Así se ha adelantado la televisión al “éxodo urbano” que puede traer el coronavirus
Resulta muy difícil extraer cosas positivas de la crisis del coronavirus porque al intentarlo verdaderamente cuesta olvidarse de tantos dramas que ha provocado (y sigue provocando). Pero haciendo un pequeño ejercicio de positivismo, lo cierto es que pueden encontrarse.
Una de las grandes enseñanzas que muchos trabajadores y empresas han podido extraer del confinamiento es que, por lo general, estamos preparados para el teletrabajo. Una modalidad que, de rebote, implica que los empleados no tienen por qué agruparse en las grandes ciudades.
Meses después de que la “España vaciada” se convirtiese en uno de los ejes de la campaña electoral, esta situación ha servido para darnos cuenta que realmente muchos pueden trabajar desde su casa en un pueblo o en un municipio alejado de la gran ciudad. Y en este sentido, la televisión ya parecía habernos indicado el camino.
Programas que se han anticipado al “éxodo urbano”
En los últimos meses, distintos formatos televisivos han llegado a la pequeña pantalla para hacer el camino inverso al “éxodo rural” que durante tantos años ha vaciado los pueblos y pequeñas localidades de España.
El último ejemplo es Ruralitas, un nuevo espacio de La 2 de TVE que este mismo domingo ofrece su tercera entrega, tras estrenarse el 3 de mayo. En él se hace un recorrido por la España rural, para conocerla desde el relato en primera persona de sus habitantes, personas optimistas que han decidido vivir en la llamada “España vaciada”. Cada capítulo, emitido los domingos a las 19:35 horas, recorre dos zonas junto a algunos de los vecinos que han apostado por el mundo rural.
Poco antes que él llegó Entre ovejas, el programa que La 1 de TVE ha estado emitiendo cada miércoles en su prime time a las 22:55 horas del 3 de abril al 6 de mayo. En él, el pastor Zacarías Fievet permitía a distintos famosos (a los que él ni conocía) “reconectar” con la naturaleza mientras le acompañaban y le ayudaban a conducir a un enorme rebaño de ovejas por los montes.
No son las dos únicas apuestas de las cadenas públicas que giran en torno al mundo rural. El formato de El Paisano viene de más atrás sobre todo en TV3, y cuenta con hasta cuatro temporadas (y sus respectivos presentadores) también en La 1 de TVE, que actualmente emite la de Jorge Cadaval. En su caso, el conductor se traslada durante 48 horas a un pueblo concreto para conocer un poco de su historia y costumbres a través de sus habitantes, y crear así un monólogo ensalzando sus valores que se representa como despedida delante de todo el pueblo.
También con más solera y un poco de distinción podemos incluir en esta lista a Volando Voy, el formato de Jesús Calleja en Cuatro en el que el aventurero recorre a los mandos de un helicóptero distintos puntos de la geografía española, para conocer a sus habitantes y ayudarles a lograr un avance de cualquier tipo que repercuta en todo el pueblo.
Y en menor medida, de forma puntual, otros formatos también han querido acercarse al campo y a los pueblos. Un ejemplo claro es Scott y Milá en #0 de Movistar+, que dedicó una de sus entregas a “La felicidad está en el campo” para mostrar cómo de liberada se siente Mercedes Milá cuando sale de la gran ciudad.
La ficción también aporta su visión rural
No sólo desde la ventana del entretenimiento y los programas el mundo de la televisión ya se había anticipado a esta revalorización de lo rural, del campo y los pueblos. En los últimos años, hay varias series que lo han convertido en un personaje más.
Por citar sólo algunos ejemplos, y simplemente teniendo en cuenta los últimos tiempos, el ejemplo más claro es El Pueblo, la comedia de Mediaset que se vio en Amazon Prime Video antes que en Telecinco, y logró buenos resultados representando con humor la llegada de unos urbanitas al mundo rural.
Del mismo modo podrían recordarse ficciones estrenadas recientemente con convierten el entorno rural en la base de sus tramas. De nuevo TVE vuelve a ser referente en este sentido, con dos ejemplos claros como Néboa Néboa(en los acantilados de Lugo y A Coruña) y La caza. Monteperdido (en el Valle de Benasque).