El Contenedor cerró anoche sus puertas con una cuarta y última entrega que, como no podía ser de otra manera, estuvo cargada de reflexiones por parte de los concursantes. Todos ellos valoraron, a su manera, lo que había supuesto esta experiencia en el reality antimaterialista de Antena 3.
Lidia, por ejemplo, valoró más “el amor de Dani”. Hasta el punto de que, según sus palabras, “me apetece estar más con él”.
Esto no evitó, sin embargo, que ambos protagonizaran algunos momentos de tensión por los objetos que sacaban, o no, del contenedor. Aun así, también tuvieron otros más relajados en las que hablaron sobre si serían capaces de aguantar 10 días más con este nuevo estilo de vida. “No sabría qué decirte”, aseguró Dani, que reconoció que “no es fácil” prolongar un reto así porque “te mentalizas de que son unos días pero luego te das cuenta de que te faltan muchas cosas”.
Lidia, por su parte, no tenía nada claro si sería capaz de ir más allá del tiempo establecido. “Es chungo. Tengo ilusión por recuperar las cosas, por poder ponerme en el sofá a ver la tele. Me voy a poder vestir con mis cosas y valorarlas”, afirmaba como gran reflexión.
Pero el momento más especial lo dejaron para el final, coincidiendo con su última visita al contenedor. Mientras él cogió un gel, ella sorprendió a su chico recuperando un álbum con fotos de ambos. Un gesto que Dani agradeció a una Lidia de lo más emocionada. “Quería poner el broche final con estas fotos para que, cada vez que nos enfademos, recordemos estos momentos que hemos vivido juntos y nos empujen a estar mejor para siempre. Y no dejar esto en un contenedor sino sacarlo a la luz”, explicó que ella, que añadió: “La felicidad son momentos que compartes, no son bienes materiales”.
El contenedor no solo ha cambiado la vida de Dani y Lidia. También la de Marina que, movida por esta experiencia, acudió a una asociación para ayudar a los más necesitados. “En dos días yo voy a tener otra vez mi nevera llena, pero estas familias no se la van a encontrar llena otra vez”, reflexionaba la joven, que lanzó otro de los mensajes que buscaba el programa: “Puedo prescindir de casi todo lo que tengo. Hay una nueva Marina después de esto. Me he quedado tocada”, dijo la participante con lágrimas en los ojos.
En la misma línea habló Desiré, su amiga de aventura. “No es lo que tengo, es lo que soy. Ahora lo entiendo”, dijo una vez superada esta experiencia.
Tanto ellas como el resto de concursantes se despidieron del programa haciendo balance de este viaje de 10 días sin sus propias pertenencias. “Lo importante es que estemos unidos más que las cosas que tenemos o que podamos tener”, “la casa estará llena de muebles, pero los muebles no te aportan nada” o “aunque te falten cosas de tu casa, los amigos y la familia siempre van a estar ahí” fueron algunas de las conclusiones que todos sacaron en clave después de esta intensa experiencia que, a buen seguro, no recordarán jamás.