'El Ministerio del Tiempo' 1x04 Review: El origen de las puertas
Por Miriam OrtizMiriam Ortiz
Misterios que quedan a la luz, días que nunca acaban y evolución de personajes es lo que nos ha deparado el nuevo episodio de 'El ministerio del tiempo'.
En esta ocasión deberán viajar hasta la edad media para evitar que el Ministerio caiga en el presente. Allí conocerán a la reina Isabel, a Torquemada y al autor de 'El libro de las puertas'.
¿Cruzamos la puerta?
(Los SPOILERS no existen, pues la historia ya está escrita de antemano)
Una negociación a tiempo
Un misterioso hombre se dirige a la oculta sede del ministerio. Trae una citación judicial para Salvador, el jefe.
Ya no solo les joden con el IVA, como a todo buen español, sino con demandas. ¡Como está el país!
Por lo visto la familia de un tal Abraham Levi, quiere reclamar lo que es suyo. Él fue quien escribió “El libro de las puertas”, origen de el Ministerio (mismo nombre con el que se conoce a las puertas que los muertos deben atravesar para llegar al 'otro lado' según la mitología egipcia).
A cambio de proteger a su familia, este le ofreció el libro a la reina Isabel la Católica. Pero la inquisición le condenó a la hoguera.
El abogado pide100 millones de dólares y la vuelta del libro a los herederos de Levi.
Es un gran secreto ¿quieren que se desvele? ¿que caiga abajo el Ministerio? Tienen cinco días para evitarlo.
¡Se acabaron las vacaciones amigos!
Mientras tanto Amelia: “¿Qué les pasó a mis padres” ¿quién será mi marido? ¿dónde estará mi hija?“ No se vosotros, pero yo ya tengo una ligera idea sobre estas dudas.... Su madre descubre el pequeño diario que está escribiendo, ”ay señor, mi hija se ha vuelto loca con tanto libro“.
Los tres regresan de su corto periodo vacacional, cada uno da interpretación a su modo de lo que han hecho; Alonso estudiar el tiempo actual (aprender a montar en moto) y Julián hacer fotografías (a su mujer fallecida).
El día de la marmota versión medieval
Deben ir hasta la edad media para evitar que el rabino muera. Pero ¿eso no es ir contra las propias normas del ministerio? Si si, para lo que les interesa, que 100 millones son 100 millones.
El problema, o no, es que siempre es el mismo día. Esa puerta está atrapada en un bucle temporal.
Irán hasta el 12 de mayo de 1491,Toledo, justo el mismo día en que se celebra el juicio contra el rabino Abraham Levi
Y ahí va en procesión el judío, con su capirote y su bolsa de patatas por traje, mientras la muchedumbre le tira piedras y recita todos los insultos contra los judíos que conocen: marrano, hereje, infiel. Ya sabemos que, en esa época, los judíos en España no fueron muy bien tratados, y fue gracias a los queridos Reyes Católicos, dos opciones tenían: irse del país o convertirse al cristianismo, así por la fuerza. Sí, los reyes a los que tanto se alaba en algunos sitios, esos mismos que sumieron a España en el catetismo (otros dicen que abrieron España), la intolerancia, frente a la mezcla y diversidad de culturas.
A la gente le encanta la miseria humana, sino de qué va a haber tantos enganchados a Sálvame (Julián no lo dice exactamente así, pero todos le entendemos).
Alonso no cree mucho en el nuevo fichaje que llevan consigo, todo un experto en historia medieval, él hubiese preferido un guerrero.
Y ahí que llega el santísimo inquisidor de todos los tiempos, Torquemada ¡¡la madre que parió!! pero si es Ernesto ¡me caigo muerta!
La madre de Amelia muestra al padre sus textos. El padre no le da mayor importancia, solo tiene una basta imaginación, claro tanto leer a Julio Verne. “Amelia novelista, por Dios ¿pero qué hemos hecho mal?” (esto me suena a cuando les dije a mis padres que quería ser periodista, lo mismito)
Mientras tanto en el medievo, entran en debate de citas Ernesto o Torquemada, no estoy segura, y nuestro infiltrado. Lo único que consiguen es cabrear más al inquisidor, y Levi acaba en la hoguera igualmente. Bah, total pueden volver cuantas veces quieran. Lo de este hombre es peor que lo de Prometeo, al que cada día un águila le devorada el hígado, que por la noche le volvía a crecer, y así por toda la eternidad.
