39 semanas de negro contra la manipulación en la TVG: “Construimos una Galicia ideal al servicio del poder”
Desde hace casi nueve meses, profesionales de los medios públicos gallegos se movilizan contra la “manipulación” y el“desmantelamiento” y para exigir el cumplimiento de la ley de Medios y la creación del ansiado Consejo de Informativos. Lo hacen a través del colectivo Defende A Galega, que agrupa a la mayoría de la plantilla de la CRTVG e impulsa la protesta que cubre de luto la redacción de San Marcos (Santiago) y las delegaciones territoriales cada viernes negro desde finales de mayo. Van ya por la semana 39 de protestas.
Desde que comenzaran, el colectivo denuncia “represalias” contra aquellos periodistas que se implican en las protestas, bien sea en las de cada viernes, en la manifestación que recorrió las calles de Santiago el pasado septiembre o incluso en la huelga y paros convocados por el comité de empresa. Las últimas, denuncian, contra Marga Pazos, que ha sido relegada a un puesto de locutora tras ganar una sentencia contra la TVG, declarar en el juicio que condenó a la Corporación por vulnerar el derecho a la huelga en el 8-M y dar la cara -con lectura de manifiesto incluido- en las movilizaciones de sus compañeros. Antes, fueron Carlos Jiménez, Ana Pérez o Beatriz Moyano y Alfonso Hermida, estos dos últimos protagonistas por dimitir como presentadores del Telexornal Serán por el control informativo que dijeron sufrir.
¿Es tal el conflicto en los medios públicos gallegos? ¿Existe la fuerte manipulación que denuncian profesionales? ¿Hay solución? Defende A Galega responde, aunque como colectivo y no a través de un portavoz único.
“Ni tenemos ni esperamos tener interlocución alguna por parte de la dirección de la CRTVG”, dice Defende A Galega cuando se le pregunta sobre la respuesta de la empresa a las 39 semanas de movilizaciones. Lo que sí tienen, dicen, son “respuestas”: “En forma de sanciones, expedientes y represalias contra aquellos que decidieron dar la cara y plantarse contra la manipulación que ejercen los responsables de los medios públicos”.
El último caso, denuncian, en el Telexornal Serán del fin de semana pasado, cuando se dio “prioridad” y dedicó mucho más tiempo a la concentración de la derecha y extrema derecha en Madrid, con cortes de la lectura del manifiesto y de varios líderes políticos, que a la manifestación por la sanidad pública en Santiago, sin referencia al manifiesto ni declaraciones de los líderes de la oposición.
¿Es peor ahora la manipulación? “La manipulación informativa es un mal endémico de la CRTVG. Todos los dirigentes políticos han intentado, de una forma u otra, emplear los medios públicos en su propio beneficio a lo largo de la historia, consiguiendo con esta mala praxis degradar nuestra imagen pública. Pero desde hace unos meses esa manipulación es quizás más evidente”, responde el colectivo, que es claro: “Las únicas protestas que tienen cabida en los informativos de la Radio Galega y de la TVG son aquellas que sirven para atacar al Gobierno central o a aquellos gobiernos municipales que no están en manos del PP”.
Pero el director general de la Corporación, Alfonso Sánchez Izquierdo, ha negado ya muchas veces cualquier tipo de manipulación. Hace poco en la última comisión de control parlamentario, donde dijo que “demostrar la cobertura correcta de la CRTVG” no era“complicado”, además de asegurar que usar la palabra “represión” era “muy de panfleto sindical” y acusar a la oposición de fijarse sólo en los expedientes “con más repercusión mediática”.
Defende A Galega, integrado por trabajadores, muchos con años de experiencia, asegura que “todos los conflictos cuya resolución depende directamente de la Xunta son relegados o incluso obviados en los espacios informativos”. “Hay colectivos que se sienten silenciados, maltratados por los medios públicos”, reconocen, además de señalar las consecuencias de la supresión de las desconexiones locales, también muy criticada. “Hace que cada día cubramos menos ruedas de prensa y, a veces, las cubrimos para después no informar de ellas”, dicen tras aclarar que están “hartas de colocar el micro sabiendo que la declaración no se va a ver ni escuchar”.
