Carlos Sobera vuelve a presentar un concurso, y lo hace en Telecinco 16 años después de ¿Quién quiere ser millonario? Se pone al frente de The Wall. Cambia tu vida' que se estrenará hoy viernes 23 de junio a partir de las 22:30 horas en la cadena de Mediaset.
En este concurso, una pareja tendrá que contestar varias preguntas mientras diversas bolas descienden a través de un espectacular muro vertical de 12 metros de altura sorteando obstáculos hasta caer de manera aleatoria en casillas con diferentes valores económicos.
Vertele estuvo en la presentación de The Wall y pudo hablar, junto a otros medios, con Carlos Sobera sobre la grabación del programa en París, su regreso a Telecinco y qué espera del duelo de audiencias.
Mediaset te dio hace un año First Dates y ahora te da un concurso en prime time, ¿cómo te sientes y qué significa para ti?
Me siento muy honrado. Estoy teniendo mucha suerte. Primero, en esta profesión para trabajar siempre necesitas que alguien confíe en ti. Además, estoy teniendo suerte porque me están ofreciendo cosas que objetivamente me parecen muy buenas.
Cuando me ofrecieron First Dates me pareció un formato extraordinario y muy diferente a lo que se hacía, y me pareció que esa oportunidad no la podía perder.
Con The Wall, después de haber hecho Atrapa un millón o ¿Quién quiere ser millonario?, me pareció el concurso que da una vuelta de tuerca en la puesta en escena y en contenido a estos concursos, que han sido bestiales. También me pareció que era una oportunidad que no podía perder.
Pero no estoy nada presionado. Voy a televisión y lo acepto como la vida misma. Puede ir bien o mal pero lo importante es pasarlo bien. Tengo la sensación de que el programa va a gustar.
¿Qué tiene The Wall que lo hace diferente a otros concursos de televisión?
He hecho concursos en los que se pone en juego mucho dinero pero The Wall tiene esta vuelta de tuerca emocional. La estructura es perversa: esta mecánica de separar a dos personas que van unidas a defender un proyecto en común, que una no sepa nada de la otra hace que se sientan muy frágiles y que cualquier cosa que les pase hace que se multipliquen por mil.
Los concursantes transmiten sus emociones, las afloran, y eso es muy difícil de encontrar en un concurso donde a veces la mecánica lo domina todo.
Hemos podido ver que se te escapaban las lágrimas en el programa, ¿has vivido momentos muy intensos en The Wall?
No había llorado nunca en un concurso, solo de risa. Nunca he vivido momentos tan intensos como los que ha habido en The Wall. Es la puesta en escena, que crea emociones. Este programa te lleva.
La mecánica del concurso puede recordar al Un, dos, tres, porque al final la pareja tiene que elegir entre llevarse una cantidad de dinero u otra, que puede ser nada...
Sí, justo la última parte de The Wall se parece, en ese sentido, al Un, dos, tres. La apuesta final es en la que el que está insonorizado tiene el contrato con una cantidad de dinero pero no sabe cómo le ha ido a su compañero, aunque puede intuir si le ha ido bien o más pero sin conocer en qué cantidad han caído las bolas.
¿Ha habido algún conflicto en ese momento en el que uno le dice al otro la decisión que ha tomado?
Sí, he visto uno. Lo que pasó fue que él quiso recurrir al humor para quitarle dramatismo al asunto. Entonces, cuando bajó ella y le dijo “he roto el contrato” él se rió. Él fue a besarla y ella casi se da la vuelta.
Se han grabado 12 entregas en 6 días en un plató en París ¿Cómo se mantiene el ritmo de grabación de dos programas por día en menos de una semana?
Llegábamos derrotados al hotel y nos íbamos a cenar a un restaurante que había al lado. Empezábamos a grabar hacia las diez y media y acabábamos sobre la una y media, nos íbamos a comer y a las dos y media comenzábamos a grabar el siguiente programa.
Entonces, iba todo muy seguido y se mantenía la tensión. Además, en cuanto suena la música, se abre la puerta y das la bienvenida a The Wall ya cambia todo. Te pones el chip y te entra una energía especial.
Puesto que lo que prima en el concurso es el azar, ¿qué nivel de dificultad tienen las preguntas?
Hay de todo tipo. Las preguntas comienzan siendo más sencillas y se complican según avanza el concurso.
Además, son preguntas muy abiertas, no es cultura de enciclopedia porque creo que eso restaría valor al programa. Son preguntas de todo tipo para que también la gente pueda jugar desde casa porque si son cuestiones muy sesudas el público que lo ve en televisión no juega.
¿Cómo te sientes al volver a presentar un concurso en Telecinco 16 años después?
Yo me fui de aquí en 2001 o 2002 y volver a Mediaset el año pasado con First Dates para mí fue algo muy emotivo.
Ahora vuelvo a Mediaset con personas con las que ya había trabajado. Montse Claros fue mi directora en Atrapa un millón. Técnicamente hablando hacía 15 años que no pisaba esta cadena (Telecinco).
Al grabar en París, el público era francés, ¿cómo era tener un público que no habla tu mismo idioma?
Una cuarta parte del público eran españoles. Pero el público en general celebraba mucho si la bola caía en el verde o el rojo.
Han vivido el programa de una manera muy especial; la barrea idiomática no ha sido tal barrera. También el equipo francés les explicaba o traducía para que no perdieran el hilo de lo que estaba ocurriendo.
¿Qué esperas del duelo de audiencia los viernes en prime time contra Ninja Warrior de Antena 3?
Cualquier competencia es dura pero creo que hay sitio para los dos. Quiero ganar y que el programa haga un 25% pero no quiero triunfar a costa de nadie.
He visto la competencia que había entre La Voz y Tu cara me suena y había espacio para los dos. Eso sí, una vez que haya espacio para todos, yo me pido el salón comedor y cocina y dormitorio lo dejo para la competencia sin echar a nadie (risas).