Un español en la fragua de 'Forjado a fuego': así se abre paso el programa hacia el público latino
Miguel Ángel Gil ha grabado (a fuego, por supuesto) su nombre en la historia de Forjado a fuego al convertirse en el primer herrero español en participar en una competición que ya ha alcanzado estatus de culto a nivel mundial.
El madrileño es uno de los contendientes de la Edición Internacional del formato desarrollado por Tim Healy y Jodi Flynn para History Channel, que se convertiría en un inesperado alfil en la cruzada de las televisiones temáticas nacionales. Afianzado en las noches de lunes y martes en MEGA, el programa prueba ahora su efectividad con la emisión en abierto de esta iteración del formato pensada para el público latino, que conoce como Desafío sobre fuego y que vio la luz en otoño de 2018.
Así se blande el éxito en Latinoamérica
Grabado en México y producido junto a Nippur Media, esta versión que ya suma tres temporadas en su haber particular mantiene intacta la premisa del programa: cuatro expertos en cuchillería compiten en una serie de arduas pruebas eliminatorias para hacerse con el botín de 10.000 dólares en juego. El actor colombiano Juan Pablo Llano asumió el cetro que en la versión estadounidense empuña Wil Willis durante las dos primeras tandas, dejando el mando de la forja a Michel Brown a partir de la siguiente, que además contaría con el aliciente de incorporar a Doug Marcaida, acaso la imagen más reconocible del idiosincrásico talent show, a su jurado de expertos que cuenta con el experto Mariano Gugliotta como fijo en la alineación. La presencia del maestro de kali, todo un aliciente para la audiencia fiel del formato, se adelantó en la última de las entregas de la segunda temporada, con su presencia en la recta final.
Precisamente es esa segunda tanda la que cuenta con el español como candidato a fraguarse su propia corona afilada. Su debut será elaborando un kukri nepalí, un cuchillo curvado que fue usado por los combatientes gurka desde la guerra anglonepalesa (1814-1816), tras la que quedaron al servicio de la Corona Británica, así como en la dos guerras mundiales.
El acero que elabore habrá de probar su resistencia siendo golpeado con una barra metálica incorporada en una guillotina que ejercerá 240 kilos de fuerza, en la primera prueba eliminatoria; y luego habrá de probar su filo entre juncos y su letalidad en unos costillares de vaca, en la segunda (siempre y cuando, claro, su obra de herrería haya pasado el primer corte).
El resultado servirá para repartir los puntos en juego entre los tres participantes resultantes (100, 75 y 50), que seguir sumando hasta establecer la clasificación dentro del torneo, que servirá para decidir a los cuatro finalistas. Los que más puntos sumen accederán directamente a la fase definitiva, mientras que habrá una repesca para los que queden segundos y terceros.
Este sistema supone la principal diferencia con respecto a la mecánica original estadounidense, marcada por su naturaleza autonconclusiva y la ausencia de rankings. Para los advenedizos, la deliberación del vencedor se establece después de una prueba definitiva a dos en la que ha de replicarse un arma histórica; para su forjado, los dos competidores deben salir del set de grabación y trabajar durante cinco días en sus respectivos talleres, antes de regresar con el resultado al decorado, para someterlas a diferentes pruebas de estrés.
Miguel Barbudo, el cuchillero que salió de Valdemaqueda
Si bien esta tanda ya fue emitida en el universo de pago en marzo, evitaremos cortarnos los dedos por el bien del espectáculo y adelantar acontecimientos sobre el destino que le espera al español. Así que nos centraremos en su desempeño previo a la televisión.
Nacido en Madrid en 1980 y criado en Valdemaqueda, su dedicación al oficio es hereditaria, pues empezó a trabajar en la fragua de su padre fabricando mobiliario y artesanías de forja, antes de comenzar su formación académica en la Escuela de Forja Tradicional y Restauración del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. Tras un incendio que destruyó su local e instalaciones en 2016, este herrero vocacional redirigió su negocio hacia la cuchillería, “supliendo la falta de medios con trabajo duro y tesón”, según reza la web de la marca que ha desarrollado, Navajas Barbudo.
“En nombre de Barbudo queremos romper una lanza en pro de las Navajas, no sólo por el interés comercial, si no por ser un objeto que encierra en sí mismo facetas muy diferentes: en primer lugar por tratarse de un arma tan intrínsecamente ligada al devenir de nuestra historia que debería ser idolatrada como los japoneses hacen con sus katanas; por ser una herramienta esencial para todo obrero, y porque, pese a ser un objeto tan humilde en su esencia, ha llegado a alcanzar altísimos niveles de virtuosismo y originalidad; y por último, por ser un símbolo tan reconocible de nuestra cultura como pueden ser unas bulerías, un toro bravo o un caballo a la vaquera”, escribe Gil en su bitácora personal.
A falta, como decimos, de conocer su efectividad en el concurso, su presencia en pantalla atestigua el interés creciente que Forjado a fuego ha despertado a nivel internacional. No solo es un formato al que el público, habituado a ofertas cada vez más sofisticadas, se ha acabado moldeando; sino que cada vez se demuestra capaz de aproximarse a otras latitudes culturales.