Entrevista

Ancor gana 'Maestros de la costura' y descarta un futuro en TV: “No quiero buscar visibilidad por otros lados”

Pese a tener apenas 27 años, Ancor se convirtió desde el primer momento de su participación en Maestros de la costura 4 en el gran favorito para ganar el programa, aunque su formación y experiencia hubiese sido completamente autodidacta.

Por eso sorprendió tanto que fuese expulsado en la cuarta gala (él mismo reconoce que “si se hubiese ido otra persona, yo hubiese dicho ¡tongo!”) y tan poco que fuese el repescado la gala siguiente. Volvió al talent de Shine Iberia para La 1 de TVE con el mismo estatus, y lo ha acabado demostrando venciendo en una final soñada por los seguidores, contra Lluís, de la que es muestra orgulloso: “Hicimos una pedazo de prueba (...) hemos dejado un listón maravilloso”.

Horas después de emitirse al fin su triunfo, Vertele habla con Ancor vía telefónica, y con el mismo carácter risueño que ha mostrado en Maestros de la costura nos explica lo mal que ha llevado guardarse el secreto, cómo se toma su participación, y su gran aspiracion de futuro, descartando seguir en televisión: “No quiero buscar visibilidad por otros lados”.

¿Cuántas entrevistas has concedido en estas horas desde que ganaste 'Maestros de la costura 4'?

¿Diez? ¿Doce? ¿Quince? No sé, una docena, y luego para Televisión española. Pero estoy super emocionado. Hacen que el día sea todavía más emocionante, así no termina nunca [ríe].

¿Y cómo llevas ese súbito salto a la atención mediática?

Yo ante todo estoy contento de por fin poder gritar que he ganado Maestros de la costura. Al acabar de grabarlo, y haber ganado, fui a mi pueblo y tuve que decir: “Nada, he estado en Madrid estudiando”. Eso era superdifícil, llevaba fatal no poder contar nada. Cuando dijeron que era un participante, al menos ya podía contar algo y decir “os he mentido”. Pero es que ese tiempo en el que no podía ni decir que había participado, yo no quería ver a nadie, estaba de mal humor porque si no les tenía que decir mentiras.

¿Ha sido un poco difícil mantener en secreto que habías ganado entonces?

Exacto. Pero lo he mantenido eh, no se ha enterado nadie.

Desde fuera se te consideró el gran favorito desde el primer momento, y desde dentro tus compañeros también lo comentaban. ¿Te has sentido así?

Yo he ido a disfrutar y a aprender. De hecho colaborando, porque nos ayudábamos todos unos a otros. No lo he vivido a nivel personal como una lucha de sobrevivir y llegar, sino como ayudarnos unos a otros. Siempre que me han pedido el imperdible he estado encantadísimo, y de hecho prefiero incluso estar abajo ayudando que arriba mirando y animando.

Pero otros compañeros sí han sido más competitivos.

Sí, claro, ahí cada uno lo ha vivido de una manera. Pero yo de verdad que lo he querido vivir disfrutando, no siendo ambicioso y sin pensar que voy a llegar a la final. Para mí cada prueba era un regalo, y de hecho cuando me expulsaron lo que realmente más me dolía no era no llegar al premio, sino todas las maravillosas pruebas que fueron después y pude vivir.

Fue una ausencia corta, porque volviste inmediatamente en la repesca. ¿Qué hiciste en ese tiempo, cómo te lo tomaste?

Fueron literalmente cinco días [ríe]. Yo llegué a Valencia, saqué la ropa, la puse a lavar, y quise recuperar el tiempo perdido con mi mujer y mi hijo, nos fuimos al parque a alimentar a los patos con mi niño... Yo tengo una vida muy sencilla, y soy feliz. Luego preparé la maleta, ya sabía qué cosas iba a necesitar porque conocía cómo era el plató, y fui a la repesca simplemente a disfrutar otra vez y a volver a estar todos juntos. Yo me enriquezco rodeado de gente tan maravillosa como han sido todos mis compañeros. Y sí, en situaciones de estrés uno se pone nervioso, se habla mal... pero luego realmente te arrepientes, porque no piensas eso. Fíjate en la final, Lluís y yo, lo contentos que estábamos juntos dándonos abrazos. Ha sido una experiencia super enriquecedora.

¿Cómo valoras tu evolución? ¿Has querido mantener siempre tu estilo, pero se ha variado o ampliado?

Hay que tener en cuenta que para el tiempo que tenemos, hay que tirar de repertorio. Yo como coleccionista, y a mí como cliente, siempre me han fascinado los años 50. Y por eso he aprendido a coser con los años 50, que es lo más difícil que hay porque es ropa mucho más escultórica, es todo un trabajo mucho más elaborado. No quiero decir que hoy en día no, por supuesto que hay cosas elaboradísimas, pero he querido aprender de esa manera, fascinándome por el Hollywood antiguo.

En el programa te dicen que tienes 120 minutos, y lo que haces es pensar “tengo un vestido en casa que es de tal manera, pues voy a tirar de eso”. Es el repertorio. Pero a mí, mientras haya un diseño detrás, lo considero arte. Me fascinan también líneas más actuales, como en el propio jurado María Escoté, Palomo... Uno ha de tener un estilo propio, y claro que debe conocer más allá. ¿Yo por que me fui? Porque no sabía nada del trap. Y claramente me tenía que ir yo. Fui el claro perdedor de esa prueba, y yo lo tenía claro. Así que lo aceptas. Si se hubiese ido otra persona, yo hubiese dicho “¡tongo!”.

