'La que se avecina' regresa a la parrilla televisiva después de una larga espera. José Luis Gil es el actor más veterano de su elenco. Sus andanzas junto a los hermanos Caballero comenzaron con 'Aquí no hay quién viva' en un humilde bloque de pisos de la calle Desengaño 21.
El señor Cuesta al que conocimos en el año 2003 pasó a convertirse en Enrique Pastor con el paso de la comedia al grupo Mediaset. Ahora encarna a un concejal que sufre de mal de amores y que lucha cada día por crear un mundo mejor, aunque no todo le salga tan bien como espera.
¿Cómo has vivido la larga espera para el estreno de la 11ª temporada de 'La que se avecina'?
Pues bien, trabajando mucho y sin problemas. La programación es cosa de las cadenas. Nosotros no nos metemos. He estado trabajando mucho, haciendo teatro con el Cyrano de Bergerac con la que sigo de gira, y también con la temporada 12 de La que se avecina. También estamos ahora con la alegría del estreno de la temporada 11 y parece que la gente tiene muchas ganas. Esperemos que se así y que tenga buena audiencia.
¿Todavía siente nervios antes del estreno o confía plenamente en la buena acogida?
No, nervios ya hace bastantes años que no tengo por varias razones. El público siempre ha reaccionado muy bien con esta serie, sobre todo los últimos años que ha ido in crescendo. No solamente no ha caído, sino que parece que cada vez tiene más seguidores. Eso te da una tranquilidad con respecto a lo que es estrenar temporadas. Si es verdad que lo vivo con cierta tensión, pero tensión de la buena, deseando conocer los resultados y esperando que la audiencia se lo pase muy bien, que es el motivo por el que la serie está ahí desde hace doce años.
Después de tantos años, capítulos y jornadas de rodaje, ¿qué le motiva día a día para seguir?
Me motiva porque soy un auténtico seguidor y admirador de los guionistas y del resto del equipo. Creo que en su género son unos número uno, ese es uno de los grandes secretos, si los tiene, de esta serie. Partimos de guiones brillantes, muy atrevidos y con unos personajes bastante definidos con los que uno ya se siente bastante cómodo. Aunque a veces pasen por situaciones parecidas siempre tienes que buscar un pequeño resquicio para poder reinventar el personaje y reinventarte tú.
Otra razón es porque hay que trabajar. La cuestión para mi hubiera sido dejar de hacer televisión por algún tiempo. No ha sido necesario porque siempre ha habido pausas entre temporada y temporada con meses de descanso para hacer otras cosas, por lo que, cuando llegan las grabaciones, las coges con fuerza. Los que trabajamos aquí somos conscientes de que somos unos privilegiados, llevamos 12 años con un trabajo seguro, que no es poca cosa.
Hay quien apunta que 'La que se avecina' está dando ya sus últimos coletazos por decisión de los creadores, guionistas... ¿Estaría a favor de cerrarla en lo alto o de que sea la audiencia la que decida si debe continuar?
Yo creo que es una serie que tiene recorrido. Es verdad que la trayectoria la determina muchas veces el público, pero lo hace en la segunda y la tercera temporada. Hay series que presumimos de que son buenas y que no han pasado el listón de las tres temporadas con cifras que no se han acercado a las de La que se avecina, aunque sean series estupendas que han pasado a las plataformas y que están funcionando muy bien.
El agotamiento lo tienen que medir los creadores. Siempre veo a Alberto y Laura Caballero muy ilusionados y con ganas de empezar una nueva temporada. Bien es verdad que también hay que regenerarse y que, a lo mejor, un día deciden que estaría bien hacer otra serie y cerrar el ciclo de La que se avecina. Yo lo entendería perfectamente, siempre es mejor irte antes de que la gente te ignore.
¿Qué opina de las reposiciones continuas de 'LQSA' y 'Aquí no hay quién viva' en canales de la TDT como FDF y Neox?
Son decisiones de las cadenas y si están ahí es porque funcionan. En televisión no se mantiene ningún producto que no sea rentable. Si siguen emitiéndolos es porque están por encima de las expectativas, sino, ¿para qué? Supongo que por el simple hecho de haberse repetido tanto estarán más que amortizados. La gente lo ve y están ahí porque el público lo pide. La gente tiene tal capacidad de elección y diversidad de canales que algo que no interesa no tiene sentido mantenerlo en emisión. Habría que preguntarse por qué La que se avecina puede repetirse tanto y otras series no hemos vuelto a saber de ellas.
