Diez lecciones que aprendimos de 'The Big Bang Theory': la serie que nos enseñó de ciencia y de banderas dice adiós
Erigirse como serie de éxito y mantenerse durante 12 temporadas es una hazaña al alcance de muy pocas. Pero emitir los dos últimos episodios, el final definitivo, apenas tres días antes del desenlace de Juego de Tronos, es mala suerte.
La ficción creada por Chuck Lorre y Bill Prady 'The Big Bang Theory' dice adiós la madrugada de este jueves 16 de mayo en Estados Unidos, mientras que en España podrá verse el viernes en TNT (23:50h). Aunque quizás algo empañada por los Stark, Lannister y compañía, los fans aguardan igualmente la despedida de la sitcom que ha puesto de moda a los denominados frikis y ha dejado en buen lugar a quienes quieran vestir con una camiseta de manga corta por encima de una de manga larga. También ha puesto en alza la importancia y diversión de las banderas con el programa ideado con Sheldon y demostrado que llamar a la puerta con tres toques sucesivos siempre va a ser más efectivo que con sólo uno.
Es por ello que después de haber visto el flashmob definitivo interpretado por equipo técnico y artístico de la serie, las lágrimas derramadas en la última lectura del guion y el desmantelamiento de los decorados de la mano de Johnny Galecki, hemos querido hacer hincapié en el legado que nos deja esta particular pandilla de cerebritos. Todo desde que el 24 de septiembre de 2007 la CBS emitiera su primer capítulo.
Ciencia y comedia, el cóctel definitivo
La mecánica cuántica, el Bosón de Higgs, la antimateria o la teoría del multiverso son solo algunos de los conceptos científicos que se dan a conocer en la serie.“En TBBT no divulgan, pero hacen guiños a la ciencia, y a una muy buena”, explicó Oriol Marimon a Vertele en un reportaje a propósito del décimo aniversario de la ficción. El doctor en biofísica es uno de los monologuistas de Big Van, un grupo de científicos que tambieén divulgan ciencia a través del humor.
Estos guiños ejercen de altavoz para un área del saber que, de costumbre, no suele tener muy buena presencia en la ficción, o no la suficiente. A su favor está también la aparición de personajes científicos, tanto hombres como mujeres.
Y no ocurre por casualidad, los guionistas de la serie cuentan con el asesoramiento de científicos como el físico David Saltzberg, de la Universidad de California, para asegurar que los libretos no contienen errores. Su respeto y rigor explica que hasta el mismísimo Stephen Hawking abrazara la serie y se animara a participar en ella interpretándose a sí mismo.
¡La vida está para disfrazarse!
¡La vida está paraLa afición de Sheldon, Leonard, Howard y Raj por los cómics y la ciencia ficción llevan al grupo a disfrazarse en varias ocasiones a lo largo de las doce temporadas. Iniciativa que se toman muy en serio, cuidando su vestuario, complementos y maquillaje con todo detalle.
Basta recordar el episodio de la sexta temporada en el que deciden ir en coche a la Comic Con de Bakersfield. En su trayecto se detienen a hacerse fotos y les roban el coche. Incomunicados, tratan de hacer autoestop, con no demasiada buena acogida, para regresar a casa. Eso sí, el premio gordo se lo lleva la Nochevieja de la cuarta temporada en la que, junto a Penny y su particular novio que opta por el traje de Superman, se visten de los personajes de La Liga de la Justicia, y acuden al concurso que se celebra en la tienda de comics de Stuart. Lo mejor del evento, el regreso a casa demacrados ya de madrugada, manteniendo sus atuendos intactos de heroicidad.
Las webs de citas sí te pueden hacer encontrar a tu alma gemela
Es probable que Tinder haya supuesto un paso adelante para las webs y aplicaciones para ligar, ya que su popular uso ha normalizado, aún más, la confianza de los usuarios para buscar el amor, la diversión y el sexo en ellas. TBBT no ha sido ajena a la tecnología que ayuda a encontrar pareja, y así lo demostró la página con la que Howard y Raj encuentran “novia” para Sheldon: Amy Farrah Fowler.
A pesar de la reticencia de ambos a las relaciones sentimentales, el encuentro termina siendo todo un éxito, ya que la neurobióloga resulta ser una versión del físico en mujer. Ha costado a medida que han ido avanzando las temporadas, pero llegan al desenlace juntos, habiendo mantenido relaciones sexuales y hasta casándose. Algo impensable en el inicio de la serie.
Hacerse youtuber no es tan fácil como parece
Sí, antes de que los youtubers se convirtieran en todo un fenómeno, Sheldon hizo sus pinitos con Diversión con banderas. “Vamos a explorar el dinámico mundo de la vexicología (estudio de las banderas)”, comenzaba explicando en la primera entrega.
Con el videopodcast del fan de Star Trek aprendimos datos como que la única bandera con dos lados es la de Oregon, que no pueden doblarse de cualquier manera o que el disfraz de pretzel (dulce alemán) que viste Amy para presentar la insignia de Baviera es muy poco favorecedor. También dio ideas para hacer juegos con banderas, como dibujar distintivos de países reales e inventados y retar al rival a que se dé cuenta si son falsas o verdaderas.
