Antes de comenzar el Benidorm Fest, opinamos que el nuevo festival y método de preselección de España para Eurovisión ya era un triunfo, pero que como toda “primera vez”, no sería perfecto. Y tras su finalización, mantenemos esa idea y creemos conveniente que es necesario incidir y reforzar todo lo que ha logrado esta iniciativa de RTVE, por supuesto sin obviar qué cosas pueden mejorarse y analizar cómo las críticas han acabado nublando injustamente su éxito.
Un éxito que no sólo se ha traducido en audiencias televisivas (con datos inalcanzables ahora mismo para una TVE en crisis), sino también en impacto internacional (“Europa ha empezado a mirar a España”, nos dijo Máximo Huerta), en triunfo musical en Spotify -con una innegable promoción e impulso a todos sus artistas-, o en relevancia y visibilidad incluso desde la política y otras cadenas. Un espectáculo que ha demostrado un gran nivel escénico, con propuestas variadas de las que poder sentirnos orgullosos en Eurovisión, y que ha demostrado el enorme talento de la industria audiovisual en España.
Es simplemente un resumen compacto de los muchos “pros” que ha tenido y tiene el Benidorm Fest para la candidatura de España en Eurovisión, que finalmente será de Chanel con su tema 'SloMo', tras conquistar más al jurado e imponerse a Rigoberta Bandini y su 'Ay mamá' y a Tanxugueiras y su 'Terra', preferidas del televoto. Y aunque ahora parezca que el Benidorm Fest ha estado sumido en las dudas y las críticas, esos “pros” superan con mucho a los “contras” que se le han presentado al festival. Que también los hay.
La transparencia y el sentimiento de “oportunidad perdida”
El principal y más lógico es, sin duda, la petición de total transparencia. Parece incluso sano que una cadena pública como TVE, que en esta nueva etapa quiere hacer bandera precisamente de su transparencia, puede mejorar de cara a los próximos años. Tras las críticas por la disparidad de los votos del público y del jurado profesional, la Corporación pública ha emitido un comunicado en el que “reconoce ser consciente de la controversia”, aunque no aclara ninguna de las polémicas y sólo promete “abrir un diálogo participativo para mejorar” el Benidorm Fest.
Los periodistas ya preguntamos a TVE en Benidorm por el desglose de los votos tanto del jurado profesional como del jurado demoscópico y del televoto. Sobre este último, la cadena pública sí ha informado que se recibieron en total 192.006 apoyos a través de llamadas y mensajes, para los que se amplió el plazo por la altísima participación y los problemas que surgieron. Pero por el momento no ha precisado ni detallado toda esa información de los votos. La controversia respecto a las puntuaciones ha alcanzado la esfera política (Galicia en Común y BNG quieren saber cómo eligió RTVE al jurado del Benidorm Fest, como recoge elDiario.es) y también la sindical (CCOO ha pedido a RTVE que “deje sin efecto” la victoria de Chanel y solicitado las actas de votaciones, como explicamos en verTele).
En cierto modo, puede que esa relativa opacidad y el no tener toda la explicación de los votos haya contribuido a crear un sentimiento de “oportunidad perdida” que también es respetable, siempre que sea desde la comprensión y el razonamiento, y no desde el ataque y el insulto. Porque lo cierto es que cualquier otro año el “numerazo” de Chanel habría apasionado, y que gracias al Benidorm Fest TVE había logrado una adhesión inusitada al proceso de preselección, elevando tanto a Rigoberta Bandini como a Tanxugueiras a ser un fenómeno. Sin duda, éstas eran dos propuestas con identidad y personalidad de las que, en líneas generales, todos parecíamos sentirnos orgullosos. Dos canciones que habían conectado con el público y sido apoyadas como pequeñas revoluciones.
Con su no-selección, la sensación es que en el próximo Benidorm Fest, y el siguiente o el siguiente del siguiente, puede haber más candidaturas similares a las de Chanel, pero que ya nunca tendremos la opción de llevar a Eurovisión a 'Ay mamá' o a 'Terra'. Pero esa consideración, razonable al repasar el distinto tipo de apuesta que son estas tres opciones, no puede hacernos olvidar que la de Chanel no es ni mucho menos una candidatura ridícula como podemos haber llevado otros años, y que seguramente va a dejar el listón muy alto en Eurovisión sin que el resto de Europa le dé más importancia a nuestro “eurodrama”.
¿Pero qué es lo que queremos?
De ahí en adelante, exceptuando esa petición lógica y exigible de total transparencia a una cadena pública, y la otra más etérea e inmensurable como el sentimiento de oportunidad perdida, lo cierto es que el resto de críticas y hasta de ataques que está recibiendo el Benidorm Fest, RTVE, y de forma especialmente sangrante Chanel, tienen una doble lectura. Y ésta muestra las distintas varas de medir que se les están aplicando, sin muchos atisbos de ser consecuentes con opiniones previas, sino más bien con que no haya salido la que era nuestra canción favorita.