En esa evolución, Lluís también destacó. ¿Percibes que esa fuese la final soñada, como el Madrid-Barça de 'Maestros de la costura'?

[Ríe] La verdad es que como espectador yo he disfrutado muchísimo, porque además Lluís y yo somos iguales, pero distintos. Parecíamos Zipi y Zape, yo viéndonos decía: “Si es que mira, somos iguales”. Y mira que para vestirnos nadie se sincronizó, pero ahí estábamos los dos. Hicimos una pedazo de prueba. Esta última gala de Maestros de la costura me parece brutal, hemos dejado un listón maravilloso. El jurado no tenía claro a quién elegir, y como dijeron, “habrá que buscar el pelo en el huevo”.

Fue un duelo final jovencísimo también, 27 años tú y 26 Lluís. ¿Qué esperas de tu futuro, crees que ganar te ayudará a alcanzar tus objetivos?

Este programa me ha dado una visibilidad que yo no hubiese conseguido ni intentando mover cielo y tierra. Lo que yo voy a hacer ahora es trasladarme a Madrid para estudiar el curso, porque es una pedazo de oportunidad de formarme. Necesito toda esta formación, porque yo soy autodidacta. Yo absorbo, cualquier crítica del jurado la cogía como oro, aunque fuese mala. Necesito las críticas, es lo que me hace crecer. Por eso agradezco todo esto, y me traslado a Madrid a estudiar. A lo que quiero aspirar es a tener mi propio taller de confección a medida. Pero después del programa, también me quiero dejar guiar un poco por el destino, y si hay alguna casa de costura o de confecciones que me quiere contratar, la verdad es que para mí es formación. Todo eso es enriquecedor, experiencia.

Los jueces bromearon con que os iban a fichar. ¿Es broma, o será real?

No sé, ya veremos. Acaba de terminar, y ha sido todo muy rápido. Estoy orgullosísimo. Lo primero que he hecho es firmar una colección con una empresa de calzado de Alicante, de tres pares de zapatos. Pero por probar, podría haber hechos muchos más. He conseguido que tres fueran bonitos y me representaran. He diseñado hasta el último detalle, dibujando sobre la horma del zapato, el escote, cosiendo... Por ahí empiezo. Las artes llaman a las artes. Estudié Bellas Artes y tenía claro que quería seguir con la moda, que es hacer el mundo materialmente más bello.

¿Cómo te imaginas siendo presentado si vuelves la temporada que viene, o dentro de unos años, al programa? Como han hecho Joshua o Eduardo Navarrete, por ejemplo.

Ojalá en ese momento me presenten como que ya he conseguido vestir a alguna actriz para los Goya, o para los Óscar. Ese es mi sueño. O a la reina Letizia, que es de las más elegantes del mundo. La verdad es que este programa es un sueño. Siento que me han cogido y me han hecho brillar, han podido sacar de mí todo lo que tengo. Me han dado una autoestima... Lo comento muchas veces, pero es que realmente me tuvo apuntar mi mujer al casting porque yo jamás pensé que podía haber entrado, ni pasado las pruebas, ni haber llegado hasta aquí.

Pues no se te ha dado mal...

Ya, pero imagínate, qué pena. Cuánta gente habrá en el mundo como yo.

Dentro de los muchos recuerdos que te va a dejar 'Maestros de la costura', ¿con qué te vas a quedar de los jueces, en especial de Caprile y sus enfados?

Para mí son las hadas madrinas de mi trayectoria como diseñador. Si lo estás haciendo mal, solo faltaría que dijeran “sí, lo estás haciendo muy bien”... entonces irías a peor. Valoro gratamente, por ejemplo, cuando en la primera prueba por equipos lo hacía fatal y Caprile decía “vais como pollos sin cabeza”. Es que de verdad iba así la cosa. Tiene que llegar alguien y ponerte los pies en la tierra al decir: “Centraros porque están yendo las cosas mal”. Considero todo crítica constructiva porque si no fuese por eso, suéltame, hago lo que me da la gana, y punto. Acabo el programa haciendo lo que quiero, y no. Ellos tienen que guiarte porque tienen experiencia.

¿Cómo llevas el feedback en redes sociales? Se ha valorado mucho que siempre estés sonriendo y con buena disposición, pero ¿ha habido críticas?

Por un lado, la verdad es que estoy súper agradecido, incluso cuando me expulsaron. Madre mía, cuando leía las redes decía “pobre gente, que están todos que matan por mí, todos sufriendo”. No sabía qué hacer, sabiendo yo el resultado. Ese cariño tan grande de la gente que incluso llegué a leer que “Ancor cruzaría España de casa en casa de sus fans”... me entró muchísima risa. Algún hater lo que dice es que siempre estoy en el mismo estilo, pero ya he dicho, es mi estilo personal. Doy clases de patronaje y me acoplo al estilo de cada alumna y sé hacerlo. Otra cosa es lo que quiero yo para mí.

¿Y en televisión, te gustaría seguir? ¿Te ves en otros formatos? Por ejemplo, a 'Supervivientes' van exparticipantes de 'Maestros de la costura'.

No, no. He venido aquí para conseguir un futuro como modista y quiero dedicarme a ello. No quiero buscar visibilidad por otros lados. Estoy muy satisfecho con lo que tengo y ya me ha dado la energía para llegar a donde quiero llegar.

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