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‘Once Upon a Time’ 06x12 Review: Viajamos con Pinocho a la ‘Isla del Placer’

Por Alberto Rodríguez

Que no os engañe el título. Este episodio está llamado a ser uno de los más tristes de la temporada –tal vez incluso de la serie– porque alberga uno de los grandes secretos de la ficción, rodeado, cómo no, de una enorme injusticia. Por otro lado, se reconoce el estilo inconfundible de Edward Kitsis y Adam Horowitz, que han decidido apostar sobre seguro y regalarnos un nuevo crossover de cuentos populares. Y la magia ha funcionado, como siempre. En esta ocasión, nada más y nada menos que el padre de David, el príncipe encantador, comparte escena con un inocente Pinocho recreado por ordenador en una de las localizaciones más emblemáticas del cuento al que pertenece el muñeco sin hilos: la ‘Isla del Placer’.

(A continuación, revelamos spoilers de suma importancia)

Por la nariz te conocerán

Después de encontrar cierta calma una vez que Emma hubo derrotado a Gideon –de momento–, David pudo centrarse en encontrar la manera de romper el maleficio que le impedía a él y a su mujer, Mary Margaret, estar despiertos al mismo tiempo. Sin embargo, unas enigmáticas visiones sobre su padre fallecido le revelaron que el caso de su sospechosa muerte necesitaba ser reabierto para aclarar la causa y de esta forma el finado obtuviera justicia.

Así pues, manos a la obra. Con la ayuda de su nuevo yerno, Garfio, el príncipe encantador se coló en la casa de su hija, y con las pociones y el hechizo que birló se confeccionó un radar particular que le chivó el último lugar al que su padre acudió antes de morir. Una misteriosa isla que Garfio conocía bien aunque nunca había osado poner un pie en ella: ‘la Isla del Placer’.

En el cuento original de Pinocho, el títere italiano es engañado para ser llevado junto con otros niños a este lugar repleto de atracciones y tentaciones. Todo son juegos y risas hasta que los niños se convierten en burros y los horribles traficantes que regentan la feria los venden como animales. Pues bien, el padre de David viajó hasta esta isla para encontrar a su otro hijo, James, el hermano gemelo de nuestro príncipe. Y una vez allí, se topó con Pinocho, al cual interrogó. Cuando el muñeco le negó conocer al muchacho, su nariz empezó a crecer. Y con cada trola que iba soltando… bueno, ya se sabe cómo sigue el cuento. El caso es que finalmente lo llevó al encuentro de su hijo desaparecido para que volvieran juntos a casa.

Así se lo confirmó el Pinocho adulto a David, explicándole cómo su padre fue valiente hasta el último momento y desapareció intentando unir de nuevo a su familia. A su esposa y dos hijos. De hecho, quedó en llevarle las hojas del libro de Henry correspondientes a esa parte –las quitó porque estaba avergonzado de su pasado acudiendo a esa isla de tentaciones– para que pudiera conocer el relato de primera mano. Pero cuando August se las dio a Garfio, el viejo pirata de aspecto juvenil se las guardó consigo, como si no tuviera muchas ganas de dárselas. ¿Por qué?

Robin se nace, no se hace

¿Quién nos iba a decir hace unos años –y a ellas– que Blancanieves y la Reina Malvada se sentarían juntas a tomar el té y a hablar de sus cosas en el salón de ésta última? Éste es sin duda un ‘momento Kodak’. Pero el tema lo merece. Al parecer, el Robin 2.0 que se agenció Regina en la realidad paralela no está cuajando como ella querría. Hasta ha admitido que está preocupada.

Y no es para menos. Para empezar, casi se carga al Sheriff de Nottingham. Pobre desgraciado, siempre recibiendo. ¿Os acordáis de la tunda que le dio el Señor Gold en la segunda temporada? Ya sabéis, cuando se intentó liar con Bella durante su fase de cambio de identidad, cortesía de Regina. Pues en este segundo susto, si no llega a ser precisamente por Regina, el pobre no lo hubiera contado.

Pero claro, había que tener delicadeza con Robin. ¿Cómo decirle que en este mundo tenía una hija en común con su hermana Zelena –obviando a su otro hijo con Marian– sin que el muchacho saliera corriendo? Pues en su cripta, ¿por qué no? Rodeada de todos los enseres de Reina Malvada que la hacían quedar como una hipócrita al lanzarle el sermón de ‘tienes que ser bueno’. Y contra todo pronóstico, Robin captó el mensaje porque se decidió a darle un primer beso. Pero, y he aquí la cuestión, Regina abrió los ojos durante ese esperado contacto con una expresión de contrariedad que manifestaba que no le había gustado nada. ¿Cómo? ¿Resulta que después del esfuerzo de traértelo y presentarlo en sociedad ahora estamos ahí? ¿No se te ocurrió probar la mercancía antes, bonita?

Y desde luego a Robin tampoco parece haberle convencido. Ya que al final del episodio se dejaron ver sus verdaderas intenciones. Al menos eso parece. Porque si no, ¿qué hace de noche en el interior de la cripta de Regina tocando precisamente los enseres de Reina Malvada que dicha reina le había prohibido tocar? ¡Madre mía, Regina, que te han timado! Y la culpa una vez más la tiene Emma, que fue la que te convenció para que te lo trajeras.