Podemos hacer el ejercicio de plantearlas de otra forma, para ver si así relativizamos un poco su gravedad y somos conscientes del exagerado nivel de críticas que están recibiendo:
- Queremos que el público tenga la última palabra, pero llevamos desde 2008 llorando porque 'La revolución sexual' de La casa azul no fue a Eurovisión y sí Chikilicuatre, y desde 2018 llorando porque 'Lo malo' de Ana Guerra y Aitana no fue a Eurovisión y sí lo hizo 'Tu canción' de Amaia y Alfred. Cuando en ambos recordados casos, fue el público el que votó para llevar en volandas a las dos elecciones, sin intervenir jurado alguno en la decisión final. De hecho, 'Lo malo' fue tercera, también tras la canción de Aitana en solitario 'Arde'. Es decir, estamos pidiendo lo que llevamos más de una década criticando.
- Queremos un jurado profesional, pero al mismo tiempo que no haya tenido contacto ni haya trabajado nunca con otros profesionales del mismo sector. Porque si hay conexión, la convertimos en un nexo que genera dudas sobre la valoración del juez. Es decir, queremos jueces profesionales que en ningún momento y bajo ninguna circunstancia se hayan cruzado con otros profesionales en un sector, como el de la música, que tampoco es tan grande en España, como siempre explican sus propios protagonistas.
- Queremos que no haya más “dedazos” en la preselección de Eurovisión, y por eso valoramos y aplaudimos las bases con las que se presentó el Benidorm Fest. Pero si al final no sale la propuesta favorita ni la que ha votado el público de forma mayoritaria, lo que en realidad queremos es que el jurado vote lo que nosotros queremos, que para eso su puntuación vale doble. Parece que pedimos a RTVE que diga a los jueces qué deben votar, en vez de darles libertad para emitir su puntuación, que es la función de un jurado profesional (guste o no su criterio, que lo que sí puede es ser desvelado con transparencia).
- Queremos que la preselección de España, ahora a través del Benidorm Fest, reúna artistas y apuestas de todo tipo. Y valoramos el cartel inicial por su variedad y calidad en todos los niveles. Pero si al final consideramos que la ganadora es “más de lo mismo” y no supone “algo diferente” para ir a Eurovisión, enmendamos la plana y entonces le damos la vuelta a las bases que se habían alabado para ahora criticar su valoración, su jurado, y hasta directamente a alguna de sus aspirantes.
- Queremos que la baza de España para Eurovisión se profesionalice, y que su proceso de preselección atraiga a grandes nombres no sólo como cantantes sino también como compositores o productores. Pero si la candidatura ganadora tiene detrás a un compositor y arreglista que ha trabajado con Michael Jackson, Madonna, Black Eyed Peas y Britney Spears, o al coreógrafo de cabecera nada menos que de Jennifer López, en vez de verlo como un logro y una aportación importante, criticamos que sólo es una apuesta prefabricada sin ningún valor añadido.
- Queremos llevar a Eurovisión el mensaje feminista de Rigoberta Bandini, o el de unión y sin barreras de Tanxugueiras, pero cargamos contra Chanel por realizar una coreografía que apuesta por la sensualidad para interpretar su canción, hasta el punto de hacer que la artista cierre su cuenta en Twitter para no soportar los mensajes de odio que recibe de los que preferían otras candidaturas. Si se defiende a Pedroche por ir como quiere en las Campanadas, ¿por qué no a Chanel por presentar la propuesta que le dé la gana? Si no nos gusta, podemos no votarla (fue segunda en el demoscópico y tercera en el televoto, de ocho opciones, por lo que sí gustó), pero nunca insultarla por tener su propia forma de hacer su arte.
- En definitiva, queremos llevar “algo distinto” a Eurovisión, pero siempre y cuando entre dentro de nuestras preferencias. En este caso, esas preferencias eran 'Ay mamá' y 'Terra'. Propuestas que, sin duda, llevan implícito un mensaje más profundo y de trasfondo que las ha convertido en himnos. Pero propuestas, al fin y al cabo, como es la de Chanel, que hasta este año habría sido alabada por su increíble puesta en escena y por suponer un salto adelante basado en la modernidad, y no criticada y atacada por lograr parecerse a Jennifer López: lo que otros años habría sido una frase a su favor, ahora se dice casi en tono despectivo.
El Benidorm Fest fue un triunfo antes de comenzar, y realmente lo sigue siendo tras haberse celebrado. TVE ha revitalizado como nunca su preselección para Eurovisión, y ha reunido un cartel muy aplaudido que ahora además promocionará en un nuevo programa musical.
Lo que no se merecía el Benidorm Fest es este regusto final tan amargo sólo porque no haya ganado la apuesta, o las apuestas, que más nos gustaban, nos emocionaban, nos implicaban o nos hacían pensar. Por suerte, los propios artistas han puesto algo de cordura, como ha indicado Rigoberta Bandini dirigiéndose a Chanel: “Te agarramos del brazo tal y como lo hacíamos en nuestra canción, hermana. Lo vas a petar”.
Quizás, antes de criticar y montar “eurodramas”, lo que deberíamos aclarar es qué queremos de TVE, del Benidorm Fest y de Eurovisión.