“Ojalá la renueven pero, si no lo hacen, que me quiten lo 'bailao'. Yo ya he dejado el listón alto”. Con estas palabras respondió Javier Olivares a Vertele cuando le preguntamos por la renovación de El Ministerio del Tiempo... en marzo de 2015. La serie de TVE solo había emitido cinco episodios por aquel entonces, pero las audiencias ya ponían en duda su renovación por una segunda temporada. En aquella ocasión, la cadena pública las despejó rápidamente y la renovó por una segunda tanda antes incluso de terminar la primera. Sin embargo, las palabras de Olivares acabaron convirtiéndose en el mantra que siempre ha perseguido a El Ministerio del Tiempo a lo largo de su historia: si continúa, que está por ver, estupendo. Y si no, a otra cosa con la satisfacción del trabajo bien hecho.
Porque ahora, como entonces, El Ministerio ha vuelto a contar con el favor del público y de la crítica, con un impacto notorio en redes sociales y con una audiencia en diferido digna de mención. Pero ahora, como entonces, su talón de Aquiles ha estado en la audiencia lineal. Con una media del 7.8% de cuota y 1.319.000 espectadores, la cuarta temporada también se ha dado de bruces contra el baremo que más rápido garantiza la renovación de una serie en la televisión en abierto. Así que a falta del capítulo que cerrará la noche de este martes la cuarta temporada (22:05 horas), toca preguntarse -otra vez- si El Ministerio del Tiempo debe o no renovar de cara al próximo curso.
Peor audiencia lineal, mejor en diferido
Como en anteriores ocasiones, la respuesta depende de múltiples factores. El dato de la audiencia lineal dificulta enormemente defender su renovación por una quinta entrega. Y más cuando está por debajo de la ya de por sí maltrecha media mensual de La 1 (8.9%). Sin embargo, a su favor juega todo lo demás. Para empezar, el contexto.
Cuando Olivares pronunció las palabras que abren este artículo, Netflix no había llegado a España -lo haría en octubre de ese año-, sus principales competidores tampoco y las cadenas en abierto seguían teniendo en las series una de sus principales fuentes de audiencia. Cinco años después, y con el consumo de plataformas de streaming ya arraigado, pocos son los espectadores que se sientan un día determinado a una hora determinada ante el televisor para a ver una serie que al día siguiente pueden ver cómo y cuándo quieran. En el caso de El Ministerio del Tiempo, en HBO, donde cada semana se cuela entre las 'tendencias' de la plataforma.
Este panorama explica, más allá de los tres años de ausencia, que la cuarta temporada tenga una media lineal peor que la tercera (7.8% vs 9.3%) y, sin embargo, sus datos en diferido sean mejores. Según las cifras compartidas por TVE, los seis primeros episodios de esta cuarta tanda han sido vistos en diferido por una media de 549.000 espectadores, “casi el triple de los que vieron en diferido la tercera temporada”. Además, “esta tanda acumula un 86% más de visitantes únicos” en RTVE.es “que la temporada anterior durante su periodo de emisión.”
Así las cosas, la audiencia en diferido eleva la media de esta cuarta temporada hasta el 10.5% de share y los 1.866.000 espectadores. Un dato que sí supera el promedio mensual de TVE, pero que continúa sin ser especialmente boyante. Ante esta situación, la permanencia en parrilla de El Ministerio del Tiempo, como la de cualquier otra serie que hoy en día no consigue reunir grandes audiencias lineales, solo puede justificarse si aporta un valor añadido a su cadena. En este sentido, TVE ya concedió una segunda temporada a La otra mirada por los valores que representaba a pesar de su baja audiencia. Y si El Ministerio del Tiempo volvió este curso fue, en parte, gracias a su capacidad para ser un producto didáctico y a la vez de prestigio que lo hace tan apropiado para una cadena pública.
Los 'ministéricos', un valor diferencial a favor de la renovación
Aunque puestos a señalar a los principales responsables de su regreso, esos no son otros que los 'ministéricos'. Una audiencia muy activa y muy valiosa en términos cualitativos que cada martes ha convertido a la serie en tendencia en Twitter, demostrando que, pese a no ser el público más numeroso, sí es uno de las más entregados de nuestra televisión. Y esto, dentro de una TVE cuyos contenidos apenas generan conversación más allá de MasterChef, Cuéntame y OT, es algo a tener en cuenta. Y más cuando El Ministerio también ha conseguido trascender este año más allá de su audiencia habitual con escenas tan compartidas como la de Lorca o la de Velázquez en el Museo del Prado.
En el momento en que los 'ministéricos' vean que la historia se resiente y decidan bajarse del barco, entonces El Ministerio del Tiempo tendrá que decir adiós. Mientras eso no ocurra, la serie tendrá motivos para seguir adelante. De momento la pelota vuelve a estar en el tejado de TVE, que otra vez debe decidir si se rige por la medición tradicional de audiencias o si evalúa el rendimiento de El Ministerio del Tiempo más allá de los audímetros.
Con más o menos dudas, las anteriores veces siempre acabó decantándose por esto último. Ahora también tendría sentido que lo hiciera, aunque por si acaso, Javier Olivares ha decidido cubrirse las espaldas. “No se me ha comunicado nada, pero yo siempre he hecho finales de temporada tímidos por si llaman [TVE], y esta vez el final de temporada no es tímido”, dijo en nuestro último Vertele Live.
Lo bueno de El Ministerio del Tiempo es que siempre puede volver cruzando una de sus múltiples puertas. Y si no lo hace, que le quiten lo 'bailao'. Ya ha dejado el listón muy alto.