María Almudéver: “Benidorm tiene más ingredientes que la risa, también hay escenas que conmueven”
La carrera televisiva de María Almudéver (Alcàsser, 1977) comenzó a principios de los 2000 con apariciones esporádicas en series de Antena 3 como Un paso adelante, Policías, en el corazón de la calle o Aquí no hay quien viva, donde interpretó durante la tercera temporada a Rosa Izquierdo, la exnovia de Bea (Eva Isanta).
15 años después de aquella aventura, una de las más relevantes de su trayectoria en la pequeña pantalla, la actriz valenciana regresa a Atresmedia. Esta vez como coprotagonista de Benidorm, la nueva serie original que ATRESplayer Premium estrenará este domingo, 7 de junio.
Por el camino, Almudéver ha trabajado en otras ficciones como Génesis, en la mente del asesino (Cuatro), 700 euros: diario secreto de una call girl (Antena 3) o La Vall, la primera serie de la autonómica valenciana À Punt. Tras hacer también carrera en el cine y, sobre todo, en el teatro, Almudéver vuelve a la televisión para encarnar un doble papel en la nueva comedia de Plano a plano (Allí abajo).
En Benidorm, María Almudéver da vida a Candy, una bailarina de striptease que intenta salir adelante junto a su hijo y su marido Toni (Pablo Derqui), un timador de medio pelo al que un día se le presenta el golpe de su vida. Xabi (Antonio Pagudo), un inocente notario venido de Euskadi, recurre a él para encontrar a María Miranda, su amor de la adolescencia y a la que quiere declararse 30 años después antes de que un cáncer terminal le arrebate la vida para siempre. María no aparece por ningún lado, así que Toni aprovecha el parecido entre ella y Candy para hacer pasar a su novia por María y así hacerse con los tres millones que Xabi posee en el banco.
Este punto de partida promete dar pie a toda clase de líos y situaciones surrealistas, aunque Almudéver advierte que en Benidorm no todo es humor: “Hay escenas que te conmueven porque hablan de la amistad, del amor y de muchísimas cosas”, asegura en esta entrevista con Vertele. Con ella hablamos de la serie, de la profesión de actriz y de la vida misma, pues Benidorm, a través del personaje de Xabi, arroja la reflexión de que hay que vivir la vida al máximo porque se puede acabar en cualquier momento. Algo sobre lo que deberíamos reflexionar más, según su actriz protagonista: “Estamos de paso y muchas veces no somos conscientes de ello”.
El domingo los espectadores empezaran a conocer la historia de 'Benidorm'. ¿Cómo fue tu reacción a medida que la fuiste descubriendo con los guiones?
Estaba ilusionadísima. Me gustó muchísimo la idea y me pareció que era una comedia romántica, que es como la definimos nosotros siempre, pero también con esa parte dramática por la historia de Xabi. Creo que es una serie con muchísimos ingredientes, no solo la risa. Hay escenas que te conmueven porque hablan de la amistad, del amor y de muchísimas cosas.
Tú das vida a Candy, una bailarina de striptease que se hace pasar por María Miranda, la chica de la que Xabi, el protagonista, se enamoró 30 años atrás. ¿Cómo ha sido interpretar dos roles tan opuestos?
Ha sido muy divertido. Tenía que crear una forma de hablar con Candy que se diferenciara de esa María Miranda que en realidad es una María Miranda de la que Candy sabe las tres pinceladas que le ha contado Toni, su marido, que es quien le ha metido en este lío. Es un personaje que ella se inventa y se saca de la manga. Se imagina cómo será una persona muy distinta a ella, con otro estatus social, otra educación y otro trabajo, pero lo único que tiene para construir a María es una foto de María y Xabi cuando tenían 15 años.
A partir de ahí ella se inventa este personaje, por eso para mí ha sido divertidísimo interpretarlo.Por ejemplo, yo tenía una escena con Xabi, salía por la puerta y me encontraba a Toni, y con Toni ella es Candy, que es su verdadera personalidad. Ese cambiar de registro de repente, de manera de hablar y de expresiones ha sido divertidísimo.
De un día para otro, Candy se ve atrapada entre la inocencia de Xabi y la picaresca de Toni. Y ahí empieza a dudar si realmente está haciendo lo correcto.
El comportamiento que ella tiene con Xabi es muy diferente al que tiene con Toni, con el que tiene una relación explosiva de mentiras y líos. Ella y Toni son dos lazarillos buscavidas y liantes. Dos trapicheretes de cosas pequeñas a los que se les presenta el negocio de su vida. Y las circunstancias de ese negocio son las que son, con una persona a la que le quedan tres meses de vida.
Candy es más buena que el pan, y porque es más buena que el pan se deja enredar por Toni, pero ella no es tonta. Candy es una buena tía y dice que esto es un lío muy gordo y a esta persona le podemos hacer mucho daño. Pero es que son tres millones, y eso le cambiaría la vida por completo. A lo largo de la temporada se ve que tiene muchas dudas porque Xabi es un tío maravilloso que la empieza a tratar como nadie la había tratado en su vida.
