Telecinco ha dado el pistoletazo de salida a Babylon Show, su enésima apuesta para competir contra El Hormiguero de Antena 3 en la franja del access y, en esta nueva temporada, también contra la nueva Resistencia en La 1.
El nuevo programa conducido por Carlos Latre ha sido el primero en empezar el curso para tener unas noches de ventaja en esta batalla, que le enfrentará a Pablo Motos a partir del lunes, 2 de septiembre y a David Broncano, previsiblemente el día 9.
Con toda esa presión en la mochila, el presentador tenía dos objetivos claros - como nos confesó en una entrevista-: “Recuperar el espíritu impredecible que tuvo Crónicas Marcianas” y que la gente tenga una opción que no encuentre“ en los otros programas. Objetivos que, tras ver la primera entrega, podemos afirmar que los cumplió. Eso sí, a la espera de sacarles más partido:
El detalle para diferenciarse de 'El Hormiguero' y los dos aciertos del estreno
El espíritu “impredecible” se dejó entrever con la intromisión de colaboradores en el monólogo inicial de Latre o apariciones de estos en formas inesperadas. Así como también sobrevoló el espíritu de Crónicas Marcianas con la presencia de un Sardá “muy poco aprovechado” y la venganza del taburete.
No fue el único guiño a otro programa y es que al sentar a la mesa al invitado en el lado derecho del presentador, es decir, en el lado opuesto al que los sienta Pablo Motos, inevitablemente recordó a su programa. A su gran rival a batir.
El plató también ayudó a diferenciarse de su competencia, con una pantalla gigante a sus espaldas y un espacio espectacular al que aún se le puede sacar más partido. Pero la gran baza del programa es el ritmo con la sucesión constante de colaboradores como Mari Carmen, Marta Torné, Walter Capdevila y Margarita Álvarez.
Todos con sus propias secciones. Picaditas. Algunas más prometedoras que otras, como la de Matías Prats al llegar como “experto en datos futbolísticos” y sacar aún más jugo al entrevistado.
El mayor riesgo que mostró la primera entrega de 'Babylon Show'
Pero fue la figura del invitado la que podría replantearse. Porque esta primera entrega estuvo absolutamente (demasiado) centrada en Luis de la Fuente, el “padrino” del programa sobre el que giró toda la escaleta.
El seleccionador habló de futbol, de sus entrenos, de sus jugadores, de cómo afronta la presión, de la intrahistoria de los vestuarios, de su música y hasta celebró las fiestas de su pueblo. Algo que podría interesar a los espectadores amantes de dicho deporte pero también invita a marcharse a los que no lo son.
Babylon Show no ha sido un programa de autor en su estreno - y quizá no lo pretendía- pero sí ha sido un programa de entrevistado, algo que no está mal pero no es para todos los públicos. Y eso es un riesgo.