Albert Espinosa regresa a la pequeña pantalla después de su gran éxito Pulseras Rojas. Y lo hace con la serie Los espabilados, cuyos tres primeros episodios están ya disponibles en Movistar. La serie cuenta la historia de un grupo de adolescentes que se escapan de un psiquiátrico. Premisa que le sirve para hablar de la libertad, las enfermedades mentales y el “estropeado” mundo en el que vivimos.
El escritor de El Mundo amarillo firma aquí un guion fiel al vitalismo, optimismo y energía positiva que suelen habitar sus textos. A través del viaje de sus protagonistas, conforma un relato universal que implica y apela a todos.
La serie está dedicada “a la lucha de tantos niños encerrados injustamente en el mundo”. ¿A quiénes se refiere?
Hay una doble lectura. Están los niños encerrados injustamente en ellos mismos. Que no pueden comunicarse ni contar lo que les ocurre porque sufren bullying, abusos. Y también los encerrados en psiquiátricos de tantos lugares. En España estos hospitales están llenos y con lista de espera.
Muchos de estos chavales no querrían estar allí, pero como son menores de edad, las personas que les han estropeado son los que lo han firmado. Es una injusticia muy grande.
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¿No cree en la labor de los psiquiátricos?
No es una cuestión de creer o no creer. El foco está en cuándo decides que alguien sea ingresado. Es decir, quién ha de firmar ese ingreso del menor que va a perder su libertad y no puede decir nada; cuando no hablamos de una operación como quitar el apéndice. Nos referimos de alguien a quien le van a dar unos medicamentos que le van a producir unos efectos secundarios muy heavies, y al que le van a tener que dar todavía más para paliarlos.
Ninguno de nosotros aceptaríamos ingresar en un lugar donde no queremos estar porque quizás el problema que tenemos no es mental, sino el entorno. La cuestión no es la labor que realizan los centros, sino las razones y la potestad que tiene la sociedad de conseguir que un menor sea ingresado y tome unos medicamentos de una enfermedad que muchas veces no está clara ni que la posea.
En 'Pulseras Rojas' se contaba la vida del hospital y aquí su huida, ¿por qué el cambio?
Pulseras contaba la historia de unos chavales con una enfermedad mortal, pero el hospital les daba esa felicidad. En Los Espabilados no, porque ahí no están a gusto. De hecho, que se escapen es algo habitual en estos centros.
La etiqueta de ser un niño esquizofrénico, bipolar, pesa mucho cuando vuelves a un colegio. Muchas veces los problemas de los niños solo aparecen por culpa de adultos estropeados. Entonces, un adulto que no es capaz de solucionar su propia vida, ¿cómo puede tener la potestad de solucionar la de su hijo?
Hay mensaje para estos padres, “vagabundos emocionales” que provocan que sus hijos también lo sean. ¿Cómo podemos revertirlo?
Por eso cuento estas historias. Con Pulseras intenté expresar que un niño con cáncer no es solo un niño con quimioterapia y sin pelo, sino que tiene unas emociones y necesidades. La serie ha ayudado a que se les vea de forma diferente.
Los espabilados, que no deja de ser una ficción de aventuras, el objetivo es el mismo. De hecho, no hay más sobre niños con problemas mentales porque a la gente le da pavor. Aquí no les hemos puesto la etiqueta tan clara ni dicho la enfermedad que tienen. Era muy importante que no apareciese, que no hubiera un letrero con “14 años, depresivo, bipolar”, porque entonces no serviría.
El objetivo era conseguir hacer entender que en realidad tienen unos problemas que muchas veces se pueden arreglar hablando. Algo tan mágico que pocas veces se produce, ni en las familias ni en los colegios. Todo tiene que ver con intentar lograr que las personas puedan contar sus problemas y que la gente que es diferente, espabilada, sepa que hay una parte del mundo a la que no debe hacer caso porque no lo vale.
También aborda la eutanasia, para la que recientemente se ha aprobado una ley en España
Quería abordarla porque la serie habla de las libertades: que te permitan no ingresar, morir si tienes mucho dolor, contar si sufres un bullying... Sobre cuáles son las que te permite la sociedad y qué puedes hacer para rebelarte en algunos casos.
La noticia de la eutanasia es muy buena pero ojalá se pueda abrir todavía más. Que no tengas que ver a tantos médicos. Si no quieres estar en este mundo por X razones no creo que nadie te tenga que obligar a seguir.
Los protagonistas rompen la cuarta pared para hablar directamente a cámara, como en la terapia propuesta por uno de los médicos, ¿esta sí es una buena herramienta?
Una de las cosas que más me fascinaban de pequeño y al investigar en centros es que casi todos estos niños hablan solos. No porque tengan una enfermedad, sino porque no tienen a nadie con quien hablar o por culpa de los medicamentos que les producen ese efecto secundario.
Inmersos en la era de los revivals, ¿baraja la posibilidad de recuperar 'Pulseras Rojas'?
Nunca he cerrado la puerta a hacer la tercera temporada de Pulseras. La hemos hecho en Francia, Italia y Alemania. Ya es una serie a la que le ha pasado todo lo inimaginable. Hemos ganado dos Emmy, Spielberg ha hecho una versión, es la serie con más remakes en los últimos cinco años en el mundo.
Ha sido un sueño de diez años pero llega un momento en el que está bien empezar otras historias, y que no sean tan personales. Mucha gente me contacta y propone escribir sobre las enfermedades mentales para cambiar el tabú. Ojalá lo logremos y vaciemos psiquiátricos.
Por aprovechar otra conexión entre 'Pulseras' y 'Los espabilados', vuelve a abordar los trastornos alimentarios. ¿Siguen siendo un tabú?
El personaje de Cristina ayudó a muchas niñas que se sintieron como ella, hablaba de sus propios miedos. En Los espabilados no lo tratamos tanto, pero al ser dos plantas tan relacionadas, me apetecía que hubiera una conexión.
La más clara es con un personaje común en ambas. Era bonito poder hacer un guiño a los fans. Son dos universos que se tocan y en una serie que habla de trastornos, tenía que aparecer también la anorexia, la bulimia. Forman parte de esto.