Crítica

'El Cid', un mandoble para demostrar que los biopics históricos agradecen la acción

Jaime Lorente como 'El Cid'

Marcos Méndez

Si pensamos en series que narran la vida de famosos personajes de la historia de España en forma de biopic, lo más lógico es que nuestro cerebro lo asocie al éxito de Isabel, o a otras similares como Carlos, Rey Emperador o Toledo. Son quizás los ejemplos más conocidos por el gran público, y presentan ingredientes similares que giran en torno al poder, las traiciones, las relaciones en la Corte y demás intrigas palaciegas. Ampliando sólo un poco nuestro recuerdo, y rompiendo la estrechez que supone seguir la vida de cualquier personaje histórico, quizás se nos venga a la memoria Águila Roja, otra ficción histórica que se salía de la rigidez de un biopic para experimentar con la acción de un héroe enmascarado en la España del siglo XVII.

Cuando tenemos que hablar de una nueva serie, sin que aún se haya visto, resulta útil recurrir a referentes conocidos como estos. Y lo cierto es que El Cid, la superproducción española protagonizada por Jaime Lorente que Amazon Prime Video estrena este viernes 18 de diciembre, se presenta como una acertada mezcla de todos los ingredientes de las anteriores, con el incentivo de tener a su disposición los mejores medios, y la firme apuesta de asentarse en el imaginario colectivo de la ficción española como los ejemplos mencionados.

Es de agradecer que las plataformas apuesten tan firmemente por proyectos como este a cargo de Zebra Producciones, y permitan contar a lo grande la historia de uno de los grandes mitos de la tradición guerrera española. Aunque es importante señalar que en esta primera temporada, de cinco episodios de una hora de duración, lo que puede verse es sólo el nacimiento de El Cid desde su humilde lucha como Rodrigo “Ruy” Díaz de Vivar. El desarrollo de su leyenda y toda su exitosa vida de batallas y conquistas quedan reservadas para futuras temporadas de las que, como otras plataformas, Amazon prefiere ahora no hablar para en poco tiempo anunciar como “renovación”, a pesar de que el enorme esfuerzo de producción deja claro que ya están más que desarrolladas.

Humanizar el mito y disfrutar de su vida de acción

Estrategias empresariales a parte, la serie El Cid arranca su andadura proponiéndose, y logrando, humanizar al mito, aproximando hasta convertir en real la leyenda que desde hace ya casi mil años gira en torno a Rodrigo Díaz de Vivar (1048-1099). Y lo hace sin renunciar a su naturaleza guerrera y revolucionaria, lo que de hecho se convierte en el gran aliciente de la ficción.

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El creador y productor de la serie, José Velasco, nos reconocía en su entrevista con Vertele que puede definirse como un “biopic de acción” precisamente “porque el personaje es eso. Hay mucha acción porque en su vida fue, nunca mejor dicho, un hombre de acción”. Superando la etiqueta de biopic, y con la ambición de adrenalina que sí tienen otras series históricas y de época que no están sujetas a los libros de historia, El Cid sabe convertir en su mayor atractivo toda esa historia de batallas. Lo logra por medio de trabajadas escenas de acción, peleas y coreografías, que en esta primera temporada alcanza el clímax en una épica batalla fraticida que no repara en sangre y de la que, a pesar de haber sucedido hace casi un milenio, preferimos no hacer “spoilers histórico”.

El enorme esfuerzo de producción y rodaje, con un 70% de días en exteriores bajo cero y con lluvia en localizaciones de Soria, Burgos, Teruel, la Comunidad de Madrid y la ciudad de Zaragoza, permite que todas esas escenas de acción brillen y sean creíbles y convincentes, reafirmando una vez más el primer nivel de la ficción española. Aunque algunas de las necesarias recreaciones mediante efectos digitales son evidentes, El Cid arriesga y gana al ser un biopic distinto en el que la trama de acción viene acompañada por momentos de tensión bien escogidos, y arropados también por un fondo, bien sea de música o de sonido ambiental, que permite introducirse por completo en su lucha y vivirla con la misma tensión que sus combatientes.

Las intrigas de palacio... van más despacio

Aunque el protagonista “Ruy” se ve inmerso en ellas, y a pesar de que él deja claro que esa no es “su vida”, El Cid también tiene otra importante trama de intrigas palaciegas, de pactos, traiciones, movimientos estratégicos y engaños dentro de la Corte. Podría decirse que el protagonista focaliza la parte de acción, que es sin duda la más atrayente, mientras que otros muchos personajes se retan sin salir del castillo para dominar el reino de León o cualquier otro.

Es una parte de la serie que resulta más habitual y repetida, pero que realmente responde a lo que sucedía en esa época, cuando lo que ahora conocemos como España estaba dividida en diferentes reinos y sultanatos y las luchas entre ellos eran una constante familiar. En este apartado, y seguramente sabiendo de la necesidad de reconstruir la historia que rodeaba a Rodrigo Díaz de Vivar para explicar cómo y porqué se convirtió en El Cid Campeador, la serie apuesta por un desarrollo rápido y directo, de acción a acción. No se pierde en escenas de diálogos innecesarios y condensa lo que necesita contar y mostrar.

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Un guerrero y una infanta para liderar el potente reparto

Tanto en su parte de acción como en la más tradicional palaciega, el amplio y destacado elenco merece una mención propia. Jaime Lorente tenía ante sí el reto de hacer olvidar a un personaje que le ha lanzado a la fama mundial como es Denver en La casa de papel, y a otro que se ha convertido en fenómeno como Christian en Élite, con uno tan distinto como es El Cid. Y tras un durísimo entrenamiento físico, y aguantar sesiones de rodaje de 12 y 16 horas, logra ser no sólo el protagonista, sino también el líder de un reparto con más de una decena de destacados rostros de la interpretación. En su “apartado”, el de la acción, aparece bien apoyado entre otros por Dani Albaladejo como el Maestro Orotz, Francisco Ortiz como su señor Sancho VII 'el Fuerte', y Pablo Álvarez como su antagonista Orduño.

Cambiando las espadas por el trono, la trama de intrigas cortesanas supone una nueva ceremonia de consagración para actores y actrices como Carlos Bardem en el papel del Conde de León, Juan Fernández como Rodrigo el abuelo de El Cid, José Luis García-Pérez como el Rey Fernando I 'El Grande', Elia Galera como la Reina Sancha 'la Bella', Carlos Bardem como el Conde de León, Juan Echanove en el papel del obispo, o Ginés García Millán como el Rey Ramiro de Navarra. Pero también permite valorar a otros quizás menos conocidos como Zohar Liba en el papel de Abu Bakr o Hamid Krim como el Sultán de Zaragoza Al-Muqtadir. Sin menospreciar a todos ellos, sino usándolos como buen ejemplo, la actriz Alicia Sanz en el papel de la Infanta Urraca logra sorprender con una interpretación que coge fuerza y logra focalizar cada escena en la que aparece impregnando a su personaje de una curiosa mezcla de dureza y estrategia “real” con trasfondo feminista y empático, en lo que a buen seguro supondrá un despegue para su carrera.

Rodrigo Díaz de Vivar forjó su leyenda a fuerza de mandobles y triunfos. El Cid llega este viernes 19 de diciembre para conquistar a la audiencia mundial de Amazon Prime Video, humanizando y globalizando un mito español, y demostrando que los biopics históricos también agradecen la acción.

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