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'Girls' 5x02 Review: una relación que lo desestabilizará todo

Por Marta AiloutiMarta Ailouti

Una parte indudable del éxito de 'Girls' es la habitual despreocupación de Lena Dunham a la hora de exhibirse. A ella lo que le preocupa es la autenticidad. Los garabatos, los defectos, las líneas que se salen del cuadro... Su materia prima es ella misma. Ella por completo y sin complejos. Todo lo que salta a la luz.

Sin embargo, y a pesar de ello con cierta frecuencia, siempre hay alguien que pregunta si no se cansará de mostrar, para algunos gratuitamente, su cuerpo en pantalla. Como si toda la serie, todo lo que ella hace de hecho, no fuera precisamente eso. Un gran y absoluto desnudo integral, a veces excesivo, pero completamente real. Sin recortes o retoques. Algo que va mucho más allá de lo físico y que esconde un enorme acto de generosidad.

Es ahí, en medio de esa defensa a ultranza por lo natural, donde uno entiende su reciente malentendido con Tentaciones. Una metedura de pata de la que la creadora de 'Girls' ha sabido salir del paso, reconocer su confusión y pedir perdón. Disculpas aceptadas.

Pero, como aquí, de lo que se trata es de la ficción, ¿qué tal si comentamos ya el capítulo?

¡CUIDADO SPOILERS!

Después del prometedor inicio de la quinta temporada con Wedding Day, llega este episodio algo más insípido que, por lo menos a mí, me ha sabido a poco. Quizás era un paso necesario, para presentarnos a esta Hannah mucho más equilibrada donde, en lo personal y profesional, –no tanto en lo familiar–, la suerte le sonríe.

Una etapa más estable

Y es que ya es un hecho. Si lo sospechábamos la semana pasada por su intervención con Marnie, ahora es una evidencia. Hannah Horvath ha regresado a nuestras pantallas algo más comedida. Menos errática o –esa palabra maldita que en algún momento tendré que desterrar de mis escritos sobre 'Girls'–, más madura.

Lo cierto es que las cosas no le van del todo mal. Tiene un trabajo estable donde se gusta demasiado a sí misma y, por qué no, también a nosotros. Poco importa si analiza 'Adiós, Columbus' de Philip Roth en apenas unos minutos o discute con una niña de 13 años. Ahora que la hemos visto al frente de una clase, es difícil imaginarla en ningún otro contexto mejor.

Es posible que en ello tenga también mucho que ver Fran. Gracias a él, tan sumamente adorable, vemos por primera vez a nuestra Hannah en una relación sana y equilibrada desde el comienzo. Aquí no hay trampa ni cartón. Aunque el que sí esté sea Jacob.

Por si los personajes estrafalarios ya de por sí fueran pocos en 'Girls', el amigo medicado de Fran entra en brote cuando nuestra protagonista y su incontinencia verbal le insinúan que está loco. Y a partir de aquí, una de esas escenas surrealistas que tan bien se le dan a la serie y que termina con la nueva pareja compartiendo piso con Elijah.

Los padres ya no son los padres

Sin embargo, si hay un momento especialmente difícil de digerir en la vida de toda persona es ese instante en que uno descubre que los padres ya no son los padres. Quizás la clave la dé Caroline con ese galimatías, algo inquietante por cierto, que le confiesa a Adam, entre lo absurdo y lo certero, y que se refiere a su bebé: “Yo soy madre pero ella es mi madre, ¿sabes?”, dice Gaby Hoffman como si tal cosa en pantalla.

No sé si yo diría tanto pero, de algún modo también, la vida de Hannah ha pegado un vuelco por completo y se ha transformado en la única adulta en medio del huracán Loreen y Tad, a los que nos habíamos acostumbrado a verles el uno pegado al otro siempre. Es ella al menos la que va a casa de un tal Keith para recuperar la cartera de su padre después de que este tuviera un encuentro casual con él, al que conoció por internet, en su piso.

Casual, online y sin precauciones, Tad no solo ha reconocido recientemente su orientación sexual, por lo que trata aún de encontrarse, sino que, además, lleva demasiado tiempo sin pensar en estas cosas. Es a su hija la que le toca la difícil tarea de abrirle un poco los ojos y, de paso, transmitirle un mensaje algo complicado: no hay hogar al que volver porque Loreen (obviamente) quiere el divorcio. Una situación dolorosa, no hay más que verle la cara a Hannah al terminar el episodio, que ella supera con honores. Al menos como mejor sabe o puede. Por suerte para él, pase lo que pase, no estará solo.

Una nueva relación

No obstante, como ya apuntaba con el anterior capítulo, la verdadera prueba de fuego para nuestra protagonista vendrá de la mano de su amiga y de su exnovio. Y es que por mucho que Jessa trate de evitarlo poniendo “distancia” de por medio, ella y Adam han empezado a construir algo que terminará de la única forma posible, con ellos dos juntos.

Es difícil, incluso para los detractores de esta relación, no ver la química y el bien que se hacen el uno al otro estos dos. Al menos Jessa, cuyo personaje últimamente desprendía cierta desidia, vuelve a resultar adorable. El trago, sin embargo, será difícil de digerir. Aunque como con 'Girls' nunca se sabe, lo mismo también nos sorprenden.

Por su parte, no será esta la única nueva relación de este episodio. Mientras Ray está ocupado en su nueva batalla por las tapas de café y en recuperar parte de su clientela (por cierto, una curiosidad, ¿os habéis fijado en la cantidad de marcas que se dicen en este capítulo?) , Elijah conoce a un famoso presentador de noticias, un tal Dill Harcourt, que por lo que aparece le alegrará más de una noche. Y ya tocaba.

Como siempre, os dejo el tráiler del próximo episodio. Preparad las maletas, nos vemos en Japón:

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Por Marta AiloutiMarta Ailouti

Una parte indudable del éxito de 'Girls' es la habitual despreocupación de Lena Dunham a la hora de exhibirse. A ella lo que le preocupa es la autenticidad. Los garabatos, los defectos, las líneas que se salen del cuadro... Su materia prima es ella misma. Ella por completo y sin complejos. Todo lo que salta a la luz.