Aurah Ruiz abandonó momentáneamente este lunes La casa fuerte para enfrentarse a la vista oral de su juicio contra Jesé Rodríguez, que en 2018 interpuso una denuncia contra ella por acoso. Los tiempos de la Justicia han provocado que la televisiva y el otrora extremo del Real Madrid se vieran ayer las caras en los juzgados a pesar de que ambos son actualmente pareja, pues recientemente decidieron darse una segunda oportunidad pese a las polémicas que han marcado su relación en los últimos años.
Según informan medios locales como Canarias 7, el Juzgado de lo Penal número 2 de Las Palmas de Gran Canaria concluyó esta vista oral condenando a Aurah Ruiz a nueve días de trabajos comunitarios. Una condena mucho menos de los 100 días de trabajos en beneficio de la comunidad y, sobre todo, del año y tres meses de cárcel que solicitaba la sección de Criminalidad Informática de la Fiscalía Provincial, tal y como detalla el citado medio. Sin embargo, el acuerdo entre ambas partes y el reconocimiento de los hechos hechos por parte de la denunciada rebajaron la condena hasta estos nueve días de trabajos comunitarios que deberá cumplir.
Al igual que hiciera en 2018 cuando abandonó la casa de GH VIP para comparecer ante el juez por la denuncia del jugador, Aurah Ruiz acudió a los juzgados acompañada por personal de la cadena y ataviada con unos cascos para aislarse y no escuchar información del exterior. La televisiva también estuvo acompañada por el propio Jesé, con quien se besó y abrazó antes de abandonar los juzgados dados de la mano.
Una imagen muy distinta a la de hace dos años, cuando el futbolista -actualmente sin equipo tras rescindir recientemente su contrato con el PSG- denunció a su entonces expareja por la campaña de acoso que Aurah llevó a cabo entre enero y julio de 2018. Entre otras acciones, en ese tiempo la exviceversa reprochó frecuentemente al futbolista en redes sociales que no se ocupara debidamente del hijo que tienen en común, hasta el hecho de compartir imágenes que le hacían llegar sus seguidores sobre el lugar donde se encontraba el extremo canario, que ante tal actitud se sintió espiado y observado hasta decidir poner la susodicha denuncia.