'El Pionero' Jesús Gil llega a HBO: retrato honesto de un personaje único
En su primera acepción, la RAE define “pionero” como aquella persona “que inicia la exploración de nuevas tierras”. Y en su segunda, persona “que da los primeros pasos en alguna actividad humana”. Con ambas definiciones en la mano no resulta extraño que HBO haya puesto por nombre ‘El pionero’ a su serie documental sobre Jesús Gil, cuyo primer episodio está disponible desde hoy domingo en la plataforma.
Al fin y al cabo, el que fuera presidente del Atlético de Madrid y alcalde de Marbella fue el primero en conquistar a su manera los cuatro grandes territorios a los que aspira todo español de éxito: el deportivo, el político, el económico-empresarial y el puramente mediático.
Bajo su mandato, el club colchonero vivió uno de los grandes momentos de su historia, el doblete de Liga y Copa en la temporada 95-96. Y además vistió de rojiblanco a figuras como Futre, Pantic, Simeone, Kiko o Caminero, hoy leyendas del Atlético de Madrid.
Y mientras presidía el palco del Calderón, Gil también sacó tiempo para hacerse tres veces con el bastón de mando del Ayuntamiento de Marbella. Todas ellas por mayoría absoluta bajo las ‘nada’ personalistas siglas de G.I.L. (Grupo Independiente Liberal). Una circunstancia que aprovechó para transformar la ciudad de arriba a abajo con construcciones que él mismo se adjudicaba, lo que le reportó grandes beneficios empresariales y, por ende, económicos. Y por si fuera poco, su arrolladora personalidad le llevó a tener su propio programa de televisión, Las noches de tal y tal, emitido por Telecinco en el verano de 1991 y en el que nuestro protagonista aparecía metido en un jacuzzi opinando sobre toda clase de temas junto a un grupo de modelos en bikini.
'El Pionero' encuentra el equilibrio entre las dos caras de Gil
Aquella surrealista imagen reflejaba, sin embargo, el éxito que Jesús Gil siempre aspiró a alcanzar. Y como él, los millones de españoles que en algún momento llegaron a verle como una especie de héroe, término que suele asociarse, precisamente, con esos deportistas pioneros que completan hazañas en disciplinas de escasa tradición en nuestro país.
Pero al contrario que ellos, Jesús Gil no fue un héroe. Fue un hombre de enorme éxito y ambición desmedida que construyó sus propios triunfos a base de malas acciones que terminaron por llevarle a la autodestrucción. Y con él, casi todo lo que tocó. Bien lo saben los atléticos y los marbellíes, que acabaron acostumbrándose a leer el nombre de su líder junto a palabras como “corrupción”, “malversación”, “falsedad” o “inhabilitación” por los líos en los que se metió por su fraudulenta gestión.
Así las cosas, el gran mérito de ‘El Pionero’ es que encuentra el equilibrio entre el Gil que acabó con sus huesos en la cárcel y el Gil carismático que conquistó a millones de personas por su forma de ser. Porque ni Justin Webster ni Enric Bach, productor y director del documental respectivamente, pretenden reivindicar o defenestrar con su trabajo a quien aquí nos ocupa. Ambos son conscientes de que quien debe juzgar a Gil no son ellos, sino los espectadores. Y por eso se limitan, que no es poco, a facilitarles las herramientas suficientes para hacerlo. Y esas herramientas no son otras que los hechos que Jesús Gil protagonizó en vida.
Un documental imprescindible para conocer a Jesús Gil
Con todo ello, ‘El Pionero’ dibuja un retrato muy detallado del ex presidente de Marbella y del Atlético de Madrid, lo que convierte al documental de HBO en una producción de obligado visionado para todos aquellos que quieran conocerle en profundidad. Y como todo buen documental, lo es precisamente por su labor de documentación. Webster y Bach, a su vez responsables de ‘Muerte en león’, han rebuscado durante dos años en el archivo audiovisual de nuestro país para ofrecer imágenes apenas vistas por el espectador medio. Desde entrevistas en blanco y negro en TVE, donde Gil se definía a sí mismo como un “creador”, hasta grabaciones de aquella Marbella del 91 que le eligió como alcalde por primera vez.
Documentos audiovisuales que enriquecen el visionado y funcionan como complemento perfecto de lo verdaderamente importante: el testimonio de aquellos que conocieron personalmente a Jesús Gil. Hermanos, amigos de toda la vida, rivales políticos, periodistas que siguieron cada uno de sus pasos y, por supuesto, sus hijos. Entre ellos Miguel Ángel Gil Marín, que al igual que el resto de entrevistados, ayuda a realizar un dibujo milimétrico de un hombre cuyo relato, repleto de giros y altibajos, acaba por atraparte a lo largo del documental, te interesen o no el fútbol y la política.
Porque por encima de los terrenos en los que se movió, Gil fue, ante todo, un personaje. Uno con sus luces y sus sombras. Con sus virtudes y sus defectos. Con sus filias y sus fobias. Un hombre al que su carisma y su desmedida obsesión por hacer dinero le llevaron a tener, para bien y para mal, una vida digna de ser llevada a la televisión. Y en este sentido, HBO ha acertado de pleno al hacerlo en forma de documental y no como una serie al uso. Porque con Jesús Gil, la realidad siempre superaba a la ficción.