La serie tiene una magia especial, te lo dicen por la calle. Hay gente que llega tarde de trabajar y prefiere cenar con 'LQSA' aunque lo haya visto. Es como los niños cuando se enamoran de las películas y quieren visionarlas sabiendo perfectamente lo que va a pasar. No les importa en absoluto, porque saben que lo que están viendo les gusta, una y otra vez.
¿Qué podemos esperar de su personaje, Enrique Pastor, en esta nueva temporada? ¿Cómo ha evolucionado después de tantos años en Montepinar?
Enrique Pastor es la conexión con el mundo real, el personaje que tiene los pies en la tierra, aunque luego se vea envuelto en todas las peripecias en las que se mete él y en las que le meten los demás. Es el que dice “esto no lo podéis hacer”, “esto es imposible”... y resulta que siempre se acaba implicando para evitar un mal mayor. Lo que más me gusta de él es eso, que siempre quiere aportar sensatez a todo el disparate aunque, la mayoría de las veces, no le sale bien.
Sin embargo, es un buen referente para el público, es bueno que entre todos los vecinos haya alguien que sea mas cercano a ellos. También supongo que les hace gracia cuando intenta poner orden y al final acaba metido hasta las cejas en un tema que ni le va ni le viene. Tiene, además, factores personales como sentirse solo o sus fracasos amorosos, en los que el público se ve reflejado.
Vivimos en una época dorada para la ficción nacional, ¿cree que es una burbuja o una tendencia que ha llegado para quedarse? ¿Se convertirá España en una potencia de la ficción?
Para quedarse, está clarísimo. No tienes más que ver el impacto económico que tienen las plataformas, como pasó hace poco con Disney. Cuando las grandes empresas de entretenimiento del mundo se plantean tener su plataforma, no es casualidad. La forma de consumir televisión también ha cambiado y ya no hace falta verlo en el momento. Todo esto se ira acoplando a lo que tenemos encima ya. Creo que España no necesita crear plataformas propias, sino productos que puedan colocarse en sitios con una difusión adecuada.
En televisión estamos acostumbrados a verle interpretando comedia, aunque en teatro acometes distintos registros. ¿Tiene algún proyecto futuro, ya sea en televisión o para alguna plataforma, con un tono diferente?
En principio no. Hay un pacto tácito que funciona y yo, por lo menos, así lo he vivido. Hay veces que si saben que estás en una serie y que vas a continuar durante un tiempo te preguntan su vas a seguir en la siguiente temporada, como condición. Esa es mi experiencia personal, hay otros actores que hacen series en otras cadenas e, incluso, están en dos distintas en emisión. Esos posibles proyectos que he podido tener se han quedado en una simple toma de contacto. Si hubiera dicho que ya no iba a hacer más, igual hubieran surgido otras ofertas.
Cambiar para mí no era necesario. En el teatro he podido hacer un trabajo distinto, muy interesante y muy bonito. Ese gusanillo que pueda tener como actor por oxigenarme después de hacer un mismo papel durante tanto tiempo lo suplo con el Cyrano de Bergerac, que es algo completamente diferente y con muy buena aceptación por parte del público. Cuando La que se avecina termine, prescindan de mí o yo decida dejar la serie, ya veremos lo que viene.
Por último, su personaje, Enrique Pastor, sigue de cerca la actualidad ya que es parte de su trabajo, ¿sigue usted las noticias sobre política? ¿Vio el debate? ¿Qué espera para las elecciones de este domingo?
No seguí el debate de TVE ni el de Atresmedia. No me interesan esas tertulias en las que todos hilan muy fino. Sí me interesa lo que pasa en el país y tengo una manera de ver las cosas que me puede acercar más a un partido u a otro, pero no quiero hacer de eso mi vida. Tengo ya una edad, rondando los 60, y he vivido bastante política sin comerlo ni beberlo. Nos ha tocado crecer en una época muy interesante de este país, somos una generación absolutamente privilegiada. Cuando veo a mis nietos jugar con los móviles y hacer fotos me retrotraigo y me doy cuenta de cuánto ha cambiado todo.
La política la vivo privadamente y para mí, como cualquier ciudadano. A mí me han decepcionado tanto los que he votado como los que no he votado. Vivo en el escepticismo absoluto, en un momento en el que no me creo nada de nadie hasta que no lo veo. Más vale vivir con cierta distancia, la vida continúa. A los que hemos trabajado durante muchos años nos han perseguido hasta pagar el más mínimo duro. Lo he vivido de todos los colores y los discursos nuevos me suenan de haberlos oído muchas veces antes.