La carrera de Pau Freixas ha tenido en la familia uno de sus principales ejes. Al guionista catalán siempre le ha interesado explorar sus luces y sus sombras a partir de las relaciones entre sus miembros. Lo hizo en Sé quién eres (Telecinco) con un presunto amnésico como excusa; en Benvinguts a la familia (TV3) con un rocambolesco plan conjunto; y en Pulseras rojas (Tv3) con un grupo de amigos que, pese a no ser una familia en el sentido más tradicional de la palabra, funcionaba como tal para evadirse de su delicado estado de salud.
Días de Navidad, su última creación, sigue esta estela y se presenta como un paso más en su particular visión de la familia. En la nueva miniserie de Netflix, Freixas dibuja un retrato intergeneracional que toca problemas tan universales como el miedo a decir la verdad, la sobreabundancia de mentiras, las infidelidades o el peso de los errores del pasado. Conflictos capaces de dinamitar cualquier núcleo familiar y que se suceden a lo largo de los tres episodios de esta producción, cada uno de ellos ambientado en un día de Navidad diferente para narrar la vida de cuatro hermanas cuando son hijas, madres y abuelas.
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Para abarcar tan amplio recorrido vital, el también productor y director ha reunido a uno de los elencos femeninos más potentes nunca antes vistos en una ficción nacional. Así, Días de Navidad puede presumir de tener a Verónica Echegui y a Victoria Abril para interpretar a María, la hermana pequeña, junto a la joven Mar Ayala: a Elena Anaya y a Charo López para tomar el relevo de Berta Castañé como Esther; a Anna Moliner y a Verónica Forqué para hacer lo propio con Mariona Pagés y convertirse en Adela; y a Nerea Barros y a Ángela Molina para formar tridente con Carla Tous y asumir el rol de Valentina, hija adoptiva que llega a la familia tras un oscuro episodio que mancha el impoluto historial de Mateo (Francesc Garrido), un hombre obsesionado por construir un mundo perfecto para su esposa, Isabel (Alicia Borrachero), y sus tres hijas en plena posguerra.
Temeroso ante cualquier contratiempo y siempre preocupado por alejarse de todo aquello que pueda suponer un peligro para él y su familia, Mateo ha impuesto la cultura de esconder las verdades bajo la manta. De no afrontarlas en pos del bien común y la tranquilidad que tanto le ha costado conseguir. Pero por mucho que él quiera, Mateo no puede evitar algo tan humano como que sus hijas maduren y descubran que la vida no siempre es un cuento con final feliz. Que encontrar nuestro lugar en el mundo es una batalla que se libra cada día y que nuestras decisiones, o la ausencia de ellas, puede hacer daño a aquellos a los que más queremos.
Lejos de ser un relato edulcorado propio de las fechas en las que se ambienta, Días de Navidad utiliza el 25 de diciembre como una excusa para retratar los claroscuros de la realidad familiar. Esa que un día te saca una sonrisa y al siguiente te baña de lágrimas. Porque al fin y al cabo, eso es la familia: una mezcla de alegrías y sinsabores. Pau Freixas parece entenderlo a la perfección con un relato amargo por momentos, entrañable en otros, pero con el que es fácil identificarse por la vigencia de sus mensajes.
Quizá la historia de Días de Navidad no sea la que uno espera ver con un título así, pero sí la que uno debería ver estas fiestas para valorar lo que tiene, luchar por lo que quiere y recordar que, pese a todo, la familia es nuestro bien más preciado. Algo que nunca podemos olvidar y que Freixas subraya apoyado en un reparto absolutamente brillante que, en su conjunto, ya supone un motivo por sí mismo para ver esta miniserie. Afortunadamente, Días de Navidad es mucho más. Es un regalo por adelantado digno de ser abierto cada 25 de diciembre.
* Los tres episodios de Días de Navidad estarán disponibles en Netflix a partir del 6 de diciembre.