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'Tyrant' 3x05 Review: Tirano, americano y compartimentado

Por Betty M. MartínezBetty M. Martínez

Como ya dije la semana pasada, en esta ocasión me senté a ver el nuevo capítulo de ‘Tyrant’ bien preparada. Un paquete de pañuelos y una taza con una tila bien cargada no se separaron de mi lado. Afortunadamente, lo primero no lo necesité, pero a la segunda tuve que recurrir más de una vez.

¡¡CUIDADO SPOILERS!!

Molly toca fondo

El último capítulo nos dejó con muy mal sabor de boca. La duda y la preocupación han estado dándome vueltas toda la semana. ¿Qué habrá pasado con Molly? ¿Se habrá dado cuenta Bassam de lo que había pasado? Pues bien, los “simpáticos” guionistas han considerado que era mucho más importante ponernos al día en las tácticas belicistas del Califato que en aclararnos el estado de la Primera Dama de Abuddin. Reconozco que durante los primeros minutos del capítulo he lanzado más de un improperio a la pantalla reclamando respuestas.

Les costó, pero, al final, tuvieron la consideración de aclararnos la situación. Podemos respirar tranquilos. Molly está bien. Ahora mismo está siendo vigilada las 24 horas porque todos asumen que el número de pastillas que ingirió no fue un accidente. De verdad, me alegro de que Molly esté bien. Bueno, está viva, pero muy pronto nos queda claro que no está bien. Y ella también asume que necesita ayuda para salir del pozo en el que ha caído. Por cierto, impresionante Jennifer Finnigan en la escena del balcón. No ha necesitado decir ni una sola palabra para ponernos al borde del ataque. En serio, en esta temporada está brillando como nunca antes lo había hecho. Ojalá regrese pronto porque la vamos a echar mucho de menos.

Dos mujeres frente a frente

Si toda la situación de Molly es dramática, no menos intensa ha sido la charla entre las otras dos mujeres de la vida de Bassam. Leila y Daliyah se han visto frente a frente porque la segunda ha citado a la primera a la Comisión para la Verdad y la Dignidad y, obviamente, la ex Primera Dama se lo ha tomado fatal por coincidir en plena campaña electoral. Leila va segunda en las encuestas, tiene muy pocas probabilidades de remontar y mucho menos si, como ella dice, más o menos, se tiene que someter al ridículo o vergüenza pública de recordar todo lo vivido en palacio durante el mandato presidencial de Jamal.

La verdad es que ha sido bastante divertido ver a estas dos marcando territorio. Leila intenta intimidar a Daliyah y le recuerda que el pueblo se pregunta cómo es posible que una humilde mujer beduina haya podido llegar a su posición. Dicho en otras palabras y con menos diplomacia, que la gente supone que Daliyah ha llegado a donde está gracias a su “amistad” con Bassam. Sin embargo, Daliyah no se amilana. Es una mujer fuerte, inteligente, con recursos y le replica brillantemente recordándole que tiene gracia que ese reproche lo haga la hija de un ayudante de cocina.

Pero Leila, que ya sabemos que no se rinde nunca, aún tiene más que decir y le da un consejo. No te enamores de Bassam porque sabe compartimentarse muy bien y cuando le sobres, te hará a un lado. Dejando al margen el rencor personal acumulado durante años que lleva aparejado ese consejo, hay que reconocer que Leila ha dado en el clavo con algo.

Yo siempre he dicho que Bassam tiene doble personalidad. Esa capacidad de lo mejor y lo peor que va y viene sin previo aviso. Pero tal vez la definición de Leila sea más correcta. Bassam tiene un compartimento para el líder demócrata; otro para el guerrero sin escrúpulos; otro como marido de Molly; otro para su relación con Daliyah… Y, sí, es cierto, cuando alguna parte no le conviene lo separa y nunca más habla de ello. ¿Alguien le ha visto recordar la muerte del padre de Ihab? Y eso por poner solo un ejemplo. Leila, con tu permiso, me apropio de tu calificativo. Bassam es un hombre “compartimentado”. Avísame y arreglaremos lo del copyright.

