El Ministerio del Tiempo se fue con aplaudida “metatelevisión” crítica
Sólo una serie como El Ministerio del Tiempo podía lograr ser aplaudida al despedirse con un capítulo en el que critica a la televisión, a sus espectadores e incluso a sí misma. Pero lo ha conseguido, y de forma más que justificada.
La ficción creada por Javier Olivares cerró la noche de este miércoles su tercera temporada, que se antoja que puede ser la última y definitiva. Y lo hizo con un alabado episodio en el que tenían que viajar al pasado para evitar que TVE diese luz verde a una serie llamada... “El Ministerio del Tiempo”.
En definitiva, la serie ha dado una lección magistral de cómo hablar de sí misma de una forma retórica, sin entrar en detalles pero haciendo un análisis crítico de cómo ha evolucionado estas tres temporadas. O más bien de cómo la han dejado evolucionar, por esta “nueva televisión”, por la “nueva TVE”, y dejándola en evidencia respecto a la “antigua” cadena pública. Incluso en una época tan difícil como la dictadura de Franco.
El adiós con homenaje de El Ministerio del Tiempo
La última misión de la cuadrilla estaba clara: tenían que viajar a los años 60 para evitar que el pasado cambiase y TVE no diese luz verde a una serie llamada “El Ministerio del Tiempo”, que impediría lo que tenía que pasar, que era que aprobase realizar “Historias para no dormir” de Chicho Ibáñez Serrador.
Un punto de partida que podría parecer ilógico (“vamos a hacer que no aprueben mi serie para que hagan otra”), pero que es el mejor homenaje no sólo a la humildad de El Ministerio del Tiempo, sino sobre todo a la figura de Ibáñez Serrador y su mítica serie, una forma de decir “contigo empezó todo”.
Con ese trasfondo, y con esa trama planteada, el habitual hilo argumental de la serie dio un paso al lado para, aparentemente, despedirse de sus espectadores. Definitivamente. Y lo hizo con muchos guiños, mensajes, reflexiones y críticas a cómo la pequeña pantalla, y las cadenas, pueden manejar a su gusto la opinión.
Adiós a la TV... para salvar la TV
En su adiós, El Ministerio del Tiempo habló de lo que más quiere, la televisión. Dejó en un buscado segundo plano que los personajes de Pacino y Lola por fin se besaran, e incluso que Alonso de Entrerríos avisase de que era su última misión, que lo había prometido a su amada Elena. Porque su verdadera última misión era enviar un mensaje: la TV está cambiando, y no a mejor.
Incluyendo inteligentemente en su trama la respuesta (e incluso la defensa) a muchas de las críticas y situaciones por las que ha pasado estos tres años en TVE, una de las series más importantes de los últimos años dijo adiós a la televisión para salvar la televisión. Para abrir las puertas a Chicho Ibáñez Serrador con sus “Historias para no dormir”. Porque con él empezó todo. Aunque ojalá siga con El Ministerio del Tiempo.