Entrevista VERTELE

Daniel Écija, showrunner de El accidente: “Hemos diseñado un final para extenuar a los personajes”

Redacción

Este martes despedimos El accidente en Telecinco. A nivel puramente narrativo, ha habido muchos giros en los dos últimos capítulos, entre ellos el de la supervivencia de María (Berta Vázquez). La cadena avanza en su nota previa que además habremos de despedir a uno de los personajes. ¿Qué puede esperar el espectador del desenlace?

Creo que detona toda la serie, y efectivamente va a haber un personaje muy importante que muere. En este caso no es una muerte planeada o planificada por ninguno ni que responda a una trama, para hacer una muerte fake, sino que es una muerte real. Entiendo además que es bastante justificada. Te puedes imaginar el debate que tuvimos para este último capítulo...

¿Qué puede esperar el espectador del desenlace? ¿Habrá justicia para los personajes?

Todos los personajes tienen multitud de aristas a lo largo de la serie. Hemos visto que circulaban en el bien y en el mal. Es algo que me obsesiona, que los personajes no sean unidimensionales. Por ello, podemos esperar cualquier cosa. En realidad, ¿dónde está la justicia o la no-justicia? La serie termina con mucho peso, con el que me gustaría justificar que cuando circulas muy al borde y tomas muchos peligros, probablemente pagues las consecuencias.

Como desarrollador de la serie, no quiero decir que solo pudiera tener un final. Esta serie justificaría tener muchos finales, pero hemos optado por el que nos hacía sentir más cómodos. Va a ser muy sorprendente y hay que estar atento hasta al último plano de la serie.

En su momento, Inés París nos dijo que todo era posible en cuanto a una segunda temporada o continuación, pero teniendo en cuenta que parte de una ficción ya existente y a la propia historia en sí... Hemos de entender que es un final cerrado sin continuación pensada, ¿verdad?

No nos hemos dejado nada en el tintero. Ha sido un final diseñado para exprimir y extenuar a los personajes, a los que hemos puesto a un nivel de actividad y estrés tremendo a lo largo de trece capítulos, y para dejarlo abierto. No quería dar un final con fuegos de artificio, sino uno en el que se vea que la vida sigue y que se ha abierto una cierta puerta a la esperanza. Nunca desde el punto de vista táctico o industrial por dar continuidad, sino por una decisión más humanista. Así creo que tiene que acabar una ficción. Al igual que la vida sigue, la ficción tiene que tener ese grado de realidad.

También nos hemos pegado el gustazo de terminar como nos apetecía tanto a mí como a Inés, que hemos llevado la responsabilidad del guion. La serie la hemos trabajado para los personajes, pero los últimos minutos los hemos hecho para todo el equipo. El accidente ha sido una serie que ha vivido mucho de crear con Quim, Inma y el resto. La serie no se acababa cuando hacíamos una versión del guion, sino que este seguía vivo cuando les llegaba a los actores. El final ha sido así, todos han participado para hacer algo en lo que nos sintiéramos cómodos. Al fin y al cabo, cuando los personajes nacen son de los que estamos detrás de la cámara, pero con el primer “acción” empiezan a ser de los actores que los ponen en pie. Por una vez nos hemos sentido todos partícipes de la autoría y su desarrollo.

En términos de personajes, Inma Cuesta ha destacado sobre manera con su interpretación, pero también lo ha hecho Eusebio Poncela con su Joao. ¿Qué ha supuesto este personaje para la serie? Sin duda ha destacado por su malicia, pero también por su encanto.

Para nosotros era muy importante hacer un malo que estuviera, de alguna manera, justificado porque le han dado malas cartas en la vida. Tanto a él como a su hermana Lula. Joao, que ha estado interpretado magníficamente por Eusebio Poncela, tiene una personalidad única entre todos los malos que vemos en multitud de thriller en la parrilla de los últimos años, y los ha habido muy buenos. Hemos concebido a un malo con un punto de sofisticación, con mucha clase, con identidad, pero también un malo muy humano, muy nuestro y una víctima. Según va avanzando el final de la serie vemos que está lleno de tristeza.

En lo que respecta al guion, ¿qué ha sido lo más complicado de El accidente

Tú lo has dicho. Había un detonante muy poderoso y que atraía mucho al público, pero era una justificación para entrar en la vida de estas personas. Con esta serie nos hemos permitido radiografiar a unos personajes que podemos identificar en los alrededores de las grandes ciudades, en zonas menos favorecidas y de medio tamaño que se atienden muy poco en la ficción española.

Hemos ido por las carreteras, por las áreas de descanso, por las ciudades dormitorio que no sabes muy bien de dónde son. Son personas que sobreviven en un país con muchos ecos de estar en crisis, y que están en sí mismas en crisis, que han nacido en el siglo XX y les cuesta adaptarse al XXI. Nos hemos encontrado con la crisis de los cuarenta de José; la mujer leal y con un hijo enfermo y que ha perdido el ritmo de lo profesional; con unos padres anclados en el pasado; con vecinos en paro y aburridos que quieren vivir las vidas de otros; o con esos chicos jóvenes con el pelo como sus ídolos del fútbol... Todo esto batido relata una radiografía social de una España que no es rural ni urbana, una en la que habitualmente la ficción española no ha puesto la cámara.