Preguntan por Ernesto, vayaaa que casualidad que no está ahí y justo es igual a Torquemada. ¿Acaso no lo saben o les están mintiendo? Chicos, no os alteréis, parecidos razonables siempre los ha habido en todas las épocas, a la genética se le acaba a veces la imaginación de mezclar cromosomas. Me encanta la cara de Julián cuando le dicen que encontraron a un organillero idéntico a Bertín Osborne....WTF Pero ¿tu te crees que soy tonto? ¡Viva Julián! Pitorreos a él, ayy como les pongan en su contra.
La madre de Amelia está emperrada en casarla con Rafa Nadal, o algo así. Con la edad que tiene y perdiendo el tiempo con letritas. Ella, para que le dejen en paz, se inventa que tiene un admirador. Ahora solo le falta el novio, sí, todos hemos pensando en el mismo candidato, el ideal.
Vuelven de nuevo a la edad media, a ver si con suerte Torquemada les tacha de brujos herejes. Esta vez llevan consigo una bula papal.
Y, tal como le sucedía a Bill Murray, Levi vuelve a dar su paseillo de gracia hacia su juicio y la muerte. Esta vez no les acompaña el historiador para defender al rabino, no salió muy bien la última vez. Alonso y Julián se presentan como representantes de la Santa Sede con la bula papal. Pero nadie se la cuela a Torquemada, el Papa está postrado en cama desde hace días. Y Levi vuelve a ser condenado a muerte.
“Será hijo de puta, pues no se cree más que el Papa”, vemos que Alonso está faltando a sus modales incluso, se está empezando a cabrear.
Isabel entra en acción...o no
Deciden cambiar los planes, ir a buscar a la reina Isabel y hablar con ella, que por aquel entonces solo tenía su mente puesta en la reconquista de Granada. ¡No dijiste que le protegerías! Que el hombre nada menos que te dio la fórmula para viajar en el tiempo, desagradecida.
Alonso va a hablar con Ernesto, da igual si es Torquemada o no, lo cierto es que él podría hacer que la misión acabase rápido, con dar el cambiazo y absolver al judío, listo. ¿Porqué no lo hace?.
Julián se arregla muy del siglo XIX para ir de acompañante a casa de Amelia, que bonicos.
Entre silencios incómodos el padre saca el tema favorito de Julián, la restauración y el pacto de El Pardo (alternancia política entre Cánovas del Castillo y Sagasta), y Cuba (independencia). Julián decide dejarse de mandangas y hablar claro, adapta un poco su historia a la época, y les deja a todos bien calladitos. Amelia se siente plena y feliz ¿le pone ojitos o me lo parece?
Y vuelven de nuevo a la edad media. Van a ver a la reina como quien va a ver al vecino del quinto, que facilidad da este Ministerio chico.
Por fin el esperado encuentro entre Isabel y ¿su Fernando? El guiño es muy pequeño, Julián parece el único al que le suena su cara.
Le hacen llegar una petición de absolución de Abraham Levi, ella se sorprende al saber del juicio, es su protegido.
Julián, como si de una película que vuelve de nuevo a ver, va repitiendo todo lo que dicen los extras, se lo pasa pipa. Alonso, que ya ve la jugada del perrete de lejos, se aparta para que le mee a Julián, pero es que le ha gustado su pierna “es el destino, hay cosas que no se pueden cambiar”, dice Julián (con broma o no, pero nos la meten siempre, la frase del destino digo).
Justo en el último minuto llega el mensajero real, pero Torquemada es un cabrón bastardo, ni bulas papales ni decretos reales le van a frenar. Otra vez a la hoguera con Levi.
Solo les queda una cosa....¿qué será? (pues enviar a Ernesto, qué va a ser)
Amelia está cansada de tener que fingir, y los otros de estar solos y tristes.“Sois mi nueva familia”, dice Alonso. Solo se tienen los unos a los otros, es lo que tiene vivir entre épocas. Me encanta cuando charlan de sus problemas y se desahogan entre ellos.