Una bendición envenenada

Han tenido que pasar seis temporadas para descubrir el origen de David y su hermano gemelo James, el hijo malvado del Rey George. ¿Cómo era posible que siendo hijos de la misma madre hubieran corrido destinos tan dispares? ¿Por qué fueron separados al nacer?

Como suele ocurrir con el noventa por ciento de los embrollos del ‘Bosque Encantado’, Rumpelstiltskin y uno de sus tratos tuvo la culpa de todo: a cambio del dinero de la medicina para los pequeños bebes –una dolencia pulmonar hacía peligrar sus vidas–, entregarían uno de los gemelos al Rey George. Los granjeros Robert y Ruth tuvieron que tomar una difícil decisión. Para que pudieran vivir los dos, uno tendría que criarse lejos de su hogar. Al menos recibiría cuidados y sería feliz con la educación de un príncipe.

O eso pensaban. Porque unos años más tarde, James se escapó de castillo del Rey George. Al enterarse de la noticia, Robert hizo otro trato con Rumpelstiltskin: a cambio de un pelo suyo, el ‘Ser Oscuro’ le daría un pasaje para la ya conocida ‘Isla de los Placer’. Lo curioso de este intercambio es que Rumpel no quería el pelo para nada. Fue una excusa para disimular que se había conmovido al ver a ese padre delante de él intentando reencontrarse con su hijo (él estaba en una situación similar con su hijo Baelfire). Pero lo cierto es que lo hizo a cambio de nada. Este momento también debería inmortalizarse para la posteridad.

Y cuando por fin encontró a James y estaban listos para regresar a casa, el Rey George y sus soldados los interceptaron en el puerto. Aunque intentó poner precio de nuevo a su paternidad, Robert declinó el ofrecimiento con tal de juntar de nuevo a su familia. Esto enfureció al rey, quien regaló a sus hombres la recompensa ofrecida al campesino instantes antes con tal de que acabasen con él.

Tal funesto destino fue lo que desató la ira de David, que fue corriendo a cobrarse venganza en el propio rey, encarcelado en el sótano del Hospital de Storybrooke. Y aunque éste lo espoleó a base de bien, con unos aires similares a los de Anthony Hopkins en ‘el silencio de los corderos’, Killian llegó a tiempo para frenar esas ansias que le hubieran costado un disgusto una vez pasado el calentón.

Una reconciliación con su alma y con el restaurado recuerdo de su padre, al que creía un borracho que se estrelló con su carromato, sirvieron a David para encontrar la paz. Y como pago a los excelentes servicios prestados por Garfio, le dio su bendición de buen grado para que le pidiera a Emma su mano en matrimonio.

El problema, queridos amigos, es que el pasado siempre vuelve. Y lamentablemente, aunque nos hubiera gustado que fuera de otra manera, sobre todo a Garfio, detrás de los intentos de frenar a David en su búsqueda había algo más que buenas intenciones. Ya que fue él quien asesinó a su padre. Justo antes de que los soldados del rey lo hicieran, parte de su cuadrilla y él mismo en persona asesinaron a los hombres de la guardia. Y por mucho que Robert suplicó para que lo dejara marchar bajo la promesa de que no diría nada a nadie, el corsario despiadado lo atravesó con su sable sin ningún tipo de piedad.

En la actualidad, Garfio no se atrevería a acometer un acto así. Es cierto que ha cambiado bastante desde entonces. Y tampoco conocía la identidad de su víctima en ese tiempo. Pero, ¿cómo iba a ser capaz de mirar a los ojos a David? ¿Cómo iba a pedirle matrimonio a Emma en esas condiciones? Si ya era compleja la idea de pensar en él como el abuelastro de Henry –porque fue el amante de su abuela, la ex de Rumpel–, imaginad ahora que sabemos que además asesinó al abuelo de su futura prometida.

Se agradece un capítulo como el de esta semana. Hemos descubierto nuevos trapos sucios en la vida de nuestros héroes que al mismo tiempo nos ayudan a conformar el complicado puzzle que une la existencia de todos. Porque está comprobado que todos están conectados entre sí. Ahora queda preguntarnos cuánto transcurrirá hasta que se destape todo y hasta dónde llega la capacidad de perdonar de David y Emma. Eso si no les pilla muy ocupados enfrentándose nuevamente a Gideon y al tiempo que salvan a su madre. Y en lo que respecta a Robin, que se vaya preparando porque como lo pille Regina lo va a lamentar. La Reina Malvada no se ganó ese sobrenombre por mostrarse compasiva y piadosa.

Por Alberto Rodríguez

Que no os engañe el título. Este episodio está llamado a ser uno de los más tristes de la temporada –tal vez incluso de la serie– porque alberga uno de los grandes secretos de la ficción, rodeado, cómo no, de una enorme injusticia. Por otro lado, se reconoce el estilo inconfundible de Edward Kitsis y Adam Horowitz, que han decidido apostar sobre seguro y regalarnos un nuevo crossover de cuentos populares. Y la magia ha funcionado, como siempre. En esta ocasión, nada más y nada menos que el padre de David, el príncipe encantador, comparte escena con un inocente Pinocho recreado por ordenador en una de las localizaciones más emblemáticas del cuento al que pertenece el muñeco sin hilos: la ‘Isla del Placer’.