No hay canción hortera que no conquiste un corazón
Howard es el personaje al que más hemos visto cantar y tocar el teclado en la serie. Y quizás su punto más fuerte es que no se avergüenza y confía en sus dotes musicales hasta para conquistar a la persona que descubre como amor de su vida: Bernadette. La primera vez ocurre en el restaurante Cheesecake en el que la microbióloga trabaja junto a Penny. Ella está enfadada con el ingeniero, que acude a pedirle disculpas con un “número”.
Cuando termina la canción, su amiga se disculpa por el bochorno que para ella ha supuesto la actuación, pero Bernadette está más que satisfecha. “¿Estás de broma? Es lo más romántico que han hecho por mi en mi vida”, le responde. En la séptima temporada, ingeniero volverá a sentarse al piano para brindar un emotivo momento en el hospital. Bernadette tiene que permanecer aislada tras un accidente en un experimento coincidiendo con el aniversario de su primera cita, y Howard decide visitarla y cantarle una nuevo tema acompañada de la pandilla de amigos.
Ante la euforia del orgasmo: ¡No pedir matrimonio!
A Leonard esta idea le salió muy cara. “¿Quién dice algo así justo en medio de un polvo?”, le espeta Penny espantada. Él intenta justificarse alegando que “la gente dice cosas muy raras mientras se acuestan”, pero la explicación queda lejos de ser suficiente para Penny. También los intentos de quitarle hierro al momento, sugiriendo que con el tiempo quedará en anécdota con la que se reirán.
Días después vuelve a hacerle la propuesta, pero no en pleno acto sexual, a la que Penny responderá que no. Con la negativa le da un beso apasionado, demostrando que aunque ve precipitada la boda sí que quiere que sigan siendo novios. Esta no fue la última petición de enlace entre ambos, posteriormente sería ella quien hiciera la pregunta, y sus votos terminarían llegando a buen puerto, en dos ocasiones. Con dos bodas incluidas.
Las tiendas de cómic molan
¿Es la tienda de cómics que regenta Stuart una de las más famosas de la televisión? Probablemente. Desde luego, es el establecimiento favorito de los personajes de TBBT, en la que han comprado ejemplares, han pasado el rato, han tenido discusiones y hasta ligado.
También han pasado noches de fin de año, envueltos en el colorido local que, de paso, lleva a Stuart a acercarse a la pandilla de amigos. Nunca consigue ser uno más, y eso que durante un tiempo se dedica a cuidar a la madre de Howard, pero sí se gana su simpatía. Salvo cuando decide colarse en el jacuzzi de Howard y Bernadette, junto a Raj.
Llamar a la puerta tres veces es mejor que hacerlo una
“Toc, toc, toc, ¡Penny!”, es una de las frases que más se escuchan en la serie. Es la manera en la que Sheldon acude a la puerta de su vecina y le pide que le abra. Hubo que esperar a la décima tanda de entregas para conocer el por qué de tal costumbre. Al parecer, según le cuenta a su amiga aspirante a actriz, cuando tenía 13 años un día volvió a casa más pronto de lo previsto porque los profesores de matemáticas de la facultad ya no sabían que enseñarle.
Su madre estaría fuera por lo que esperaba que no hubiera nadie. Sin embargo, al entrar escuchó sonidos que procedían de la habitación de sus padres. “Cuando abrí la puerta me encontré a mi padre acostándose con otra mujer”, le revela. “Es la razón por la que no abro una puerta sin haber llamado antes tres veces”, concluye. La primera sería la tradicional, mientras que con la segunda y tercera da tiempo para que “se suban los pantalones”.
Los mejores planes con amigos son con comida de por medio
Si hay una imagen habitual en los episodios de TBBT es la del grupo de amigos reunidos en el salón del apartamento de Sheldon y Leonard comiendo. Sentados en torno a una pequeña mesa, que básicamente sirve para los desperdicios porque suelen apoyar sus platos encima de las piernas, mantienen variopintas conversaciones y discusiones. Los lunes toca cocina thai y los jueves pizza, por orden de Sheldon Cooper. El rito lo repiten en el comedor de la Universidad y en el restaurante The Cheesecake Factory.
Aun así, el volumen de comida no suele reducirse. Tampoco es común ver a los intérpretes llevándose el tenedor a la boca. Kaley Cuoco no fue ajena a la pregunta de los fans sobre qué ocurre con los desperdicios. La actriz compartió en su cuenta de Instagram dos vídeos explicando el misterio. “Guardamos la comida con la que hemos estado trabajando y tocando todo el día, y tiramos las sobras al final de la jornada de rodaje”, explicó la intérprete de Penny.
Revisa la colocación de los muebles... ¡Y defiende “tu” sitio!
Sheldon no tolera que nadie ocupe su “sitio” en el sofá. Su esquina en el extremo derecho es sagrada, pero no por mero capricho. Como él mismo explica cuando alguno de sus amigos intenta quitárselo, alega que “en invierno está lo bastante cerca del radiador para tener calor, pero no lo bastante para causar transpiración. En verano está en el punto perfecto de la corriente creada al abrir las ventanas de ambos lados del salón. El televisor está en un ángulo que no es ni directo, desalentando la conversación, ni tan amplio que cause un tirón de cuello”.
Estaría bien conocer ese “sitio” perfecto en los salones de cada casa, pero sin obsesionarse. A juzgar por lo que sufre cada vez que alguien se sienta ahí, la vida parece más sencilla cuando no existe tal necesidad.