Crítica

'Baila Conmigo' se estrenó como un 'Mujeres y Hombres' low cost para exprimir los culebrones de las 'Tentaciones'

Paula Hergar

30 de marzo de 2022 22:32 h

Baila conmigo se lanzó a la pista este miércoles, 30 de marzo, en Cuatro como nuevo dating para que sus protagonistas encuentren el amor - como objetivo oficial- y que los espectadores que no tienen redes sociales (porque el resto ya lo sabíamos) descubran cómo evolucionaron los culebrones de La isla de las tentaciones - como objetivo oculto-.

Y es que esta primera entrega se ha centrado más en cómo fue la ruptura de Lucía e Isaac, Lobo, que en encontrarle un buen sustituto que le devolviera el brillo en los ojos. Lo mismo ocurrió con Álvaro que, incluso, se reencontró con Rosario después de meses sin verla: “Vengo a desearte suerte en esta nueva etapa”, confesó ella ante la sorpresa de él. “Rosario va a estrenar la habitación 5 de la Mansión del amor, ¿dormirá sola? Mañana todo lo que ocurra entre ellos”, adelantaba Nagore Robles como cebo para el dia siguiente.

De esta manera, los nuevos pretendientes de cada “tronista” quedaban en un segundo plano, sentados en un plató en el que casi ni tuvieron voz, ni identidad propia. Difícil es encariñarnos con alguno de ellos, ni desearlo para Lucía o Álvaro, pero aún es temprano para saber si eso mejorará tras la presentación del contexto de los protagonistas. Lo que no es temprano para señalar son algunos de los errores y aciertos de la apuesta:

Los peores vicios de viceversos y tentadores

Parece que el Baila conmigo ha calcado las peores épocas de Mujeres y Hombres y Viceversa (cuando encerraban a los tronistas en una casa para que convivieran con los pretendientes) y de Gran Hermano (cuando los anónimos de GH 18 se limitaban a discutir sin parar).

De los pocos vídeos que se han emitido, uno ha mostrado a uno de los chicos diciendo a Lucía que buscaba a otro hombre que “le pusiera los cuernos”. A lo que ella respondía con gritos: “Asqueroso, he tenido tíos como tú que dicen que me aman y después hacen mierda”. Algo que ya hemos visto en los coletazos de los viceversos, de los tentadores y hasta de los grandes hermanos.

Una oportunidad perdida para buscar el amor de verdad a unos jóvenes que necesitan entender antes cómo amarse a ellos mismos, cuáles son las herramientas para tener una relación sana y quienes son las personas con las que poder entenderse a otros niveles. Ojalá un giro real a estos datings/realities con ingredientes de psicología, en los que poder tomar apuntes desde el sofá, más que escapar corriendo por si algo se pega.

El entusiasmo de Nagore y unos protagonistas con carisma

Como ocurrió con Sobreviviré, Nagore muestra un brillo especial cuando se le da la conducción de un espacio en el que conoce a los personajes, se habla de relaciones, convivencia y puede desenvolverse sin guión. En este caso, quizás el horario no le deja tanta soltura como en el anterior, pero su entusiasmo es contagioso, como la ilusión que destila y hasta el “color” que le pone a cada información que recibe de los protagonistas.

Ellos también son el otro acierto de un programa que, en otra franja podría encontrar a un público más interesado en ellos. Lucía y Álvaro han sido dos de los inolvidables de todos los espacios por los que han pasado. Aún mantienen una inocencia que encandila al otro lado de la pantalla. Y que, hasta que no la desgasten, seguirá provocando sentimientos en la audiencia. Que es de los más importante, no dejar indiferente.