El público ha visto crecer a Carlota Boza, la hija en la ficción de Eva Isanta y Pablo Chiapella en La que se avecina. La joven, ahora también influencer, se consolidó a una temprana edad en el mundo del audiovisual, apenas seis años cuando comenzó a trabajar en la serie, y ahora con plena conciencia habla de lo que esa proyección y popularidad le ha supuesto a nivel personal.
Ha sido en una entrevista para Socialité, donde la precoz actriz habla de cómo lidió con la fama: “Cuando eres pequeña te dicen que no hables con extraños. A mí se me acercaban extraños y me pedían fotografías y que hablara con ellos. Al principio era un poco raro”, reconoce la joven, que asegura que soñaba con ser “ordeñadora de vacas” antes de comenzar a actuar.
Dada la exigencia del trabajo televisivo, no empezó a ir regularmente a la escuela hasta los 12 años. Esto le acarreó no tener un grupo de amigos sólido hasta entonces y a sentir que no terminaba de encajar. “Cuando grabas con personas mayores, te acostumbras a moverte con adultos, y sientes que no encajas tanto”.
Dice sufrir de “ansiedad social”
Pero además, la sobreexposición de su trabajo ha derivado en problemas una vez ha entrado en la adolescencia, y más en concreto en el desarrollo de “ansiedad social”. “La gente me da ansiedad”, asegura. “En la universidad me pasaba, veía a mucha gente que no conocía de nada hablar de mí y estar todo el tiempo escuchando mi nombre, era super agobiante”.
“No podía ir a la cafetería sola. No lo hice hasta tercero de carrera”, agrega.
Ahora, dice aspirar a todo en su carrera artística. “Quiero un premio Oscar, a cualquier categoría. No tiene que ser ni a mejor actriz, me da igual”.