Julián vuelve de nuevo a casa de Amelia, como novio oficial. Tratan de arreglar las cosas tras la última velada. Dice que se casarán, pero cuando él vuelva de Cuba, donde partirá a la guerra inminente, como médico. El padre ha logrado hablar con un editor para que publiquen las historietas de Amelia. La madre estalla, está harta, cree que él es un impostor que solo quiere su dinero, que ni siquiera es médico. En esto que el padre se ahoga con un hueso de pollo. Chss, no será médico, pero es un sanitario del Samur, y le hace la maniobra de Heimlich. Y le calla la bocaza a la madre.
El jefe acude a Ernesto, no les queda otra. Si el Ministerio quedase a la luz pública de todos sería el caos, todos tratarían de cambiar una historia que ya existe, con repercusiones catastróficas, se conocería realmente cómo sucedió todo, y eso sabemos que no debe ser así (la historia la escriben los vencedores, todo es manipulación). Y todo por intereses políticos o económicos, dice Ernesto, “¿acaso no son lo mismo siempre?”, contesta Salvador. Evidentemente. Ernesto solo pide una cosa, que no vuelvan a por él si así debe ser.
Amelia quema su diario, su padre va a hablar con ella, parece más comprensivo que su madre.
El misterio de Ernesto queda desvelado
Para no matarnos la cabeza vamos directos al juicio en esta ocasión, no sin oír por última ocasión el “levanta marrano”.
Entran Julián y Alonso con la bula papal y Ernesto hace que el temible Torquemada parezca un servil mindundi. Ale, ego te absolvo,¡qué va a ser judío este hombre! Si lo dice el Papa de Roma.
Pero ¡oh! ¡el verdadero Torquemada ha escapado y entra en la sala! ¡Hereje, el demoño! Entre el revuelo el trío consigue escapar llevándose al rabino y su mujer. Pero Ernesto es retenido.
Ellos quieren regresar a intentar rescatarle, aun quedan cuatro horas para que el día acabe, pero no pueden. Ernesto pidió expresamente que nadie volviese a ayudarle, sabía que pasaría eso.
Amelia pregunta cuál es la relación entre Ernesto y Torquemada...Una escena entre ambos nos da la respuesta. “Yo soy tu padre”, como Darth Vader, pero al revés, en este caso el malo es el hijo. Ernesto trata de darle las lecciones morales que nunca le dio en medio minuto, que si todos somos iguales, que si da igual la religión que se profese, que tu desciendes de judíos cacho melón...pero nada, Torquemada si por algo es conocido es por no dar su brazo a torcer, esto es más probable que sea un truco del demonio poniéndole a prueba. Y le dice que morirá en la hoguera a media noche.
El rabino sigue alucinando al ver que sus hipótesis se han hecho realidad. Pero él solo quiere morir ¡alma cántaro llevamos intentando salvarte días! ¡Y ahora quieres morir! Bueno, al menos primero deja que el Ministerio se salve su propio culo, que por eso te han llevado hasta allí, no porque les importes una mierda, y ya si eso luego te mueres viejo judío.
El abogado de la familia Levi conoce en persona al mismísimo Abraham Levi, solo le resta dar información de ello a quienes le han contratado. La demanda seguro que no seguirá adelante.
Julián y Amelia están de palique en la cafetería del Ministerio, hay mucha complicidad entre ellos. Julián sabe qué le preocupa a ella, le dice que puede contarle lo que quiera. Él la siguió y vio su tumba. Pero ella prefiere guardarse ese secreto para sí misma.
Alonso, como buen soldado español, pasa de todos y se va a rescatar a su compañero. Joder ¡pero si era tan fácil! Solo necesitaba un caballo más rápido para llegar a Toledo de vuelta, y se va con su moto nueva. ¡Y pensaban dejar morir a Ernesto! Pero si para ellos cruzar puertas, sean del tipo que sean, es fácil y sencillo.
Y así acaba este divertido y repetitivo episodio que nos deja con un buen sabor de boca, esperando ya que llegue el próximo lunes para saber más y más y más sobre las andanzas de los viajeros temporales.
Por Miriam OrtizMiriam Ortiz