Una semana después de su comentado encuentro con su padre en Deluxe, Alonso Caparrós ha regresado al espacio de los sábado en Telecinco para explicar la actitud de la que hizo gala. “No quería acorralar a mi padre”.
Más calmado que hace siete días, el presentador reconocía sentirse “frustrado” por los acontecimientos emitidos. “Lo lamento por el público, por mi familia y por mi mujer”. En cualquier caso, quiso dejar claro que su actitud no fue causada por las drogas, como algunos rumoreaban.
En cualquier caso, ha seguido insistiendo en que su familia tiene problemas que han de solucionarse. Problemas, por un lado, de índole económica que le han salpicado. En concreto, una empresa familiar fue el detonante de una importante ruina que llevó a Caparrós a tener un problema con Hacienda cuando esta empresa cerró. “Todo lo que ganaba iba allí”, explica. Alonso habló con sus padres y quiso zanjar la deuda cuanto antes vendiendo su casa, pidió alojarse en una casa de sus padres en Marbella y a los pocos días de meterse en ella sus padres la vendieron: “No comprendía nada. De golpe y porrazo me quedé sin nada. Nadie me alivió la deuda”.
A continuación, acusó a sus padre de querer incurrir en ilegalidades: “La misma semana que yo pacté esa entrevista con el programa, mi madre me llamó para pedirme mis datos. Quería dar de alta la luz y el agua en una casa que hacía años que me habían embargado”, aseguró.
Por este motivo, agravado por la llamada de ella que recibió en directo la pasada semana, el que fuera maestro de ceremonias de Furor no ha vuelto a hablar con su madre. “Hay que ser consecuentes. No es sano empezar con disculpas antes de tiempo”, justificó. “No se trata de coger el teléfono y decir te quiero, es una cosa más seria”, añadió.