Criminal ha sido uno de los más curiosos experimentos televisivos que han llegado este año a las pantallas. A saber, una producción de Netflix que se expande más allá de un solo país y se radica en cuatro (Reino Unido, Alemania, Francia y España), con equipos diferentes pero bajo un mismo patrón: un policíaco que transcurre dentro del perímetro de una sala de interrogatorios, sin aditivos narrativos de ningún tipo. Circunscribir una actuación a un solo recinto es algo que agradecen actores como Álvaro Cervantes e Inma Cuesta, que aquí juegan al gato y al ratón.
“En Criminal hemos podido ser dueños de nuestro trabajo”, realza el actor catalán a VERTELE. “A veces nos sentíamos como en una burbuja. Esa libertad no se da tanto cuando lo técnico está muy presente. Se asemeja más en una experiencia teatral, donde eres el dueño de principio a fin. Aquí pasan cosas que difícilmente pueden pasar cuando está todo tan fragmentado”, argumenta. Eso les ha llevado a rodar tomas largas, muy largas. Es el caso de una de las mencionadas por la andaluza, en la que Emma Suárez y ella pasaron del tirón 13 páginas del guion: “Como actriz, a lo largo de una carrera, interpretas muchos personajes y hay momentos de éxtasis. Yo aquí viví uno de esos momentos con Emma”.
Cervantes concuerda y habla de tomas de hasta cuarenta minutos de duración en las que no dejan el papel de “gato y ratón”. Tomas también, que requieren de un esfuerzo extra del reparto: no hay que olvidar que el espacio se divide en dos, la sala en sí donde tiene lugar el interrogatorio y el observatorio al otro lado del cristal. Todo debía replicarse al milímetro: “Tenía que ser absolutamente minucioso y exacto. Para nosotros, que somos tan pasionales, eso resultaba un poco complejo”, reconocía Cuesta sobre el desafío que el raccord puede suponer a los actores españoles.
En cualquier caso, ella afirma sentirse “fascinada” con la exactitud con la que se preparaba todo. Algo que tiene que ver con el carácter transnacional del proyecto: “Es la primera vez que llego a una producción y hay ya un formato cerrado”, explica su compañero, que cuenta cómo Netflix les enseñó el material que ya había grabado el equipo británico. “Entrábamos sabiendo que el listón era muy alto”, anota ella.
“Es emocionante verte participando en un formato novedoso en cuanto a producción, donde participan creadores de muchos países distintos”, opina Cervantes sobre esta oportunidad. Algo en lo que su colega de entrevista redunda: “Independientemente de que cada país tenga tres capítulos, puedes entrar en la historia de cada uno y sentirte partícipe y entrar en las historias sin importar el país”.