'The Flash' 3x05 Review: Verdades a 'medio aflorar'
Antes de lo previsto hemos empezado a obtener respuesta a algunos de los interrogantes abiertos en los capítulos iniciales. Pero aconsejo cautela: lo que se da gratuitamente no se valora, y, aunque se agradece la información, no debemos quedarnos en la superficie. Todavía queda mucho por rascar en las intrincadas tramas que rodean a nuestros personajes favoritos.
(¡Aviso de Spoilers!)
¿El inicio de una amistad?
El primer secreto que nos ha sido revelado es la razón de ser de Julian y su incansable lucha contra los metahumanos. En este episodio, titulado ‘Monster’, asistimos a un guiño retro en las historias de salvadores: la aparición de un monstruo gigante, tipo ‘Godzila’, que siembra el caos en la población, con mareas de ciudadanos corriendo y extendiendo el sentimiento de pánico con la misma velocidad que la pólvora. La animación, parecida a la del stopmotion, con sus saltos atropellados, y una cinemática parecida a la de los monstruos salidos de ‘Power Rangers’ a finales de los 90, evidencian que se trata de un ser virtual controlado por alguien.
Para resolver quién está detrás de este misterio, y como estrategia para acercarse a Julian, Barry le pide una especie de tutoría. A cambio de permitirle acompañarle en la investigación del caso y enseñarle a ser un mejor detective, Barry le dejará en exclusividad el laboratorio.
Gracias a jugar la baza del alumno filántropo que sólo quiere aprender del maestro, Barry obtiene unas declaraciones muy interesantes de Julian: él piensa que los metahumanos desperdician sus poderes porque, en vez de usarlos para hacer el bien, muchos son delincuentes. Además, se siente frustrado por no haber sido uno de esos elegidos, como él mismo los denomina. Y por supuesto mete a Flash en el mismo saco.
Sin embargo, la resolución del caso ‘Godzila’ les llevará ante un adolescente, víctima del bullying en su instituto, quien ideó esta ilusión óptica digital para producir en la ciudad el mismo terror que él sufría a diario a manos de sus verdugos. La puntual intervención de Flash impedirá que Julian dispare al muchacho por error, evitando así unas trágicas consecuencias.
Este hecho desbloqueará la mente del joven forense, haciendo que se abra a Barry y le confiese sus orígenes. Reconociéndose como el patito feo de una familia inglesa adinerada, voló a Estados Unidos para dedicarse a su pasión: la ciencia. Pero la aparición en escena de los metahumanos revolucionó la cosmovisión y el universo conocido, y, ante esta revelación transformadora del mundo que le rodeaba, se sintió inútil. Inesperadamente, la actuación providencial de Flash le conmovió y le hizo cambiar de opinión, hasta el punto de querer darle también una segunda oportunidad a Barry. Tras lo cual, se van juntos a tomar una copa al bar.
Todo esto en el quinto episodio. Demasiado fácil. La reconciliación no puede llegar tan rápido. Es cierto que sólo es un acercamiento, a fin de cuentas, y que al día siguiente todo puede irse al traste. Pero está claro que es pronto para hablar de amistad. Aquí se plantean dos posibles caminos: por un lado, una accidentada relación con tiempos de paz y guerra intercalados; o por otro –y por el que me inclino más-, un estrechamiento de los lazos entre ambos que le estallará a Barry en la cara cuando Julian acabe descubriendo que es Flash. Y de momento se le da muy bien hacer de cazador, preguntando e inquiriendo a Barry cómo narices se las apaña para conocer datos de la escena del crimen si no ha estado presente. Información privilegiada que sólo tiene por su condición de superhéroe. ¿Soportará la verdad? ¡Ándate con ojo, Barry, porque tu compañero no se chupa el dedo!
Un fraude
Segundo secreto. También muy fácilmente revelado. H.R. Wells es un timo. Resulta que de todos los universos conocidos, el único homólogo del Dr. Wells que decidió acudir a trabajar a los Laboratorios STAR no es científico. Así de salao’ nos ha salido el muchacho.