Por todo esto y mucho más dicen llevar tanto tiempo protestando, a pesar de no haber recibido todavía respuesta de la dirección. “Juegan a ignorarnos pero no lo consiguen”, dicen, conscientes de que molestan. “Algún dirigente político ha sido incapaz de disimularlo delante de todos y todas”, añaden, tras advertir de que no se callarán. “En cada ataque, en cada sanción, en cada intento de ensuciar la imagen pública de nuestros compañeros y compañeras, nos van a encontrar. Y no callaremos cada vez que nuestros dirigentes políticos tengan la tentación de transformar la Radio Gallega y la TVG en su gabinete de prensa particular”, aseguran.
También avisan de que la intensidad de las protestas “será directamente proporcional a la utilización política que hagan de los medios públicos y a la política represiva que ejerza la dirección”. Y lanzan un mensaje: “Nos gustaría que la ciudadanía nos acompañase. No lo hacemos por nosotros, lo hacemos por todos vosotros”.
Todo a pesar de las “presiones”. “Claro que las hay; hay compañeros a los que se les ha insinuado que no vistan de negro los viernes; y en ocho meses dos trabajadores han sido expedientados empleando argumentos de lo más peregrino, y dos de las presentadoras más veteranas de la TVG han visto cómo sus condiciones de trabajo cambiaban radicalmente después de veinte años de servicio”, recuerdan. Dicen tener la “sensación” de que el departamento de Recursos Humanos “se está empleando a fondo para sumergirse en los historiales de todos y todas nosotros en la búsqueda de alguna excusa que les permita aplicar una sanción ejemplar”. “Eso se traduce en un ambiente de trabajo irrespirable”, denuncian.
De hecho, varias fuentes del personal advierten de que el apoyo a los viernes negros, ya mayoritario, crece cada día, al igual que las críticas por las “represalias”. “Las fotos están ahí; percibimos que cada semana son más los que se atreven a vestir nuestras camisetas y alzar su voz para decir no a la utilización política de la CRTVG”. “Nos sentimos apoyadas dentro y muy arropadas fuera”, dicen.
“Sufrimos en otros medios lo que muchos colectivos sufren en la TVG”
No tanto en otros medios. Y lo critican. “Estamos sufriendo en nuestras carnes lo mismo que padecen a diario muchos colectivos críticos con la acción de gobierno, a los que la dirección de la radio y la televisión públicas no les conceden ni medio minuto de gloria”, dicen, pero advierten de que saben incluso de “compañeros y compañeras de otros medios a los que sus superiores les han prohibido rotundamente fotografiarse” con ellos en los viernes negros. “Se cuentan con los dedos de una mano las veces que nuestras demandas se han hecho un hueco en los medios tradicionales”, insisten.
“Recibimos cien mensajes de apoyo de colegas de otros medios que decidieron dar la cara por nosotros, algunos en contra del criterio de sus superiores”, recuerda Defende A Galega sobre una solidaridad “emocionante”.
Pero la ley de Medios sigue sin aplicarse después de siete años. “Está en la mano de los políticos”, explica el colectivo, que destaca que están “guardados en un cajón” la “creación de un Estatuto Profesional y un Consejo de Informativos y, en general, todos los artículos que blindan la independencia y la imparcialidad de los medios públicos”. “Son los partidos políticos con representación en el Parlamento los que tienen el deber de exigirle al Gobierno que la aplique. No por nosotros, sino porque es un derecho de todos los gallegos y gallegas”, insisten.
Además, advierten también de su temor a que se “cierren o recorten tanto la producción propia” y que la dirección “haga de la radio y de la televisión unos medios de comunicación totalmente prescindibles e innecesarios”.
“La Radio Galega y la TVG tenemos el deber de representar y dar voz a todos los gallegos y gallegas. Deberíamos ser los primeros en llegar a la noticia, pero cada día vemos cómo nos pasan por delante nuestros compañeros y compañeras de las privadas porque nosotros estamos demasiado preocupados en construir una Galicia ideal e inexistente al servicio del poder”, concluyen.