“'Maestros de la costura' no solo sirve para la industria, sino para visibilizar colectivos y minorías”
Entrevistamos a Raquel Sánchez Silva y a Lorenzo Caprile, presentadora y juez del talent de RTVE, que hablan de la “autenticidad” del programa: “Lo importante es la educación y el respeto, no solo por la industria de la moda, sino por visibilizar una sociedad nueva del siglo XXI donde cabemos todos, todas y todes”
Maestros de la costuraabre el telón de su quinta edición este martes 22 de febrero en el prime time de La 1 de TVE. Una temporada “dura” y muy innovadora, por el cambio tanto en su grupo de participantes como en la primera prueba del talent de costura y moda.
La nueva edición tiene “vueltas de tuerca”, empezando por sus 12 participantes con 6 nuevos y 6 viejos conocidos. Pero también hay novedades en su primera prueba, tal y como han explicado la productora Shine Iberia y la cadena pública en su presentación. De esta relación con los nuevos y veteranos, y sobre la nueva propuesta en general, han hablado el juez del concurso Lorenzo Caprile y la presentadora Raquel Sánchez Silva con los periodistas, en una entrevista en la que ha participado verTele.
Ambos han coincidido en que antes de ver cómo ha funcionado finalmente la nueva fórmula, tenían dudas sobre si “una segunda vuelta iba a ser motivadora” para los antiguos concursantes, pero sobre todo la incertidumbre recaía en la renovación del formato, puesto que la Corporación pública tardó más de lo habitual en confirmar que Maestros de la costura tendría una quinta edición, y de hecho han explicado el retraso en sus tiempos: “El OK se dio a finales de septiembre. Y se empezó a rodar a finales de octubre”.
Ambos mantienen como destacado el favor a la industria de la moda que hace el talent: “Gracias a programas como el nuestro, el consumidor cada vez sabe más, cada vez es más exigente y está más concienciado de muchas cosas”, declara Caprile, que añade que Maestros hace que “se pierda el miedo a la máquina de coser”.
Por su parte, la conductora del formato se siente “realmente orgullosa” de que el programa incentive las ideas de reciclar las prendas de ropa y así potenciar un mercado más sostenible. Silva también ha hablado de la “autenticidad” del programa, uno de los mayores factores que destaca sobre cómo ha evolucionado la televisión.
“Lo importante es la educación y el respeto, no solo por la industria de la moda, sino por visibilizar una sociedad nueva del siglo XXI donde cabemos todos, todas y todes”, aporta Lorenzo Caprile sobre las enseñanzas del talent.
¿Cómo habéis vivido esta temporada, este reencuentro con antiguos concursantes y participantes?
Raquel Sánchez Silva: Bueno, lo que estoy destacando de esto es que no las tenía todas conmigo. No tenía como experiencia previa haber visto programas con segunda vuelta. Entonces, no sabía muy bien, yo que me dedico a observar al concursante o intentar acompañarle, si una segunda vuelta iba a ser motivadora para ellos, o todo lo contrario. Una cosa es entrar en el taller el primer día, otra cosa es aguantar 10 programas. Y yo no sabía qué podía pasar. Y resulta que pasó lo que todo el mundo esperaba los primeros cinco minutos, un poco de saber lo que eso era, y nos duró… Yo creo que no llegó a los diez minutos de programa. Sentí mucho más descolocados a los veteranos que a los debutantes, yo creo. Porque en ese momento, al final, los otros tenían todo por ganar y nada por perder. Era solamente empezar. Sin embargo, los veteranos tenían mucho que demostrar: primero, por qué habían estado, y segundo, porque regresaban. Ha sido una experiencia curiosa, pero reconozco que no tenía la seguridad total de que eso fuera a funcionar tanto como ha funcionado.
Lorenzo Caprile (L. C.): Perdóname, porque me he ido [ríen].
R. S. S.: ¿No te interesa nada de lo que te digo? [ríe].
L.C.: No es por ti, estaba en el espacio sideral [ríe]. Estás como nervioso las semanas antes: empezamos, no empezamos, se retrasa, “¿tú sabes algo?”, pim, pam, pum… Y luego llegas ahí, te disfrazan del personaje y ponen el foco y bum, parece que no has salido del plató. Nos explicaron cuál iba a ser la nueva mecánica, que a mí no me parece ni mal ni bien. Al final Maestros de la Costura es un programa sobre la industria de la moda y dime si hay algo más cambiante que la industria de la moda cada día. Se trata de estar inventándonos siempre cosas, trucos nuevos para engolosinar al consumidor o atrapar al telespectador. Se le ha dado una vuelta de tuerca para que, siendo más o menos lo mismo, sea otra cosa, que es de lo que se trata al final la moda. Creo que es una fórmula que ha funcionado muy bien y que nos ha dado muy buenos momentos: un final bastante sorprendente, unas alianzas muy curiosas y nada de lo que uno puede pensar, pues no han esclavizado los nuevos a los otros [ríe]. Nada de de lo que uno pueda pensar ha sucedido. En ese sentido, creo que ha funcionado bien y repito: me parece una manera muy inteligente de introducir un elemento nuevo en un formato que al ser ya la quinta temporada necesitas una vuelta de tuerca. Que si no, siempre es lo mismo.
