El Hormiguero hizo uno de sus comunes experimentos: aprovechando la visita de los chefs David de Jorge y Martín Berasategui, el programa de Pablo Motos juntó a ancianos y a niños para que probaran alimentos poco comunes en su generación.
En esta prueba gastronómica, Mercedes recibía una Coca-cola, la que se había negado probar durante años. “Soy así”, se justificaba la señora. Después de un largo intento hasta conseguir abrir la lata, al grito de “qué duro está esto”, la mujer le pegó un pequeño sorbo, y su cara hizo una graciosa mueca de incomodidad: “No la quiero, tiene atmósfera de esa”, comentó mientras la apartaba por el gas.
Otros ancianos probaron los Peta zetas: “Parece que tengo el mar dentro”, comentaba uno de ellos mientras el otro acercaba el micro para que se escuchara el crujido de la golosina. “Parece que me está limpiando toda la dentadura”, dijo el segundo de ellos.
Los niños, sorprendidos por probar los caracoles
Un grupo de niños levantó las campanas que ocultaban los platos, encontrándose confusamente con un plato de caracoles: “Estoy un poco sorprendido”, comentó el pequeño Carlos. Con un suspiro, negaban haberlos probado alguna vez. “Tienes que sacarlos de la cáscara”, decía la famosa voz en off, mientras los niños intentaban hacerlo con los palillos en la mano.
Con sonidos de disgusto y con caras de asco, los pequeños consiguieron sacar el caracol de su cáscara: “Asqueroso”, decía uno de ellos. Ya con el alimento en sus bocas, los niños no sabían cómo describir ese incómodo sabor: “Es sabor a baba”.
Pescado crudo para los ancianos
El experimento volvía a los más mayores, quienes se enfrentaban esta vez a probar pescado crudo. Al verlo, uno de ellos negaba con la cabeza, mientras otro decía que no lo había “probado nunca”. “Hostia, esto está crudo del to'”, comentaba uno de ellos mientras masticaba el producto.
A la hora de probar el wasabi, un par de señoras decían que les recordaba a la salsa guacamole. Por ello, el equipo les tuvo que reducir la cantidad que iban a probar desde el tenedor. Sus caras probando el wasabi era todo un poema: “Me van a salir los colores”. Los protagonistas del experimento de El Hormiguero sufrían con el picante en su lengua. “Estoy bien fastidiado”, decía uno de ellos, que arrancaba a toser nada más probar la salsa.