'Modern Family' 7x11 Review: Abrir las alas… ¡y a volar!
Al ver este capítulo, la primera frase que me viene a la cabeza es: 'Como he echado de menos ‘Modern Family’'. Y es que, sin duda, en este episodio se ha recuperado la esencia inicial de la serie de esta peculiar familia.
(¡Cuidado SPOILERS!)
Una fiesta de pijamas un tanto caótica
Si algo tienen claro Cam y Mitch es que no quieren que su hija Lily pierda su cultura de origen. Por eso, han creído conveniente que se junte con un grupo de niñas las cuales han nacido en Vietnam, como Lily. Sin embargo, hay cierto rechazo por parte de los otros padres hacia la pareja protagonista. Por mucho que intenten encajar, al final, siempre acaban metiendo la pata. Este capítulo no podía ser menos.
Echando un vistazo a capítulos pasados son muchas las veces que han tenido este mismo problema: en el primer capítulo en el avión, en un restaurante vietnamita, cuando despiden a Santa Claus, y muchas, muchísimas, más. En este capítulo, solamente ha participado Mitch en la metedura de pata. El menor de los Pritchett ha organizado una fiesta de pijamas para las niñas y, aunque quiera ser un padre enrollado y dejar que hagan lo que quieran, al final opta por seguir los consejos de su padre: cansarlas pronto para que duerman antes y más fácilmente.
La idea que se le ocurre a Jay es una clase de aeróbic pero no parece funcionar. Al final, y para ayudar a Gloria y Cam, decide que las niñas ayuden a los adultos a embotellar la salsa de Gloria. Sin embargo, los métodos tan estrictos de Jay (un poco esclavistas) topan con una de las madres que, si antes no le había hecho la cruz a Mitch, ahora podemos estar seguros.
Una empresa que hace salsas aguas
¿Os acordáis del capítulo en el que Cam y Gloria quieren hacer salsa de la abuela de la colombiana para venderla en el mercado? Pues la historia no se quedó ahí, sino que en este episodio Gloria está preparando su salsa especial para dicho evento. Pero noticias más grandes se avecinan: Cam llega con un nuevo pedido de 150 botes de salsa más. Gloria lo ve imposible, no tienen el ingrediente esencial, una especie de guindilla. Aunque Cam intente sustituirlo por otra, Gloria se niega en rotundo. Es la receta familiar y, o se hace como toca, o no se hace.
Sin embargo, es difícil de conseguir en esa zona. Pero Manny ha dado con la clave: robarla del jardín botánico. Bajo las órdenes del más pequeño (aunque haciendo lo que les da la gana), consiguen las guindillas y Gloria se pone manos a la obra.
Pese a que Gloria es la que elabora la salsa, Cam no para de adueñarse del mérito, cosa que a ella le mosquea bastante. Pese a que, cuando Gloria le dice de dejar ese pequeño negocio, Cam se hace el melodramático (para variar), la colombiana se guarda un movimiento clave: su capacidad de manipulación. Al final, Cam reconoce el mérito de su compañera y la empresa que le pertenece, dejándose a sí mismo fuera. Aunque parecía imposible completar el pedido, como ya hemos mencionado, Lily y sus amigas ayudan a Gloria a que la salsa se empaquete a tiempo.
El apoyo incondicional
Pese a que las otras dos tramas podían unirse y formar una gran trama principal, el eje del capítulo se ha estructurado en torno a la familia Dunphy.
Al inicio del capítulo, Phil estaba muy emocionado porque Alex le había pedido, tras semanas ignorándolos, que su padre la visitara. Pero Claire, y sus otros dos hijos, tenían prevista una intervención acerca de su obsesión con los patitos (ya no tan pequeños). Pese a que querían deshacerse de ellos, Phil se ha negado a ello.
No tenemos que olvidar que la mente de Claire es bastante retorcida y se le ha ocurrido que pueden ir a jugar con ellos y ‘misteriosamente’ escaparse. Cuando van al campo de golf a soltarlos, los patitos no quieren marcharse. En un momento dado, la familia empieza a hablar sobre cómo son y descubren un cariño oculto por esos animalitos. Al girarse para meterlos en la jaula de nuevo, ya no están, se han metido en un estanque con el resto.
Claire lo ha comprendido, Phil está tan encariñado con los patos por que le recuerdan a sus hijos: el independiente e inteligente (Alex), el más bonito (Haley) y el más divertido y ‘tontito’ (Luke). En ese momento, ven que es difícil reconocerlos pero, con los trucos de Phil y viendo su forma de actuar, consiguen cogerlos y llevarlos de nuevo a su casa.
Mientras tanto, el día de Phil con Alex ha resultado ser un poco agridulce. Entre que Phil y su torpeza natural ha conseguido que un aula llena de robots provoque el caos, y que Alex está a la defensiva (como viene siendo ya habitual), Phil ya no sabe cómo tomarse la visita a su hija. Pero al final, todo tiene una explicación: Alex no encaja en la universidad y quiere volver a vivir en su casa.
Su padre está contento de que vuelva pero quiere que lo intente más, que intente ser una más. Sin embargo, Alex salta de nuevo y vuelve a esconderse en su zona de confort al sentirse incómoda porque Phil la animaba a asistir a una especie de fiesta que organizaban (la cual consistía en vestirse como si fuese la prom y tirarse a una piscina). Alex lo ve absurdo y acaba enfadándose con su padre.
Tras ese roce, Phil vuelve a la habitación a traerle los cascos aislantes de sonido que le había pedido Alex. Su padre le pide disculpas, sabe que nunca se da por vencida y que si quiere marcharse es porque realmente no ha podido encajar. Pero Phil es igual que su hija, tampoco se da por vencido, y en lugar de los cascos, le lleva un vestido y unas gafas de buceo. Este gesto consigue sacarle una sonrisa a Alex, que decide acudir a la fiesta.
Al final, al reunirse toda la familia en casa, Claire le cuenta lo ocurrido y que quieren quedarse los patos pero Phil cree que es mejor que echen a volar, que no puedes detener la vida de alguien por tu propio interés, tienes que dejar que sigan adelante.
Con este discurso de Phil y con los patitos volando, acaba un capítulo lleno de intensas emociones que nos ha hecho revivir esa esencia que se había perdido. Una serie que se resume en pocas palabras: apóyate en los tuyos, siempre van a estar ahí. Esa es la esencia de ‘Modern Family’. Espero que los próximos capítulos mantengan el nivel de este último.
Al ver este capítulo, la primera frase que me viene a la cabeza es: 'Como he echado de menos ‘Modern Family’'. Y es que, sin duda, en este episodio se ha recuperado la esencia inicial de la serie de esta peculiar familia.