¿Vivisteis con mucha incertidumbre esa renovación?
L. C.: Pues mira, no te voy a engañar ni voy a ser políticamente incorrecto: Pues sí, lógicamente. Claro que sí, lo sabéis todos. Porque fue que sí, que no… El ok se dio a finales de septiembre. Y nosotros empezamos a rodar a finales de octubre, pues claro que se vivió con incertidumbre. Si te dijera lo contrario, mentiría y sería un hipócrita, y no lo soy. Dicho esto, al final es un equipo de TVE y gracias a ellos lo han renovado. Habrán contemplado que hacemos un papel magnífico, como ha recordado Macarena Rey. No solo para la industria de la moda, sino para visibilizar un montón de colectivos y minorías, lo dejo ahí. Nuestro mensaje es “ser feliz” y que haya un respeto mutuo. Vístete como quieras, sé como quieras, tíñete el pelo como quieras. Lo importante es la educación y el respeto, no solo por la industria de la moda, sino visibilizar una sociedad nueva del siglo XXI donde cabemos todos, todas y todes. Creo que Maestros de la costura en eso cumple un papel extraordinario.
R.S.S.: Bueno, yo creo que en esto ya he vivido mucho [ríe]. Llevo aquí demasiado tiempo, entonces… Acordaos vosotros que yo, por ejemplo, hice el Supervivientes de Rosa Benito, que fue el super Supervivientes, y luego paró no sé si dos temporadas hasta que retomó. Y en esa cosa de se renueva o no se renueva he estado muchas veces. Evidentemente, deseaba profundamente que se renovara porque es un programa que siento muy mío, en el sentido de que lo he empezado yo. Otras veces he tenido programas maravillosos en mi vida profesional, pero he sustituido a otra persona, o he sido la segunda o tercera persona. Esto es como que lo hemos levantado nosotros, y nos hace mucha ilusión vivirlo, hacerlo y lo pasamos muy bien haciéndolo. Dicho esto: esto no es lo más importante para que los que tengan que decidir, decidan.
L. C.: Bueno, pero en este caso se tomaron su tiempo, pero decidieron, y aquí estamos, fenomenal.
R. S. S.: Eso. Para nosotros decidieron muy bien [ríe].
Se le ha dado una vuelta de tuerca para que, siendo más o menos lo mismo, sea otra cosa, que es de lo que se trata al final la moda
Raquel, ¿tú sigues cosiendo?
L. C.: Contesto yo: Sí, y cada vez mejor [ríen].
R. S. S.: Pues a ver, vamos a diferenciar. Di tú lo que hago [a Caprile].
L. C.: Pues sus cositas, sus arreglines, la ropita para los niños… Te marcaban las etiquetas en los uniformes, los chándales, esas cositas.
R. S. S.: Esta es la verdad: Oye, que la rodillera mejor que pegarla con plancha hay que coserla, o sacar el bajo porque el niño crece rápido. Todo eso lo hago. Ahora, he comprado un maravilloso, vintage, azul con lentejuelas, y le tengo que meter el bajo… Pues a casita de Caprile. Hay que poner la diferencia.
L. C.: No, eso se lo estoy arreglando yo.
R. S. S.: El niño está guapo con todo, si le queda el bajo un poco más largo de delante tampoco va a pasar nada, pero no tengo ni la habilidad, ni el talento ni la mano para hacer cosas más importantes. Que yo no lo sepa hacer con las manos no significa que no te lo pudiera explicar a ti perfectamente. Yo sé cómo se hace un moulage, pero nunca lo he hecho. Aunque sería capaz de explicarlo.
¿No te veremos hacer colección cápsula de Lorenzo?
L. C.: No. Creo que Raquel es suficientemente inteligente para no caer en la tentación de la cápsula, la pastilla o el supositorio. Esos son caramelitos envenenados. Tenéis el ejemplo de una influencer que sacó una colección de camisetas y le dijeron que iba a vender todas y vendió dos o tres. En la moda estamos viviendo ahora un momento muy complicado. Antes uno y uno eran dos, y ahora ya no es así en la moda. Ahora un personaje famoso firma una camiseta y hace un pantaloncito y putuplum, gracias a Dios. En parte me pongo nuestro mérito, porque gracias a programas como el nuestro, el consumidor cada vez sabe más, cada vez es más exigente y está más concienciado de muchas cosas. No es tan fácil darle gato por liebre, y creo que en eso hemos puesto nuestro granito de arena.
