'Una vuelta al sol'

6 secretos sobre Amaia que saca a la luz (y otro que omite) su documental en Amazon

Mayo de 2012. Mónica Naranjo se arrodilla ante Amaia, una niña navarra de 13 años, para decirle que tiene que aparcar su sueño musical hasta que crezca. Una imagen, vista en su día en El Número Uno de Antena 3, que se rescató hasta la saciedad en octubre de 2017 y que ahora recupera Amazon Prime Video para abrir Una vuelta al sol, el documental sobre la ganadora de Operación Triunfo.

“Si ahora mismo haces una pausa en el camino y lo retomas dentro de unos años, entonces volarás”, le dijo una artista con la que se reencontró cinco años después, también detrás de una mesa de jurado. En OT 2017 voló, entonces sí, hasta la victoria y hasta un disco cuyo proceso de creación es el hilo conductor de un documental que muestra a la Amaia que conocemos. A la que no tiene filtro.

Si por algo se caracteriza la de Pamplona es por su naturalidad. Esa que descubrimos dentro de una Academia de talentos, esa que le hizo conquistar a todo aquel que se asomó por un segundo a su edición, y esa que consigue que hasta un relato prefabricado como Una vuelta al sol resulte un producto tan espontáneo como ella. “¿Qué pasaría si robo mi propio disco?”, llega a preguntarse entre risas en una tienda de música.

Dirigido por Marc Pujolar, el documental recorre, además de la grabación de Pero no pasa nada, los conciertos de su gira y un año repleto de trabajo que ha marcado el inicio de su carrera como artista. Todo, con un toque cercano que embelesa a los fans y que descubre, a los menos seguidores, varios secretos sobre su vida en estos últimos meses.

La primera parada de esa Vuelta al sol es el Festival Warm Up, el primer concierto de Amaia en solitario que se celebró cuatro meses antes de la salida de su disco. Allí presentó ante su público sus primeras canciones propias junto a una banda con la que trabajó durante semanas.

Miqui Puig, exprofesor de Cultura Musical de Operación Triunfo, fue el director escénico de su gira por festivales y su principal ayudante en momentos de inseguridad por tener que ser su propia “jefa”. “Estaba nerviosa como si fuese el primer concierto de mi vida, la primera vez que cantaba delante de muchas personas. Me sentía insegura por presentar mis canciones”, cuenta en el documental.

Esa inseguridad también se asomó en la preparación de su primer disco. Un debut musical tan esperado como el suyo conlleva una presión extra, más todavía si tienes libertad para elegir tu propio rumbo. Amaia cogió un avión destino Nueva York para trabajar con Raül Refree, productor de Rosalía, en sus primeros temas. Sin embargo, tal como cuenta ella misma en Una vuelta al sol, había algo en el sonido que no terminaba de convencerle.

A la vuelta a Barcelona con las canciones hechas, la artista quiso dar un giro hacia un sonido más sencillo y menos experimental con otro productor, Santiago Motorizado. “Nunca estás segura del todo, pero me encantaba todo lo que hacía”, recuerda. Con él compuso y grabó en Argentina y Chile un disco que llegó más tarde de lo esperado por el cambio de productor, pero con un resultado más acorde a lo que ella quería.

Al margen de estos primeros problemas, su lanzamiento musical también estuvo rodeado de otro drama: las filtraciones. La primera ocurrió en Nueva York, cuando el estudio de grabación en el que se encontraba preparando las maquetas publicó un vídeo en redes sociales con un fragmento inédito. El documental muestra el cabreo del productor y también la reacción de Amaia: “Luego no pasó nada, pero fue un momento bastante agobiante”.

Mucho peor llevó la siguiente filtración, la que se produjo un mes antes de la publicación del videoclip de su single El relámpago. En ese caso ocurrió mientras se encontraba cenando con unos amigos, y se enteró de la noticia por una llamada de su hermano y mánager. Su tensión, nervios y desesperación fueron tan evidentes que incluso pidió al cámara del documental, con buenas formas, que dejase de grabar.

El documental no solo muestra la faceta profesional de Amaia, también hay momento para colarse en la intimidad de su casa, de sus viajes en coche e incluso de sus clases de piano. A lo largo de estos años se ha escrito mucho sobre ella, pero no conocíamos lo que opina de estar continuamente en el ojo del huracán.

La extriunfita recuerda que al poco de salir de la Academia compartió con sus fans una foto en el supermercado que rápidamente saltó a los medios. Uno de ellos incluso analizó exactamente todo lo que llevaba en el carrito y lo que decía cada producto sobre su personalidad. “Es que tiene razón”, comenta incrédula y entre risas tras leer el análisis.

También ha leído las críticas de su disco, incluyendo las negativas, y los ríos de tinta que han corrido después de cada posado en el que aparecía con las axilas sin depilar. “El pelo en los sobacos no es algo en lo que yo piense. Igual voy a un sitio con tirantes y ni me acuerdo de que voy sin depilar. Es algo que forma parte de mí y no lo pienso”, confiesa.

Amaia también ha hablado mucho desde 2017 sobre cómo Operación Triunfo le ha cambiado la vida, pero no tanto sobre lo que piensa acerca de su paso por el programa. “Hacía 10 años que no se había hecho el programa. Éramos gente joven que no sabíamos muy bien a qué íbamos. Yo no había visto Operación Triunfo en mi vida”, empieza confesando la ganadora de su edición.

Además, asegura que “me da rabia y me siento mal por la imagen que he podido dar allí. Como infantil, inocente o igual tonta, como que no me entero de las cosas. Soy una persona que dice lo que piensa sin pensar”.

Su victoria en OT 2017 fue un paso muy importante en su carrera, imprescindible para acceder a la grabación de su primer disco con todas las facilidades y medios con los que ha contado. También es un hito en la carrera de un artista representar a su país en el festival de Eurovisión, aunque parece que no tanto para ella. Su actuación en Lisboa 2018 no llevó a RTVE a una posición digna y el recuerdo que ha dejado en Amaia no se ha ganado un hueco en su documental, a pesar de haber ocurrido en ese primer gran año de su carrera musical.

Por último, Amaia reflexiona al final del documental sobre su futuro. Asegura que el boom de OT ya se ha desinflado, y que todo lo que ha vivido en este tiempo no deja de ser “un poco artificial”: “Igual dentro de cinco años no estoy teniendo los privilegios de ahora. Igual no me voy a Chile a grabar a un estudio así. Me da miedo no haber vivido antes cosas duras como dar un concierto y que solo haya cinco personas. Me da miedo que dentro de cinco años pase eso. Puede que pase, soy consciente. Y si pasa, tampoco pasa nada. Esto es subir y bajar”, concluye.