Segunda gala de Masterchef 8 y los 16 concursantes empiezan a dejarse conocer, tanto para bien como para mal.
En este segundo aspecto, varios de ellos se han rebelado como los aspirantes más contestatarios de la historia del talent, ya que provocaron uno de los rifirrafes más tensos que se han vivido con los jueces.
Todo ello, en una gala que no dejó de sorprender, por contener momentos cómicos, otros duros y un final inesperado en el que expulsaron a Adrienne (que partía como una de las favoritas) y Mónica.
Platos con historias de alegría y tristeza
El jurado tenía como objetivo conocer más a Iván, Fidel, Andy, Sonsoles, Luna, Alberto, Rosa, Mónica, Ana, José Mari, Saray, Juana, Sara Lua, Michael y Adrienne y en su primer reto les pidieron que se retrataran con un plato.
Para ello tuvieron que jugar con la policromía y elaborar, en 90 minutos, una receta que hablara de ellos. Con pimentón dulce, polvo de espinaca, cúrcuma, tinta de calamar, cacao o zanahoria en polvo, tuvieron que dar color a esos alimentos blancos.
En esta primera prueba, los platos que más gustaron fueron los de Rosa por responder perfectamente a la misión que le pedían, el de Mónica que estuvo simplemente “bien”, Sonsoles por haber sido “atrevida”, Rosa por haber sido “curranta y presentar un plato rico”, Alberto “por sus maneras”, Sara Lua “por estar bueno” y Adrienne que acertó con un “dulce” como ella.
Además, hubo dos aspirantes que humedecieron los ojos de los jueces por la historia que contaron. Michael relató cómo su madre le echó de casa cuando le explicó que es gay. “Prefiero un hijo muerto que gay”, le respondió y él se marchó siendo un adolescente, a casa de otros padres que le buscó el Gobierno. Mientras que Juana también emocionó al explicar que había vivido 7 años de luto, siempre vistiendo y viendo todo negro.
En cambio, los que menos convencieron fueron Saray por presentar “un plato básico”, Andy por un discurso “pretencioso pero un plato de bacalao superficial”, Fidel porque le “falta mucho por cocinar”, Luna por ser un plato “infantil” e Iván por presentar un “amasijo de colores que no sabe a nada”.
De esta forma, los jueces valoraron que se habían ido a lo “fácil” en general. Andy, Saray, Iván y Luna fueron señalados como los peores. Mientras que los más acertados fueron Rosa, Alberto, Adrienne y Ana.
Prueba de exteriores con rebelión contra las jueces
Para la prueba de exteriores el equipo viajó hasta Málaga para conocer el pueblo de Frigiliana. Allí tuvieron que cocinar un menú para 100 comensales que consistía en rape en tempura, pulpo y aguacate a la brasa, presa Ibérica con puré y de postre una panna cotta de lima.
Para ello se dividieron en dos equipos capitaneados por Adrienne y Rosa, las mejores de la prueba anterior.
La primera hizo equipo con Jose Mari, Iván, Michael, Luna, Saray, Alberto y Mónica y se ocuparon del entrante y el segundo plato. Mientras que la segunda formó bando con Sara, Ana, Sonsoles, Juana, Fidel, Teresa y Andy y cocinaron el primero y el postre.
Durante el cocinado, Rosa se impuso en su equipo como buena comandante que dividió las tareas, sin embargo Adrienne no pudo evitar que los compañeros dejaran de hacerle caso. Esto acabó con un resultado desastroso que enfureció a Jordi Cruz.
“Vais los ocho directos a la prueba de eliminación. Cuando hemos cerrado las cocinas no había ni rape ni presa. No había nada bien hecho. El sabor no era rico, la tempura no era tempura... innumerables fallos”, dijo, e inesperadamente Iván se rebeló.
Se mostró en desacuerdo con los jueces protagonizando uno de los rifirrafes más tensos vistos en el talent. Pero aún así, les tocó ir a eliminación.
En cambio el equipo rojo fue el ganador. A Rosa le felicitaron: “Se nota que estás acostumbrada a mandar y todos habéis estado bien. Sobre todo Sara Lúa, con el pulpo en su punto perfecto y Fidel por haber estado ocupándose de todo”. También felicitaron a Andy por su “trabajo ayudando a sus compañeros”.
Adiós a Adrienne, una de las favoritas, y Mónica
Adrienne, Saray, Iván, Jose Mari, Michael, Alberto, Luna y Mónica llegaron a la prueba final para demostrar que las vísceras de los pescados tienen un gran potencial.
Los delantales negros tuvieron que repartirse hígado de rape, tripas de bacalao, piel de rape, escamas de salmonete o espina de boquerón para cocinar sus mejores platos con diferentes tiempos.
Cuando llegó el momento de la cata, los mejor valorados fueron el plato de Saray por ser “correcto”, los espaguettis de zanahoria de Iván con un “emplatado horroroso pero rico”, el arroz marino de Alberto que convenció y los ojos de Luna “muy bien hechos”.
El error imperdonable de Adrienne, que no cogió el ingrediente principal
Pero los peor considerados fueron el tartar de gambas de Michael “por no arriesgar”, la Korma de gambas de Jose Mari por “no poner la espina como plato principal”, y sobre todo el hígado de rape cuántico de Adrienne “pesadísimo por tanta harina y una pasta mal hecha” y las tripas de corazon de Mónica que “no se puede ni comer”.
El caso de Adrienne fue especial. La aspirante de Bélgica, pero sevillana de adopción, no se enteró de las normas cuando todos acudieron al mercado, y al acabarse la cuenta atrás no había cogido el producto principal. Por lo que no pudo presentar un plato con él. Precisamente Mónica se atribuyó parte de la responsabilidad, asegurando que había sido un malentendido por su culpa. Las dos compartieron destino.
Tras la cata, los tres se fueron a deliberar y decidieron lo siguiente: “El aspirante que no continúa en las cocinas de Masterchef es Adrienne... y Mónica, un plato no tenía el ingrediente principal y el otro no se podía comer”.
Una decisión totalmente inesperada, sobre todo porque Adrienne había sido una de las aspirantes que despuntaron desde el principio.