R. S. S.: Ahora se empieza a escuchar la música como en los Goya [ríe].
L. C.: Y luego, ya para terminar y relacionado con lo que le preguntabais a Raquel, es que una de las cosas que más satisfacción me dan del programa es que si se te estropea la minipimer, un enchufe, una bombilla… o nosotros mismos o tenemos el cuñadísimo o el hermano manitas que te lo hace y no pasa nada. En cambio, con el “he engordado un poquito, o tengo que cogerme un bajo, o se me ha estropeado el ojal o le quiero quitar un poco de hombrera”, cosas absurdas, ya es un melodrama y mandas a arreglar, que te sale más caro el arreglo, o directamente lo tiras. Creo que si en algo estamos contribuyendo es que se pierda el miedo a la máquina de coser, a esos pequeños arreglos y esas pequeñas chapuzas, con perdón de Raquel. Hasta antes de ayer todos teníamos una máquina de coser.
R. S. S.: Yo me siento realmente orgullosa en que tengamos pruebas en las que damos ideas para que no se tiren determinadas cosas. Ahora mismo Fermín, uno de los concursantes que ha estado con nosotros, ha sacado una colección de abrigos hechos con mantas antiguas. De estas mantas de los años 70 floreadas y en doble tono. Y le ha quedado espectacular. Nosotros damos muchas ideas de cómo hacer esto y cómo, de alguna manera, no tirar tanto, conservar y volverte a ilusionar con algo que ya tienes. A mí me parece tan importante como el arreglillo: el hecho de dar una segunda oportunidad y que la gente se lo pase mejor. Si es que al final se trata de eso. Más allá de tapar la desnudez, que ya en Instagram es importante, es pasarlo bien.
L. C.: Perderle el miedo a la costura y a la aguja, que al final es una manualidad como cualquier otra, y luego divertirse con la ropa. Pasárselo bien, porque al final la moda se trata de eso, de disfrazarse, de jugar, y de divertirse y reírse. Lo primero, de nosotros mismos.
Hablando de risas, Raquel, en el programa de Chicote hablaste de que hubo un directivo una vez que te dijo que no te rieras así. ¿Cómo has visto el cambio a lo largo de tu carrera televisiva?
R. S.S.: Todo es más maduro y mejor. Yo creo firmemente en el presente y en el futuro, creo que hay que mirar al pasado con la curiosidad que hay. Además, la persona que me dijo que no me debía reír tanto lo dijo desde la seguridad de que eso era lo mejor para el formato en el que estaba. Sé que no fue algo personal, simplemente veían que había demasiada risa. A mí me gusta reírme en la tele y voy a seguir haciéndolo. Creo que en general todo es mejor, y está todo muy cambiado para bien. Cada año que vuelvo veo qué ha pasado [ríe]. Llevo aquí mucho tiempo, no haciendo lo mismo, pero es mi labor. Sigo teniendo oportunidades y mientras me las sigan dando, yo voy a seguir trabajando. Llevo mucho tiempo ya.
L. C.: Hablamos de los aprendices, de cómo evolucionan, y tal y cual, y Macarena nos ha echado un piropo a nosotros tres, que hemos ido evolucionando, lógicamente. Pero vamos, ya sabéis que yo no regalo piropos y que soy más bien muy borde, si nosotros estamos al nivel que estamos ahora es porque todo se lo debemos a Raquel. Es la mejor maestra que hemos tenido.
L.C.: Lo que hablaba con Chicote al final lo que se demuestra con Lorenzo, con María y con Palomo. Y cada uno lo ha demostrado en su momento en el programa. La primera vez que trabajé con ellos, que los vi juntos, pensé: “Madre mía, lo que hay aquí”. Más allá de lo que iba a pasar. Eso todavía me inquietaba más que el hecho de juntar a veteranos y debutantes, porque eran tres fuerzas de la naturaleza, no había nada más que verlos. Estaban discutiendo después de los primeros 30 segundos. Al principio se saludaron, y de repente aquello era… Pensé en cómo íbamos a salir para adelante con esa primera temporada. Y al final, lo que demuestra este programa, como todos los demás, es que esa cuota de autenticidad está ahí. Y está ahí para todo: para reírse cuando te toca reírse, para gritar cuando te toca gritar… Y eso es lo que la gente al final quiere ver la televisión y es lo divertido.
Sé que tener éxito o fracasar está ahí y a veces viene y a veces va
¿Te ha servido ese aprendizaje en 'Maestros de la costura' para ser concursante en 'MasterChef'?
R. S. S.: Todos los programas que he hecho me han enseñado en principio cómo poder ser mejor concursante. Dicho esto, no sirve casi de nada porque el otro lado es el otro lado. No tiene nada que ver y, además, es un lugar más estresante donde hace a veces más frío que en el sitio donde estamos nosotros, y donde te sientes siempre un poquito más vulnerable y con miedo al fracaso. Yo al final ahora puedo hacerlo mal, pero no tengo ese miedo al fracaso que tenía cuando era más cría. Porque sé que forma parte de la partida, sé que tener éxito o fracasar está ahí y a veces viene y a veces va. Tengo que estar contenta porque casi siempre he estado bien, pero forma parte. Como concursante el riesgo es mayor, es otra cosa porque es todo o el nada todo el rato, es diferente.
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