“Me encantaría repetir”, confiesa Boris Izaguirre sobre la experiencia como presentador de Prodigios. El venezonalo, que reapareció en nuestras pantallas hace unos meses como concursante en MasterChef Celebrity y como maestro de ceremonias de Sí, ¡quiero ese vestido! (DKISS), ha emprendido una nueva aventura con la productora Shine Iberia al lanzarse como conductor del nuevo talent infantil de TVE, que se estrena este sábado a las 22:35h.
El también escritor tiene claro que “cualquier programa de entretenimiento existe para que lo disfrutes y aprendas muchas cosas, como a no tener prejuicios”. En este caso, este aprendizaje pasa por “no sentirte excluido de la cultura clásica y en mayúsculas”, comenta. Por ello, defiende que el talent consigue incorporar “a tu día a día disciplinas tan técnicas y exigentes como el canto lírico, los instrumentos de orquesta y la danza clásica”.
Desde el acto de presentación, alabó junto a su compañera en la conducción Paula Prendes, la “apuesta de la cadena pública por un programa como este”. Boris encuentra absurdo el “debate de que la televisión es menor a otras industrias. No tiene sentido pensar que tiene más querencia por el ruido que por la música clásica”. Todo lo contrario para el presentador, “las dos pueden perfectamente convivir y existir por separado”, argumenta.
Al ser preguntado por los jóvenes concursantes, los describe como “muy maduros”, porque son personas “que tienen que luchar por conseguir integrarse en las orquestas, conciertos y compañías donde quieren estar”, explica. Para el venezolano, su conducta y educación demuestran que “una magnífica formación académica e indagar en el mundo de la cultura y hacerlo tuyo te hace mejor persona. Te convierte en alguien distinto, con un poder diferente al de los demás”.
Boris se quedó especialmente impresionado con el lenguaje corporal de los niños. “Cada vez que terminan de actuar se quedan perfectamente colocados, esperando la valoración del jurado. Son muy valientes”, exclama. Para él es significativo porque contrasta con su personalidad. “Yo que soy un manojo de nervios y tengo unas inseguridades tremendas”, comenta, “les veía con una conducta intachable. Saben más que yo”.
También ha disfrutado del trabajo conjunto con el jurado que conforman el coreógrafo y exbailarín Nacho Duato, la cantante lírica Ainhoa Arteta y el director de orquesta Andrés Salado. “Son grandes profesionales en cada uno de sus terrenos”, alaba. Y piensa que quizás por ello “todos esperan que su grandiosidad les va a impedir ser comunicadores naturales, pero todo lo contrario”, aclara.
“Son totalmente empáticos y ese es uno de los atractivos del programa”, describe, “ver a Nacho Duato como solamente Nacho, a Ainhoa Arteta como Ainhoa y a Andrés Salado como Andrés. ”Son personas que transmiten a los prodigios que lo que están haciendo es correcto, y les dan sugerencias para que sean todavía mejores“, concluye.
El concurso supone para Boris su primera incursión como conductor de un programa de estas características. “Es un rol muy atractivo”, reconoce. Aunque confiesa que “siempre pensaba que mi acento, mi pluma y mi histrionismo podían jugar en mi contra, como definitivamente ocurrió en otras oportunidades”. Hasta que, según celebra, “la vida me ha ofrecido entender que lo más importante es estar bien dirigido y conseguir ese formato en el que lo puedas estar”.