A grandes rasgos, la de 'Benidorm' es la historia de un enfermo terminal al que un par de personas intentan engañar en sus últimos meses de vida. Este punto de partida demuestra que ningún género como la comedia para tratar cualquier tema.
Claro, y además con estos personajes. Es una comedia, pero por la situación límite de Xabi también tiene momentos de ruptura, y eso genera momentos que potencian la amistad, el amor o filosofías de vida como “de perdidos al río”. El tema del engaño y del timo da mucho juego desde la comedia porque da pie a muchas situaciones absurdas y de líos. Todo lo de la trama del engaño es muy divertido.
'Benidorm' es tu primer papel regular en la televisión nacional tras varios años de ausencia o encadenando intervenciones episódicas. ¿Cómo fueron esos años de menor trabajo televisivo?
Yo nunca he parado de trabajar. La gente muchas veces ve el trabajo de los actores cuando salimos en la tele, pero además de la tele hacemos un millón de cosas. Nuestra profesión tiene muchas vertientes. Hubo unos años bastante malos, sobre todo en Valencia con el cierre de Canal 9 y con la situación del teatro, que era tremenda. Yo tenía un negocio y tenía mi trabajo, mi sueldo y mi forma de ganarme la vida. Y nunca he estado desvinculada de la interpretación, pero cuando no tenía trabajo en el teatro o en la televisión siempre tenía esa baza.
Al menos hasta hace tres años, cuando decidí centrarme en lo mío porque cuando algo te apasiona, si no lo haces con todo tu ser yo, al menos, me marchito y me pongo muy triste. Es como el personaje de Xabi, estamos aquí un ratito, así que vamos a intentar hacer lo que nos apetece hacer.
Una de las grandes reflexiones que arroja la serie es precisamente esa, que hay que vivir la vida al máximo porque nunca sabes cuándo se va a acabar.
Estamos de paso y muchas veces no somos conscientes de ello. Ahora estoy hablando contigo y a lo mejor dentro de cinco minutos no estoy. La vida es así de loca para lo bueno y para lo malo. Perdemos la consciencia y nos dejamos influenciar por la familia o por la sociedad sobre lo que esperan de nosotros y no nos planteamos qué esperamos de nosotros mismos, que es la pregunta. Qué espero yo de mí y qué quiero yo de mí. ¿Hasta dónde quiero llegar? A veces ni siquiera es llegar a un sitio, porque muchas veces sueñas con llegar y cuando llegas dices: “Uy, ¿ya está? Pues no me ha cambiado la vida” (ríe).
El valor de la vida está en el camino y en seguir tus impulsos y hacer lo que quieras. Yo siempre digo que si la gente estudiara lo que quiere, otro gallo nos cantaría. Al final es a lo que vas a dedicar el 80% de tu vida y de tu tiempo. Hay que ser valientes, y Xabi es valiente en esta última etapa. Dice: “De perdidos al río. Voy a quemar lo que nunca me he atrevido a hacer en 45 años, que es contestar una carta de cuando tenía 15”. Eso determinó el resto de su vida.
Y eso mismo que le pasa a Xabi nos ha pasado a todos en algún momento. Estamos aquí un ratito y tenemos que hacer esta reflexión, que la vida pasa muy rápido y que pueden pasar muchas cosas. Que hay gente que muere con 80 años y otra que muere muy joven, así que hay que aprovechar cada instante y vivir. No nos queda otra, hemos nacido para vivir y morirnos. Nos los debemos a nosotros mismos en la medida de lo posible, porque también hay gente que nace en otras circunstancias que son un rollo.
En el caso de Candy, sus circunstancias la llevan a hacerse pasar por María Miranda. Un papel que ella no quiere asumir, pero que acepta para salir adelante. ¿Tú como actriz has pasado por lo mismo alguna vez?
No te voy a mentir, a veces lo tienes que hacer. Todos pagamos facturas, alquileres y colegios. Bueno, yo no tengo hijos pero tengo un perro, así que pago el veterinario (ríe). Ha habido épocas en las que decía: “¿Este mes llevo al perro a la peluquería o voy yo? Bueno, que vaya el perro” (ríe). A veces haces trabajos porque tienes que comer, pero cuando me he enfrentado a esas circunstancias siempre he sacado algo positivo, siempre aprendes cosas.
En estos últimos años he estado trabajando más en teatro y he hecho cosas como ayudante de dirección, que es algo que no había hecho nunca y he descubierto que me apasiona porque estoy al lado del director participando en la preproducción, producción y postproducción, contactando con los equipos, organizando cosas, hablando en los ensayos y proponiendo cosas… He aprendido una burrada, porque desde fuera lo ves todo desde un punto de vista diferente que me he ayudado luego como actriz.
De todos los ámbitos se aprende algo y conoces a gente maravillosa de la que absorber y cargarte la mochila de sabiduría. Esta profesión es de artesanos y aprendes haciendo y trabajando. Y nunca dejas de aprender, que es lo maravilloso.