La Academia de señoritas de 'La otra mirada' vuelve a abrir sus puertas este lunes en La 1. La segunda temporada de la ficción feminista llega manteniendo la vista en los derechos de “todas las mujeres”, como explica Manuela, la directora que interpreta Macarena García, en el primer episodio. De nuevo estableciendo paralelismos con la actualidad, alumnas y maestras se enfrentarán así a nuevos conflictos, referentes y prejuicios, empezando por el racismo. También pondrán el foco en el deporte, el amor maduro y las enfermedades mentales.
“Se quedaron muchos temas en el tintero”, explica el realizador de la ficción y productor ejecutivo de Boomerang TV Luis Santamaría, en una entrevista con Vertele. Los capítulos han reducido su duración y aumentado las localizaciones en exteriores. Defiende que la serie siga siendo “necesaria”, sobre todo “en los tiempos que corren. Es increíble que conflictos que contamos que ocurrieron hace 100 años sigan latentes hoy”.
'La otra mirada', el próximo lunes a las 22:40h en La 1
Ocurrió con el caso de La Manada y la resolución de su juicio, aunque el guion se escribió mucho antes de que el caso saliera a la luz. Con la discriminación racista, sin embargo, sí que han actuado de forma deliberada, “queríamos hacer un símil con lo que está sucediendo en Europa, con las oleadas de inmigrantes que vienen de Siria o que atraviesan el estrecho”.
Una vez renovada la serie, ¿cómo planteasteis qué contar en esta segunda temporada de 'La otra mirada'?
Se habían quedado muchos temas en el tintero. Uno vital es el racismo, centrado en la mujer. Hay temas que son universales pero nosotros lo centramos siempre en cómo les afecta a ellas. El racismo es con lo que arrancamos en el primer capítulo y va a estar latente durante toda la temporada.
También queríamos hablar del amor maduro y de las enfermedades mentales en la época, que fue un tema tabú realmente hasta los 60. Nos parecía interesante introducir esa problemática dentro del universo femenino.
¿Cómo afecta a la ficción reducción de la duración de los capítulos?
Hace que la serie se vea mejor y sea un poco más ligera, más dinámica. Acortar los episodios es una lucha eterna que tenemos con las cadenas los creativos de este negocio. Es normal que se empeñen en que los capítulos duren 75 u 80 minutos porque alargas el prime time, es comprensible. TVE en este caso no nos ha puesto problema en quitar esos diez minutos, estaba por la labor y a mí me ha dado la vida. Hace que el capítulo quede más redondo. Creo sinceramente que de aquí a diez años la mayoría de los prime time tendrán una duración más moderada.
¿Qué importancia habéis dado a la parte técnica y a las localizaciones?
Tuvimos dudas sobre dónde haríamos la serie en la primera tanda. Podríamos haber optado por ciudades castellanas como Salamanca, que es una de las clásicas universitarias de España. Optamos por el sur porque consideramos su luz más evocadora. Queríamos hacer una serie armoniosa en lo visual y arropada por una buena música. Nos lleva a un punto más bucólico.
Una de las apuestas y luchas de esta temporada ha sido tener más exteriores y creo que el espectador lo va a agradecer. Rodamos en La Puebla del Río (Sevilla) y alguna playa del Guadalquivir, un paraje idílico que incluso recuerda a alguna pintura de Sorolla. Nada es casual.
¿Qué valoración hacéis de la recepción que tuvo la primera temporada?
Fue una satisfacción. No es una serie que arrasara en cuanto a datos de audiencia, pero sí creo que logramos que tuviera identidad propia. Gustó a la crítica y a mucha gente. Creemos que es necesaria, sobre todo en los tiempos que corren hoy. Es increíble que conflictos que contamos de hace 100 años sigan latentes hoy en día.
Hemos añadido el racismo porque queríamos hacer un símil con lo que está sucediendo en Europa con las oleadas de inmigrantes que vienen de Siria o que atraviesan el estrecho. La secuencia de inicio, en la que el personaje de Inés se oculta dentro de una cuba de agua hasta que por fin saca su cabeza para respirar, en el fondo es una metáfora de la gente que muere ahogada en el estrecho o que logra sobrevivir. Hay paralelismos que hemos buscado de forma deliberada para retratar el conflicto que hay hoy en día y llevarlo a nuestra época.
¿Es el caso de lo que ocurrió en la anterior con el paralelismo con el juicio de La Manada?
Sí. Fue increíble porque la serie la escribimos con mucha antelación, habíamos escrito la trama de la violación antes de que se produjera. Habíamos inventado algo terrible que se convirtió en algo de máxima actualidad. La resolución del juicio de La Manada coincidió con la emisión del capítulo 8 de la serie en la que tenía lugar el juicio de Roberta. Pudo sonar a oportunista, pero lamentablemente fue un avatar del destino. Ojalá nunca se hubiera producido.
¿Qué opinión os merecen los bajos datos de audiencia que ha cosechado '45 revoluciones' siendo una apuesta fuerte de Antena 3?
Ha demostrado que realmente uno nunca sabe qué es lo que va a pasar. Detrás de 45 revoluciones está Bambú, una productora que ha cosechado muchos éxitos y que lo seguirá haciendo. Es muestra de que nunca tenemos la certeza de qué va a suceder. Es una factura impresionante, con buenas interpretaciones pero que por X motivos no ha enganchado al público. Es una lástima, porque la serie se dejaba ver muy bien.
¿Qué más proyectos tenéis dentro de Boomerang TV? ¿Alguno para plataformas?
Estamos con la preproducción de otros dos proyectos que rodamos en verano, además de otros dos más en proceso. Uno de ellos, la adaptación de la novela La Templanza de María Dueñas, es para Amazon Prime Video. Está en la fase de casting final pero en breve se podrán dar noticias. Es una apuesta gorda, ambiciosa y con pintaza. Con Movistar estamos haciendo el spin off de Merlí.
¿Habéis planteado la continuación de 'Presunto Culpable'
Igual que ocurrió con La otra mirada, es una cuestión de cadena. Nosotros siempre preparamos un final que pueda tener continuidad.