Una campaña accidentada

Ya he dicho que Leila va segunda en las encuestas, pero las cosas pueden cambiar. El liderazgo de Fauzi parece claro y tiene visos de confirmarse porque, si no, Cogswell no se tomaría el café con él. Si el enviado especial de Estados Unidos conversa con Fauzi es porque asume que va a ser el ganador. No está la situación como para andar perdiendo el tiempo con perdedores.

Lo que no sería descabellado es que Leila perdiera la segunda posición. El jeque está resultando ser bastante más hábil de lo que pensaba y hay que reconocer que Bassam le está echando una mano inconscientemente.

A ver, entiendo la decisión de cerrar los centros de oración por la amenaza de radicalización, pero, Bassam, con este tipo de decisiones lo único que haces es dar argumentos a los que te acusan de ser un tirano americano. ¿Eres consciente de que cada vez te pareces más a Jamal? Creo que sí porque tú mismo se lo dices a Maloof. Estás caminando peligrosamente hacia el mismo punto en el que estaba Jamal y, siento decírtelo, pero si no has llegado ahí es porque el jeque la ha evitado.

Lo reconozco. El jeque me ha impresionado en la protesta de la universidad. Esperaba que se erigiera en líder de los manifestantes y que clamara contra la decisión del Gobierno. Y lo hace, pero desde un tono muy distinto al que imaginaba. No le gusta la decisión de cerrar los centros de culto. No la comparte. La critica. La considera un error. Pero deja la ira a un lado y habla de paz y misericordia. Es más, cuando la situación se pone preocupantemente tensa, consigue enderezarla y evitar una tragedia.

Fauzi, eres el candidato de Bassam. Eres el candidato de Estados Unidos. Eres el candidato que encabeza las encuestas. Pero no te despistes porque el jeque puede darte una sorpresa. Lástima que Leila no tenga casi ninguna oportunidad porque hubiera sido una pelea (democrática) de lo más interesante. Aunque, claro, a Leila nunca hay que darla por derrotada.

Secretos en palacio

Abuddin es, ahora mismo, un polvorín donde la presidencia de Bassam empieza a estar cada vez más en entredicho. Y las cosas pueden empeorar.

Por un lado tenemos a Ahmed que, por ahora, ha callado su gran secreto, pero discretamente intenta acercarse a su padre y a su hermano. Si no lo digo, reviento, por un momento pensé que le iba a decir la verdad a Sammy. ¿Vosotros no?

Sammy. No lo había comentado, pero ha estado viéndose con un profesor de la universidad. Casado y con un hijo. Sammy no ve ningún problema. Y, por otro lado, ¿qué hace el hijo del presidente en una protesta contra el presidente? Por favor, Sammy, después de tanto tiempo ¿aún no entiendes cómo funcionan las cosas en Abuddin? ¿aún no has asumido lo que significa ser un Al Fayeed? Menos mal que Halima le explica que bastantes problemas tiene su padre ya como para enfrentarse a un escándalo de esa magnitud.

Claro que su padre tiene otras cosas en mente. Señoras, señores, por fin ha sucedido lo que todos intuíamos que iba a suceder desde la anterior temporada. Y no lo voy a decir porque después de la cantidad de capítulos que hemos estado aguardando la “situación” no seré yo quien prive a nadie del gran “momento”. Además, reconozco que necesito algo de tiempo para analizar las posibles consecuencias personales y gubernamentales del “acontecimiento”.

En fin, que he terminado el capítulo con la taza de tila completamente vacía y los pañuelos intactos. Lo bueno, que nos han dado una pausa en las tragedias. Lo mejor, que siguen impactándonos las sorpresas. Ojalá que la semana que viene sigamos así.

Por Betty M. MartínezBetty M. Martínez

Como ya dije la semana pasada, en esta ocasión me senté a ver el nuevo capítulo de ‘Tyrant’ bien preparada. Un paquete de pañuelos y una taza con una tila bien cargada no se separaron de mi lado. Afortunadamente, lo primero no lo necesité, pero a la segunda tuve que recurrir más de una vez.