Expediente X 11x09 Review: Siempre quise saber cómo acabaría esto
Por Jesús López
El caso que investigaron esta semana Mulder y Scully en Nada dura eternamente habría que empezarlo por el final, que es el momento más destacado de un episodio, escrito por Karen Nielsen, que arranca con fuerza pero que se va desinflando por momentos. Hasta llegar a los tres últimos minutos, donde Mulder y Scully se sinceran sobre sí mismos.
Con un toque sangriento de capítulos clásicos como Sanguinarium (4x6) y 3 (2x7) la historia se abre en Port Morris, en Nueva York, donde conocemos a Juliet, una mujer que busca a su hermana desaparecida y que se ha unido a un extraño culto que se encuentra dirigido por Barbara Beaumont, una “vieja” estrella de televisión. A pesar de ser octogenaria luce un aspecto de treinta y tantos debido a que come órganos humanos. Su dieta se la debe a su pareja, un médico que se conserva muy bien debido también a un régimen basado en el consumo de órganos y fluidos humanos. Incluso ha ido un paso más allá uniéndose quirúrgicamente a las personas de la comuna para usar sus cuerpos como combustible. Y la hermana de Julieta, Olivia, es una de las víctimas de esta especie de secta.
El argumento podría dar más de sí, pero no es el caso y despista al espectador con otras cuestiones más banales como unas gafa-pasta que luce Mulder para tratar su presbicia. Lo que parece no venir a cuento en este episodio podría reconsiderarse como una reflexión sobre la eterna juventud que se investiga y el inevitable paso de los años que a todos nos pasan factura, también a Fox Mulder y Dana Scully. Vaya por delante que mi memoria es bastante limitada, pero seguramente no habíamos visto a Fox Mulder con gafas desde su primera escena en Expediente X. Habría que retroceder hasta el episodio Piloto (1x1) de la serie, cuando saludaba por primera vez a su nueva compañera Dana Katherine Scully.
Los agentes del FBI investigan poco en este episodio, donde la acción la desarrolla principalmente la hermana vengativa. Solo una breve escena de acción final da por concluida esta historia con bastantes sinsentidos ¿Si realmente funcionaba ese tratamiento para rejuvenecer, lo estudiará la ciencia para nuevos avances? Podría ser el descubrimiento del siglo.
Lejos de la trama la sorpresa llega en los últimos minutos de la entrega, donde Mulder y Scully se sinceran en una conversación mantenida en la iglesia. Un diálogo en la que la escéptica reafirma su fe. Mulder, el creyente y escéptico sobre Dios, reafirma su fe en la persona de Scully. Y surgen preguntas.
¿Cómo hubiera sido la vida de Scully sin los expedientes X? ¿Están juntos? Ella le susurra algo al oído, dejando al espectador pegado al altavoz del televisor para ver si capta algo. Solo acertamos a escuchar las últimas palabras de Mulder, claras y contundentes: “Siempre me he preguntado cómo iba a acabar esto”, y seguramente lo sabremos la próxima semana. Último episodio de la temporada y, probablemente, de la serie.
Por Jesús López
El caso que investigaron esta semana Mulder y Scully en Nada dura eternamente habría que empezarlo por el final, que es el momento más destacado de un episodio, escrito por Karen Nielsen, que arranca con fuerza pero que se va desinflando por momentos. Hasta llegar a los tres últimos minutos, donde Mulder y Scully se sinceran sobre sí mismos.