Fidel, enfadado con el montaje de 'Masterchef 8' tras su expulsión: “En la prueba de eliminación yo hablaba”
Si la semana pasada fue Saray la gran protagonista de Masterchef 8, siendo expulsada por la puerta de atrás tras presentar un plato de “vergüenza”, la atención en su siguiente entrega la acaparó Fidel que, tras no haber podido cocinar en la prueba de eliminación, fue el elegido por los jueces para abandonar el programa.
Alcanzado el tercer examen del día, José Mari, Juana, Michael, Sara Lúa, Sonsoles y Teresa lucían su delantal blanco a la espera de ser testigos de cómo el resto de sus compañeros se jugaba la permanencia. Sin embargo, y por primera vez en el formato, fueron los delantales blancos quienes cocinaron por los negros, elegidos por sorteo, dejando en ellos toda la responsabilidad. Así, Juana cocinó por Alberto, José Mari por Iván, Michael por Ana, Sara Lúa por Andy, Sonsoles por Luna y Teresa por Fidel. Durante la prueba, podían intercambiar palabras, dar consejos y apoyar a los que sí estaban cocinando.
En la hora que se les dio para elaborar un plato, los jueces comentaban la actitud y propuestas de los aspirantes, así como el trabajo en equipo, siendo Fidel el más criticado porque apenas se comunicó con Teresa, convirtiéndose en uno de los motivos por los que posteriormente argumentaron su salida. Aunque cuando se comunicó al concursante que era él quien iba a abandonar las cocinas su reacción fue tranquila y de agradecimiento al programa por todo lo que había aprendido, el propio Fidel criticó en redes sociales el montaje de la entrega.
“En la prueba de eliminación yo hablaba”, compartió, “yo no entender por qué no salgo hablando”. Y también tiró de ironía para agradecer “a las universidades de edición de vídeo por alumnos tan buenos”.
Más allá del enfado del ex aspirante, hay que recordar que las grabaciones de Masterchef, por lo que es inevitable que haya gran parte del metraje que no se emite. Al tener que reducir su duración a minutos, la amplia mayoría se queda fuera.
Volviendo a la prueba, su sorprendente mecánica no había gustado a quienes ostentaban el delantal negro, entre los que Iván aseguro que era “injusta”, dado que no iban a poder hacer nada por quedarse. El expulsado compartió su opinión tras la valoración, ante lo que Jordi Cruz se justificó en que se trataba de una dinámica que ocurría en las cocinas de la vida real. Mientras tanto, Teresa lloraba desconsolada. “Esto no se puede hacer, la responsabilidad de que él se marche me deja muy mal”, lamentó.
Sobre su papel como pacificador: “Era árbitro de boxeo”
Entrevistado por RTVE, Fidel ha hablado sobre cómo era el día a día de los aspirantes más allá de lo visto delante de las cámaras. “El tema de la convivencia es muy duro”, ha afirmado, al tiempo que se ha reconocido como el pacificador de la casa: “Era árbitro de boxeo también”. “Era normal que entre caracteres que hubiera ahí algunos chocaran... Bueno es que ¡era de cajón!”, ha reconocido, antes de insistir en el 'peligro' que corren ahora quienes permanecen concursando.
“Id avisando al ejército que acordonen la casa. Si hay algún policía secreto que pueda estar allí, que simule que es un cocinero, lo que queráis. Pero por favor no los dejéis solos. Lo que pueden crear ellos es peor que el coronavirus”, ha exclamado.
Se ha pronunciado igualmente sobre Michael, que es el compañero sobre el que más críticas han caído tras la salida de Saray. De hecho, en la entrega de este lunes, Samantha salió en su defensa para decir a los demás que lo que tenían que hacer no era criticarle si no “aprender de él”. “Sinceramente no tiene nada ver su personalidad delante de las cámaras con luego su personalidad fuera y entonces la convivencia es más complicada”, ha comentado Fidel sobre él, “él es más introvertido y no se relaciona con nosotros”.
Lo que sí que tiene claro es que va a ir “a tope” a por la repesca. Momento en el que piensa que podrá jugar a su favor la forma en la que fue expulsado, sin haber podido cocinar: “Teniendo ese handicap, tengo un poquito de expectativa de que si ya hago un buen plato, tener un pequeño valor añadido y que sean un poco más cariñosos conmigo y poder entrar otra vez”.