El Grand Prix ha vuelto 18 años después a La 1 repleto de novedades. El mítico concurso de Ramón García cuenta ahora con un nuevo plató, nuevas copresentadoras, nuevas pruebas, una 'supervaquilla' y hasta un dinosaurio. Pero quizá uno de los cambios más inesperados haya sido la inclusión de Wilbur, el simpar gimnasta que prueba cada una de las pruebas, valga la redundancia, antes de que los concursantes de cada equipo se lancen a la acción. Pero, ¿quién se esconde realmente tras ese estrafalario look de gimnasta de los años 80?
Pues ese no es otro que Víctor Ortiz de la Torre, como así se llama realmente el hombre que hay detrás del personaje de Wilbur, que ha concedido unas declaraciones a la web de RTVE para que sepamos más de él. “Ahora en mi pueblo no puedo salir a la calle porque me comen los niños”, dice sobre el impacto que ha tenido en él su álter ego, al que describe como “jovial, un tanto excéntrico y con un grado de intensidad alto”. Tres características que ha tomado presentadas de su “referente absoluto”, Jim Carrey: “¡Me sentí súper identificado con lo que yo quería hacer! Siempre me ha gustado ese humor tan excéntrico, tan corporal, tan extremo. ¡A mí, o me amas, o me odias, no hay punto medio!”.
Un joven gimnasta que tiró por la comedia
Gracias a Wilbur, nuestro protagonista se ha dado a conocer ante el gran público, ese que está ahora disfrutando del Grand Prix como él lo hacía en su juventud: “Yo lo veía de pequeño y estoy muy contento de que la gente me envíe vídeos imitándome”. Sin embargo, formar parte del concurso de La 1 no es el primer gran éxito de su carrera, la cual ha estado marcada por sus dotes como gimnasta.
Su contacto con esta disciplina se produjo por pura casualidad cuando apenas tenía dos años. Un día, su madre fue a recoger a su hermano mayor al club en el que entraba en Alicante, pero el pequeño Víctor rápidamente llamó la atención de los allí presentes mientras revoloteaba por las escaleras. “Le dijeron [a su madre] 'venga para acá, que queremos hacerle una prueba al chimpancé ese que está escaleras arriba, escaleras abajo'. Me hicieron unas pruebas, me aceptaron y me incluyeron ya en el club”, recuerda sobre aquel momento.
A partir de ahí, Víctor Ortíz de la Torre empezó a entrenar y a competir en certámenes locales, provinciales, autonómicos y, finalmente, nacionales. Así desde los 6 hasta los 23 años, edad en la que abandonó la competición deportiva para dar un giro a su carrera. Aquí fue clave su encuentro con el cómico Sinacio, que fascinado por su talento como acróbata, le invitó a acompañarle en uno de sus espectáculos.
'El Circo del Sol', su propia compañía y el 'Grand Prix'
“A partir de entonces empecé a montar una compañía de teatro y empecé a dedicarme a hacer el payaso, aunque realmente ya lo era. Desde pequeño siempre he sido muy payaso. Fui muy tonto, incluso antes de la gimnasta, aunque no sabía que uno se podía dedicar a ello”. De aquí surgió Wilbur, a cuya creación le sucedió otra sorpresa: que El Circo del Sol se fijara en las habilidades de Víctor y le ofreciera unirse a sus filas.
Así las cosas, Ortíz de la Torre formó parte del espectáculo Saltimbanco, escrito y dirigido por Franco Dragone. Fue una etapa muy corta, pero que animó a Víctor a montar su propia compañía, a la que bautizó como The Clown. “No quería volver a ser acróbata en el Circo del Sol, sino que prefería ser payaso en mi Circo del Sol”, comenta sobre esta decisión.
Desde entonces, Víctor Ortiz de la Torre ha producido varios espectáculos, los cuales le han llevado a ganar varios premios y a girar por grandes ciudades de nuestra geografía. “Me gusta muchísimo lo que es trabajar en directo”, dice el gimnasta, que ahora disfruta de las mieles del éxito televisivo de la mano del Grand Prix.