Con el estreno, este domingo (22:00h), de Cristina de Borbón, rota de amor, Telecinco demuestra una vez más su predilección por las emisiones de corto recorrido. En un ámbito tan eminentemente rígido como es el de la programación televisiva, donde los mismos programas tienden a ocupar las mismas noches durante meses, el canal de Mediaset acostumbra a romper los esquemas y dar la sorpresa de vez en cuando con especiales que no tienen ni periodicidad ni encaje predeterminados en la parrilla, sino que simplemente ven la luz cuando Telecinco más lo necesita.
A veces esa necesidad es inmediata, lo que obliga a la cadena a sacarse especiales de la manga casi de un día para otro. Sin embargo, también hay casos en los que estas efímeras producciones se hacen con calma para anticiparse a un futuro momento de urgencia. Cristina de Borbón, rota de amor pertenece a este segundo grupo, pues hablamos de un documental hecho con suma antelación -“tras la ruptura realizamos un seguimiento a la pareja sin precedentes, y vamos a desvelar sus momentos más íntimos y tensos”, dicen en la promo oficial- que, para más inri, se va a estrenar en plena lucha contrarreloj de Telecinco por evitar el que sería su mínimo histórico mensual en audiencias.
Aun así, y más allá de necesidades, si producciones como esta son una realidad es porque, en los últimos años, Telecinco no lo ha fiado todo a los realities, sino que también ha hecho de los especiales y las docuseries dos de sus contenidos más recurrentes. Rocío: contar la verdad para seguir viva y Cantora: La herencia envenedada ejemplifican a la perfección esta tendencia, y también esa disparidad entre contenidos preparados en silencio y otros que surgen al calor de la actualidad y la necesidad más incipiente.
La extensa serie documental de Rocío Carrasco, por ejemplo, se estrenó el 21 de marzo de 2021, pero su existencia no se dio a conocer hasta solo cinco días antes. Por contra, la serie de especiales sobre la herencia de Paquirri fue concebida sobre la marcha a mediados de noviembre de 2020, y tras varias semanas en las que Isabel Pantoja y Kiko Rivera impulsaron las audiencias de los programas -fuesen o no de Telecinco- con su distanciamiento público. De hecho, la naturaleza improvisada del formato fue tal que el arrollador éxito de la primera entrega propició la emisión de dos más que, en principio, no estaban inicialmente previstas.
2022 empezó con aluvión de especiales
Estos dos títulos, como decimos, son los más representativos de esta apuesta de Telecinco, pero no los únicos. En temporadas recientes, la primera cadena de Mediaset ha mostrado una gran flexibilidad y capacidad de reacción para alumbrar especiales de una sola noche y formatos de horizonte cercano.
Este último año, sin ir más lejos, hemos tenido otros dos especiales de Rocío Carrasco: El último viaje de Rocío, sobre el traslado de las pertenencias de Rocío Jurado y que ocupó durante toda una tarde toda la franja de Sálvame; y su secuela, Montealto: regreso a casa, que comenzó como acertado telonero del estreno de Entrevías y luego dio el salto a la noche del viernes. La misma noche que, solo un mes antes, acogió otras dos producciones a destacar. La primera, No es la hora de la venganza, es la hora de la verdad, docuserie de dos episodios sobre Julián Muñoz que Telecinco anunció a finales de diciembre y emitió a mediados de enero. Y la segunda, Maldita la hora, con Mayte Zaldívar, que funcionó a modo de contrarréplica.
Que el estreno de estas cuatro producciones se produjera con apenas un mes de diferencia, y además coincidiendo con los primeros compases del año, se puede entender como un intento desesperado de Telecinco por salirse de su propio camino y tratar de poner fin a la crisis de audiencias que atravesaba -y aún hoy atraviesa- en ese momento. Y puede que así fuese si lo analizamos por volumen de lanzamientos, pero no tanto desde la mera fabricación de contenidos.
El verano, una época propicia para estas emisiones
Al fin y al cabo, ya decimos que las docuseries y los especiales no son cosa de este año, sino que Telecinco lleva tiempo apostando por ellos, y siempre por cuestiones de necesidad o, en su defecto, de aprovechar un contexto muy determinado. Ahí está el caso de Ahora, Olga, programa de una sola entrega que Telecinco emitió tras la controvertida victoria de Olga Moreno en Supervivientes 2021, y cuyo propósito era atraer a la audiencia para derrotar al capítulo final de Mujer (Antena 3) -algo que acabó consiguiendo- aprovechando que la entonces pareja de Antonio David Flores, por el hecho de estar en la isla de Honduras, no se había pronunciado aún públicamente sobre todo lo relatado por Rocío Carrasco en su docuserie.
Solo un par de semanas más tarde, Telecinco sorprendió con la emisión de Anabel al desnudo, documental sobre la vida de Anabel Pantoja que fue programado en la franja de Sálvame. Entonces el objetivo, más allá de nutrir de contenidos al magacín, era que la pieza pusiese freno al auge de Tierra amarga, pero la serie turca firmó esa misma tarde su primera victoria en estricta competencia.
Por tanto, aquella apuesta no salió todo lo bien que esperaban en Telecinco, pero no por ello dejaron atrás la estrategia que aquí nos ocupa. Y menos en la época estival, tan propicia para probar cosas nuevas. A Ahora, Olga y Anabel al desnudo, de hecho, le han seguido en el verano de 2022 Cristina de Borbón, rota de amor y las cuatro entregas del Sálvame Mediafest, cuya creación vino impulsada y precedida por la exitosa recuperación de la Sálvame Fashion Week a finales de mayo. Otro especial de emisión única, el del evento de moda, que respondía a una urgencia del canal: la de cubrir el hueco que Entrevías había dejado en su parrilla.
Telecinco busca hacer de la necesidad virtud
El esquema, como vemos, siempre es el mismo. Es decir, que a Telecinco le gusta hacer de la necesidad virtud. Y esto es así independientemente de los resultados de audiencia, pues aunque los resultados no siempre acompañen, al tirar de ingenio para salir del paso, la cadena de Mediaset se garantiza nuevos contenidos con los que alimentar sus programas. Los derivados de Sálvame son un buen ejemplo, pero también la emisión de Dolores: La verdad sobre el caso Wanninkof, que sin ser una producción propia también dio contenidos a Telecinco más allá de su emisión, ya fuese precisamente a través de Sálvame o de sus especiales de late night con Diego Losada.
El gallego conducirá este domingo Cristina de Borbón, rota de amor, al que próximamente seguirá Felicidades, Letizia dentro de esta vía que Telecinco ha abierto por los especiales sobre la Familia Real. Una apuesta que, unido a todo lo anterior, refleja que Telecinco no es solo una cadena de realities, aunque estos sigan siendo su seña de identidad. También es una canal en constante necesidad de ofrecer contenidos para nutrir sus programas. Y cuando estos no llegan por cuenta ajena, es ella la que se los fabrica a base de especiales y docuseries. Dos formatos que, poco a poco y sin hacer mucho ruido, han terminado por convertirse en piezas recurrentes de su parrilla por delante de géneros clásicos de la televisión como son el cine y las series.