Tras verle en una escena en la que dicta a una grabadora lo que parece un diario, en la mente surge la idea de encontrarnos ante un móvil oscuro que era lo que nos chirriaba de capítulos anteriores. Máxime cuando Wells afirma que los demás no conocen su verdadero plan.
Pero cuando Cisco encuentra la grabadora y la reproduce, delante del propio H.R., su contenido es más que decepcionante: es escritor. Y digo decepcionante no porque la profesión de escritor no sea bien bonita, sino porque echamos en falta ese chimpún que nos deja con la boca abierta cada vez que asistimos a una gran revelación. Por lo visto, H.R. quería probarse a sí mismo al tiempo que recababa información para escribir una novela.
No obstante, Wells está en periodo de pruebas. Si no demuestra ser útil para el equipo, deberá regresar a Tierra 19. Salvó el día por los pelos colaborando en la captura de ‘Godzila’, pero su engaño, y el hecho de contar en un laboratorio con alguien sin la debida formación técnica parecen algo poco ortodoxo a Barry y compañía. En este tiempo todavía pueden revelarse terceras intenciones que evidencien un lado más tenebroso en este nuevo Dr. Wells. ¿O en serio le van a dejar jugar el papel de bueno?
La típica relación cortante madre-hija
¿Qué haces cuando tienes un problema enorme que no sabes cómo gestionar? Pues contárselo a tu madre. Da igual si llevas años sin verte, incluso sin hablarte con ella. Da igual que ella no sepa que tu marido ha fallecido o que te dedicas a ayudar a un superhéroe a salvar el mundo. La agenda de una madre, aun siendo la directora de unos prestigiosos laboratorios, nunca estará tan abarrotada como para no ayudar a una hija que se está convirtiendo en un metahumano. O eso debió pensar Caitlin Snow cuando acudió a la suya.
Metáforas aparte, se palpa la fría relación que existe entre ambas. En realidad se trata de una relación estándar en este tipo de ficciones, sobre todo si metemos familiares fallecidos de por medio. El trabajo se convierte en la mejor de las curas para superar la pérdida, en este caso, la del padre de Caitlin, a costa de fagocitarse la relación entre madre e hija. Según Caitlin, desde que faltó su padre, su madre nunca volvió a comportarse como tal.
Pero he aquí el momento de su redención. Después de hacerle varias pruebas, descubren que Caitlin absorbe un montón de energía para usar su poder de congelación. La agresión de uno de los trabajadores del laboratorio, al intentar retener a Caitlin en las instalaciones, despierta a un ser que lleva en su interior -¿Killer Frost, por un casual?- y ésta usa su poder contra él. Antes de que sea demasiado tarde, su madre irrumpe en escena y consigue tranquilizarla pidiéndole disculpas por todos los años de abandono.
Esto sirve de mucho, en boca de la propia Caitlin, que abandona el recinto conmocionada y aturdida por lo que acaba de pasar. A los pocos días, su madre contacta con ella por video y le revela una impactante consecuencia: cuanto más use sus poderes, más rápido se convertirá en lo que quiera que se esté convirtiendo. Cuando le prohíbe usarlos bajo cualquier circunstancia, el alter ego que habita en el interior de Caitlin toma de nuevo el control, congelando el monitor, el pc y hasta el escritorio.
Ésta última es sin duda la trama que más en vilo nos va a tener en los próximos capítulos. Mientras Caitlin se debate con su yo interno, el resto permanece en la inopia. Y esta bomba de relojería convive con ellos sin que sepan que en el momento menos pensado puede estallarles en la cara.
Antes de lo previsto hemos empezado a obtener respuesta a algunos de los interrogantes abiertos en los capítulos iniciales. Pero aconsejo cautela: lo que se da gratuitamente no se valora, y, aunque se agradece la información, no debemos quedarnos en la superficie. Todavía queda mucho por rascar en las intrincadas tramas que rodean a nuestros personajes favoritos.