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'The Flash' 3x06 Review: ¡Caitlin se sincera!

Por Alberto Rodríguez

¡Qué bien sienta acertar las quinielas! Bueno, vale, en parte: Wally está más vulnerable que nunca frente a Alquimia, que intenta tentarle para que recobre sus poderes de Kid Flash (como predije hace unas semanas). En cambio, parece que la incipiente amistad entre Barry y Julian está condenada a ir despacio –a pesar de mi apuesta segura-, pues a éste último no le interesa correr tanto como a nuestro héroe. Y en medio de este caldo de cultivo llega Cisco y hace algo que a todos nos gustaría hacer si estuviéramos metidos dentro de una serie: ¡tirar de la manta!

(¡Aviso de Spoilers!)

El secreto de Caitlin sale a la luz

Suele ocurrir muchas veces que uno de nuestros mejores amigos es el que nos traiciona. Aunque sea pensando en nuestro bien. Y en este caso, tenemos que darle las gracias a Cisco por poner sobre la mesa el tema ‘Killer Frost’ y obligar a Caitlin a contarle al resto del grupo que en esta nueva línea temporal está desarrollando los poderes de un metahumano de hielo.

Cuando algo nos inquieta, nos atormenta o nos perturba solemos sincerarnos con aquel de nuestro círculo que consideramos más cercano, y, a partir de ahí, nos vamos abriendo a medida que cogemos confianza. Esto fue lo que debió pensar Caitlin cuando le reveló a Cisco la existencia de sus nuevos poderes, ya que, acto seguido, le pidió que usara los suyos para ver su futuro y confirmarle si se convertiría en Killer Frost. Y él, demostrando una gran inteligencia emocional, le dio a su amiga lo que necesitaba: mintiéndole a la cara, negó categóricamente que fuera a volverse malvada.

Pero cuando mientes hay que proporcionar un contraargumento convincente para la otra persona. Sobre todo cuando su intuición femenina le avisa de que le están ocultando algo. Y claro, después de que Caitlin pasara unos días detrás de Cisco emperrada en que le contara lo que vio en su visión, a éste –que no sabe o no le da la gana disimular- no le quedó más remedio que confesarle que se vio a sí mismos luchando entre sí como Killer Frost y Vibe.

Poco le duró la tranquilidad a Caitlin, y menos cuando esta revelación activó el protocolo de emergencia que hizo que Cisco se saltara todos los códigos éticos de la amistad y se chivara del gran cambio por el que pasa su amiga. Pero lejos de separarles, este hecho les ha unido más. El enfado le duró poco a Caitlin –menos mal, porque ya me estaba viendo otro conato de rabia-, quien confesó no ser buena pidiendo ayuda. Y Cisco, magnánimo en el perdón, le volvió a regalar esperanza a su compañera con una de esas frases lapidarias que tanto gustan a los guionistas: ‘Puede que tu madre sea una gran científica, pero nosotros somos los expertos en lo imposible’.

Así que de momento, por este flanco la situación está controlada. Pero sigue siendo un cabo suelto que ya veremos, cuando le llegue la hora de ser hilvanado, qué daños colaterales desata para Barry y sus amigos.

El peso de la responsabilidad

Y hablado de nuestro protagonista, en esta temporada más que nunca va camino de desgastar el látigo con el que le gusta flagelarse. Pero por una vez con razón. Porque él y sólo él es el responsable directo de todos los cambios acontecidos en esta nueva línea temporal a partir de Flashpoint. Repasemos: la muerte de Dante, el hermano de Cisco; la conversión de Wally en Kid Flash y de Caitlin en Killer Frost – en la línea temporal original eran seres humanos normales-, y cómo no, la aparición de Alquimia y nuevos metahumanos. Por no hablar del cambio de sexo de la hija –ahora hijo- de John Diggle, el compañero de ‘Arrow’ y los portales que aparecen en Nacional City, donde vive ‘Supergirl’. Ambas, series hermanadas con ésta y de las cuales tendremos noticia por los múltiples crossovers abiertos con ellas, pero todo a su debido tiempo.

Demasiada plancha. Y lo único que puede hacer es entonar el mea culpa, como cuando le cuenta a Caitlin que sus nuevos poderes son fruto de su trastocamiento de las leyes del tiempo y del espacio. Aunque en su cara se refleja un enorme ‘¿cómo te atreves?’, ella decide mantener un prudente silencio. Pero podríamos estar frente a ese picotazo en la luna del coche que acaba convirtiéndose en una fisura peligrosa – que diría ‘JuanCar’ de Carglass. ¿Buena charla? El tiempo dirá si Snow le tiene guardada esta rencilla a partir de ahora.

Una terrible sospecha

Una vez superado al malvado episódico –Shade, quien da nombre al capítulo-, a Barry & Company les da tiempo a localizar la guarida de Alquimia y usar a Wally como cebo para entrar por sorpresa. La típica estrategia que típicamente sale mal para los buenos y que suele darle una ventaja competitiva al villano mientras los héroes se quedan con un palmo de narices. Y por supuesto hoy no iba a ser menos.

Tras irrumpir en la logia liderada por Alquimia y los tres metahumanos que resisten con él –recordemos que la policía encontró en la calle hasta seis pellejos de embrión de metahumano, y tres son los que han sido vencidos-, Flash, el detective West, Wally y los geos consiguen reducirles y poner al jefe contra las cuerdas. Sin embargo, una ráfaga azul entra en escena enturbiándolo todo y noqueando a todos los allí presentes. Flash intenta perseguirle en vano porque este extraño ser le somete contra una columna, y al ser preguntado por su identidad afirma ser Savitar, el dios de la velocidad. ¿Perdón? ¡Ya era bastante abstracto y difícil de asimilar el rollo místico de la fuerza veloz, y ahora resulta que existe una deidad!

Y como colofón, va el hijo menor de Joe –mira que le advirtió su padre que se estuviera quietecito- y haciendo caso omiso, como embobado, toca el prisma de Alquimia donde supuestamente están almacenados sus poderes. Al instante se ve embebido en una columna con líquido amniótico que parece sacada de la película ‘Alien’. Ya sabemos de dónde vienen los embriones. En el próximo capítulo, ‘cómo nacen los metahumanos’.

Y todo esto, la noche en la que Julian Albert desaparece de la comisaría sin dejar rastro de su paradero y con la pobre excusa de que está visitando a su novia. Señores guionistas, ¿nos están poniendo un cebo o tenemos base para establecer una acusación formal?

Parece que hasta ahora hemos estado jugando a las casitas y como el propio Alquimia advierte a Flash, esto no ha hecho más que empezar. Así que preparados, listos, ¡ya!

Por Alberto Rodríguez

¡Qué bien sienta acertar las quinielas! Bueno, vale, en parte: Wally está más vulnerable que nunca frente a Alquimia, que intenta tentarle para que recobre sus poderes de Kid Flash (como predije hace unas semanas). En cambio, parece que la incipiente amistad entre Barry y Julian está condenada a ir despacio –a pesar de mi apuesta segura-, pues a éste último no le interesa correr tanto como a nuestro héroe. Y en medio de este caldo de cultivo llega Cisco y hace algo que a todos nos gustaría hacer si estuviéramos metidos dentro de una serie: ¡tirar de la manta!