta llegar a Oz.

En el siguiente flashback nos enteramos de que East puede ayudarles a volver a su casa generando otro torbellino con los guantes cuyas maravillas hemos visto ya obrar, pero Frank no quiere. En esa tierra él se siente un ‘don alguien’, mientras que en su mundo no significa nada para nadie. Esto es un problema porque al parecer la llegada de humanos a Oz fue lo que provocó la aparición de la Bestia Inmortal, y el trato es que todos ‘ahuequen el ala’ para intentar recomponer la situación.

Lamentablemente aquí acaba la narración del Mago en este capítulo, pero, obviamente, sabemos que se quedó en Oz. Tendremos que esperar a las siguientes entregas para encajar la pieza del puzzle que nos falta, pero lo que sí respondió fue sobre la paternidad de Dorothy. Su verdadero padre era Roberto, el laborante que falleció instantes antes de volar a Oz. ¿Nos lo creemos? ¿O es necesario conectar a Frank Morgan a un polígrafo? ¿Era sólo un amigo que quería a Karen en secreto o en verdad es el padre de Dorothy y pretende ocultárselo? Y de ser así, ¿qué motivos tendría para ocultarle la verdad? ¿Protegerla o protegerse a sí mismo?

Por lo pronto, Dorothy ya ha tomado su propia decisión y ha elegido bando: el del Mago. A cambio de que él la devuelva a Kansas con la fuerza que descansa bajo Emerald City –capaz de generar un tornado-, ella se presta a ser su espía y matar a la mismísima Glinda. Para ello, hace creer a las chicas de Glinda, y de paso a Lucas y Sylvie, que está de su parte y que quiere acompañarles hasta el Castillo de la Bruja del Norte. El típico plan con estructura de matrioska: una mentira dentro de otra mentira. Ahora bien, ¿a quién miente en realidad? A buen seguro Lucas se sentirá muy decepcionado de ser así. Y otra cosa, ¿cómo pretende matar a Glinda si le ha entregado la pistola al Mago? O al menos eso le hace ver Frank a Eamonn. A lo mejor se la quitado en realidad y le dice lo contrario al otro para que no se mosquee tanto con Dorothy.

Pero lo que él no sabe pero sí empieza a intuir es que casi todos están metidos en la conspiración. Por eso, y para demostrar lo devastador que es un revólver a Lady Ev –la nueva reina, ahora que su padre ha sido convertido en piedra-, dispara a bocajarro contra Anna, su debilidad. Y le dispara con la bala que Dorothy le dejó como muestra de confianza. ¡Qué lástima, tal vez la única persona fiel, o al menos, la que no le haría daño! Traición con traición se paga. Y de esta forma tan abrupta y repentina, el Mago declara la guerra contra la magia por el alma de Oz. Señores, ha comenzado la batalla final.

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