Hemos tratado de arriesgar y ponernos en sitios donde no nos habíamos puesto antes. Nos hemos puesto en sitios donde no hay concesiones a la estética, sino a la realidad. La cámara está al servicio de los actores de los personajes y la historia, difícilmente veremos un travelling o algo hecho solo por la estética. Es una serie dura, un ejercicio que hacen muy bien los británicos y que a mí me apetecía hacer. No es la primera vez que se hacía en España, pero creo que venía bien ser honesto visualmente con lo que es tu país.

Cada vez es más habitual que la televisión nacional apueste por el formato miniserie. Con tu experiencia, teniendo en tu haber ficciones de tan largo recorrido como Águila Roja, ¿ves esta opción como el futuro en la ficción nacional? ¿Qué pros y contras tiene a tu juicio este planteamiento?

A mí me encanta poder contar una historia en 13 capítulos. Lo condiciona el género: cuando arranca un thriller y haces una pregunta al espectador se la tienes que responder inmediatamente y no hacerlo durante varios capítulos. Juegas a la contra. Por ejemplo, haciendo desaparecer a José en el primer capítulo y hacerlo aparecer en el segundo capítulo, jugaba a darle una vuelta de tuerca a este tipo de tramas de desapariciones. Era un reto que desapareciera en un pequeño espacio de tiempo, porque así el público pasa a preguntarse dónde ha estado, le provoca un cierto estrés al personaje.

Tanto Mediaset como nosotros entendimos que nos embarcábamos en un proyecto de un espacio corto de tiempo. Recuerdo que Paolo Vasile me preguntó si hacíamos 9 o 13 capítulos. Incluso barajamos la posibilidad de que la temporada hubiera sido más corta. Tomamos la decisión de que podíamos llegar hasta 13. ¡Menos mal! Imagínate que dos o tres capítulos antes se hubiera caído.

En los thrillers el reto al que estamos sometidos es mantener la atención con cliffhangers, que te enganchen en un consumo semanal interrumpido por pausas publicitarias y encima con unas parrillas de programación en la que todos los formatos irrumpen a mitad de temporada. Esto solo puedes lograrlo sometiendo a tus personajes a una dinámica extraordinaria y a una velocidad de vértigo, pero teniendo que tener mucho cuidado para ser orgánico, para que los giros sean naturales y tengan un ciclo de tiempo razonable. Tiene unas dificultades tremendas, pero como las tienen las series de largo recorrido. En este caso, además, el viaje es agotador, porque son series más de trama que de personajes, aunque no pueda dejar de preocuparme siempre por tratar de desarrollar personajes que tengan ciertas dosis de complejidad y de contradicción, para hacerlos más reales.

Por otro lado, una de las razones que quizás motivan a esto es la fragmentación de canales y contenidos en plataformas. El accidente

Creo que la televisión nos puede sorprender. No solo va a depender de la creación, sino que tienen que confluir muchas circunstancias para que se genere acontecimiento. La ficción es susceptible de aunar grandes audiencias. Con El accidente, estamos hablando de más de tres millones de personas en su primera semana (dos millones y medio en su primera emisión y otro medio millón en los siguientes siete días). Las audiencias llegan a ser cuantiosas cuando vamos al acumulado. La ficción permite un consumo en diferido que hace que no exista la urgencia del acontecimiento del reality. El directo parece menos susceptible de verlo en diferido. Pero series como El accidente están en torno al 16-17% de media de share y con una relevancia para la cadena espectacular.

¿Si habrá una ficción en el futuro que llegue a esos número de antes? Absolutamente sí. Estamos muy condicionados porque hemos decidido en la ficción en abierto en hacer géneros que son menos abiertos pero muy intensos. A mí me encantan y son tremendamente rentables. Tendríamos que hacer una reflexión sobre si queremos hacer esas audiencias inmediatas y entonces recuperar determinados géneros más abiertos. Es un debate muy sesudo y muy técnico, y probablemente no tiene una respuesta. Pero la televisión está muy viva, como ha demostrado últimamente, una vez que los operadores están dispuestos a invertir dinero, esfuerzo y paciencia. Ahí tenemos el prime time español, que en términos de ficción está liderado por la producción propia. Eso dice mucho de nosotros, de nuestro talento y nuestra industria. Pero creo que datos como los nuestros son maravillosos. Si vemos el vaso medio lleno, los grandes éxitos en Estados Unidos tienen mucho menos share, en torno al 8-9% de market share. Aquí seguimos en el 16%, tenemos un diferido espectacular...

Las ficciones están en la calle, funcionan muy bien. Y si hay un acontecimiento en televisión, el público responde.

Dejando de lado El accidente

Estoy con la segunda temporada de Estoy vivo, y con otro proyecto que no puedo decir para quién y del que no puedo contar más porque está muy verde todo, y tengo mucho que hacer. Hemos cerrado la edición del capítulo de El accidente a finales de otoño y luego hemos estado montando con Estoy vivo hasta diciembre. Con lo cual, estamos ahora mismo cerrando el primer capítulo de la segunda temporada de Estoy vivo, y con otra cosa, que es muy potente, pero de la que se sabrá más adelante.