'Antidisturbios', el retrato de la violencia que Rodrigo Sorogoyen pinta para Movistar a base de grises
En 2018, Mame Mbaye, un joven senegalés de 34 años que subsistía ejerciendo como mantero en las calles de Madrid, murió tras ser perseguido por la policía. La investigación determinó que su fallecimiento fue por causas naturales, pero en Lavapiés, el barrio más multicultural de Madrid, la comunidad senegalesa se manifestó contra la actuación policial. La protesta se convirtió en incidentes entre manifestantes y antidisturbios.
Los hechos ocurridos hace ahora dos años sirven de inspiración para uno de los capítulos de Antidisturbios, la serie que Rodrigo Sorogoyen firma para Movistar+ y cuyo estreno aún no tiene fecha en el calendario. El rodaje de estas secuencias se llevó a cabo en el barrio madrileño y propició un encuentro inesperado. Uno de los antidisturbios que trabajó en aquella jornada de protestas también participó en la grabación de la serie, y otro de los actores figurantes –un senegalés que interpretaba a uno de los manifestantes–, también salió a las calles para protestar por la muerte de su compatriota.
Los disturbios de Lavapiés son sólo una de las historias que entretejen el guión de Antidisturbios, redactado por Isabel Peña, Eduardo Villanueva y el propio Sorogoyen. La serie sigue los pasos del Furgón 9, un grupo de policías de la Unidad de Intervención Policial (UIP) –popularmente conocida como antidisturbios– que participa en varios dispositivos de seguridad, entre ellos un desahucio que se complica y que alimentará la trama desde sus inicios.
Para averiguar qué ocurrió en esa intervención, la inspectora Laia (interpretada por la actriz Vicky Luengo) pone el foco sobre los seis policías del Furgón 9 a los que dan vida Raúl Arévalo, Roberto Álamo, Hovik Keuchkerian, Álex García, Raúl Prieto y Patrick Criado.
“Para Laia es muy importante la verdad y cree que la única manera de llegar a ella es no saltarse las normas establecidas”, explica Luengo. “Tiene un alto sentido de la justicia y es una persona que valora más la inteligencia y la palabra que la fuerza”, añade la actriz, que desvela en un encuentro con periodistas al que ha asistido Vertele que esta joven inspectora vivirá “una transformación” mientras intenta descubrir si la actuación de sus compañeros fue correcta: “La investigación le hace plantearse si la manera que ella tenía de ver la realidad y la justicia es posible vivirla de una manera tan limpia como ella creía que se podía vivir”.
Laia no es el único personaje femenino de la serie pero sí está prácticamente sola en el cuerpo de los antidisturbios, algo que Vicky Luengo no considera un fallo de guión sino la plasmación de la realidad, y “si lo que queremos contar es la realidad, es verdad que hay muy pocas mujeres antidisturbios”. No obstante, la actriz cree que en este caso lo importante no es la cantidad sino la calidad. “A veces, los personajes femeninos no tienen entidad, decisión, personalidad y no tienen poder o inteligencia, y en este caso no es así. Laia es una mujer con una entidad implacable y refleja lo que es la mujer hoy en día”.
Moverse entre el blanco y el negro
A Rodrigo Sorogoyen y a Isabel Peña les interesa el porqué de la violencia, “cómo un ser humano y nuestra sociedad se puede comportar de manera violenta”, y qué uso hace de ella la Policía, “un cuerpo que tiene que usar la violencia o, al menos, tiene derecho a usarla”, explica el director.
En Antidisturbios intenta hacer una radiografía de todo ello e introduce otro elemento que, a menudo, discurre en paralelo: la corrupción. Al mezclar todos estos temas, lo que Sorogoyen ha registrado con su cámara es una continuación de sus dos películas más destacadas: El Reino y Que Dios nos perdone. “Tiene muchos ecos y similitudes con estas dos películas”, reconoce este joven director de 38 años, que ya tiene a sus espaldas seis títulos de ficción para la pequeña pantalla.
La ventaja de Antidisturbios respecto a los citados largometrajes es que Sorogoyen, con 50 minutos por capítulo, ha tenido la oportunidad de potenciar una de sus habilidades, la de “dibujar seres humanos en vez de personajes”. “Nos hemos metido en la vida de los siete antidisturbios. Me arriesgaría a decir que la serie tiene más humanidad y ternura que las dos películas, que eran más esclavas de la trama. Aquí nos metemos en las casas de los antidisturbios, cada uno con sus circunstancias, y a mí me enamoran las siete circunstancias que hay aquí”.
Pero el lado humano de los personajes forma parte de una historia que les sobrepasa, porque Antidisturbios, como elemento cultural, es un producto político y como tal se puede interpretar de una o múltiples maneras. Rodrigo Sorogoyen sabe que ha elegido a un colectivo que “despierta polémica y ambivalencia”, pero asegura que ha intentado alejarse “del blanco y el negro”. “Hemos intentado analizar y meternos en los tonos grises. Eso era lo que más nos excitaba”.