Movistar estrenó este viernes 5 de abril su nueva apuesta de ficción, 'Justo antes de Cristo'. Una comedia de romanos que no busca la risa, sino que como nos explican sus creadores cuenta “un drama absurdo cuya situación provoca la comedia”.
Montero y Maidagán se ganaron un hueco vitalicio en la televisión al escribir la primera temporada de la mítica Camera Café, y ahora vuelven con esta serie protagonizada por Julián López que ellos mismos confiesan que llevaba 15 años esperando que alguien la quisiese.
Hablamos con ellos sobre su forma de buscar la comedia sin sketches ni gags, su convicción para alejarse de las referencias a la actualidad y de posibles referentes como La vida de Brian o Astérix, y de cómo ha evolucionado este proyecto que ya tiene preparada su segunda temporada: “Hemos rodado doce, que son dos temporadas de seis”.
¿De dónde vino la idea, cómo se os ocurrió?
Pepón Montero [PM]: Fue hace tiempo. Esta serie la teníamos guardada en un cajón desde hace tiempo. No había quién la vendiera [ríe]. Menos mal que ha aparecido Movistar.
Juan Maidagán [JM]: Sí, desde hace 15 años, o más. Cuando quisimos vender otra serie, Movistar nos dijo que “esta ahora no, ¿pero no tenéis otra?” y sacamos esta, por probar. Durante años giró por ahí, y todo el mundo decía que era graciosa, pero no...
¿Y por qué una comedia de romanos?
JM: Hicimos unos sketches para Paramount Comedy, con dos romanos y situaciones muy sencillas, en plano fijo. Bueno, con disfraces de romanos en realidad. Y tras eso pensamos: “¡Coño, con esto se podría hacer algo más!”. Y ahí nos lanzamos a escribir un piloto sin tenerlo vendido, y nos lo hemos comido durante 15 años.
¿Al ser una comedia, el proceso de documentación es más relajado?
PM: Las cuatro cosas que salen... son reales [ríe]. En alguna nos pillarán seguro, pero está bien documentado. Los enemigos son los tracios, están en Tracia, y tenemos que pedir perdón al pueblo búlgaro porque los romanos quedan mal, pero ellos casi peor.
¿También hay seriedad en los decorados y la ambientación?
PM: Es una cosa muy seria. Desde los decorados, el vestuario, la luz, la imagen, el atrezzo, el tipo de actuación... todo. Ese contraste es el que provoca la comedia.
JM: Está todo muy documentado, es absolutamente realista. Parte del atrezzo nos llegó de la serie Roma, o sea que hemos trabajado con material muy bueno.
¿Qué tipo de humor buscabais para 'Justo antes de Cristo'?
PM: Es una serie de capítulos de entre 25 y 30 minutos y es de una comedia... que no sé buscar la referencia. Cada vez que sale el tema se habla de La vida de Brian, y no es eso. Ni tipo Astérix. Solo se parece a Justo antes de Cristo. No es una comedia de chistes, sino de contar un drama absurdo cuya situación provoca la comedia.
JM: Son situaciones cotidianas, en el fondo. Aunque sea entre un grupo de tracios y de romanos, al fin y al cabo lo que pasa podría estar basado en el día a día de la actualidad.
¿Y vosotros teníais algo en mente a la hora de escribirla?
PM: No. De hecho, si nos recuerda a algo, lo cambiamos.
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¿Una serie como esta se concibe para querer contar algo, o se buscan las situaciones para que haya un chiste?
PM: Creo que si te planteas “voy a hablar de este tema”, la has cagado. Surge una idea que nos hace gracia, de ahí estiras y estiras, y te das cuenta de que estás hablando de la relación materno-filial, o del matrimonio...
JM: Sí, de repente te ves metido en mitad de charcos así. Y al tener referencias, dices: “Hostias, pues por aquí podemos rascar, que sabemos que hay más”. En principio, partimos de situaciones que nos hacen gracia, de historias entretenidas.
PM: Al final la serie va del peso de los padres sobre los hijos, y de cómo quitarse ese peso de encima. Esa es la historia del propio Manio y también de Valeria [los personajes de Julián López y Cecilia Freire].
¿El ser humano es igual de absurdo ahora que hace 2.000 años?
JM: Exacto. Llevándose mal, o llevándose bien, o queriendo la misma cosa, pero al final eso se repite.
¿Y eso os sirve para jugar con temas de actualidad?
PM: No. Eso lo odiamos. No tiene nada de parodia actual. Todo lo que escribimos va sobre el ser humano y lo que le pasa. En este caso es el drama existencial de un señor que tiene un esclavo y que ha crecido mimado. Y lo hemos tratado como si fuera actual. Son capítulos de alguna manera autoconclusivos, como una aventura cada uno, pero todo tiene un arco en la temporada que llega hasta el final. Odiamos lo de por ejemplo llamar a un general “Aznarus”.
JM: Nos lo propusieron en su día, lo de llamar a un general “Zapaterus”. Pero no queríamos hacer chistes sobre las cosas “locales”. No queríamos que se relacionara ni que hubiera esas referencias. También es verdad que se han dado algunas cosas que han sido exactamente como las que hemos grabado. Cosas que parece que las hemos hecho a raíz de la actualidad, y no, es que la actualidad se parece mucho.
¿Hay exhumaciones en la serie?
JM: No, exhumaciones no, pero sí que hay banderas y mocos [ríe]. Pero vamos, ha sido casualidad. Estaba rodado ya cuando pasó lo de Dani Mateo.
Aprovechamos: ¿qué opináis de todo lo que está pasando, y el debate sobre los límites del humor?
PM: Sinceramente, creo que a veces tienen razón los que se ofenden, y otras que es exagerado. Es cuestión de gustos, sin más. No le doy mucha importancia.
¿Os provoca autocensura? ¿Quizás preferís no poner un chiste por si os buscáis un lío?
PM: Es que nosotros no vamos por ahí. Igual de pronto ofende algo nuestro, pero sinceramente no tenemos esa sensación. Nunca la hemos tenido.
JM: Que seguro que ofende a veces. Habrá cosas.
PM: Me acuerdo cuando escribimos el primer año de Camera Café, y sacamos una niña superdotada, un alcohólico... en aquel momento no había ni Twitter ni nada, y hubo llamadas a Telecinco que nos pillaron por sorpresa.
Y por tanto, ¿podéis hacer el mismo humor que hacíais entonces, o ha habido un retroceso?
JM: Sí, ha habido un retroceso. Sin duda. Pero sinceramente, nosotros hemos seguido a lo nuestro. Es como que con lo que hacemos nosotros vamos un poco por otro lado, la verdad.
PM: En general sí ha habido retroceso. Y da pena. Pero también la gente tiene derecho a ofenderse, y tú como humorista o escritor a aceptarlo. Yo creo que depende del tema.
JM: Lo malo es, claro, cuando el ofendido toma medidas judiciales y encima le hacen caso. Uno tiene derecho a decir lo que le dé la gana, y el otro a ofenderse. Lo malo es cuando va a mayores.
¿El título es una pequeña provocación, o justo lo contrario?
PM: Es lo que hablábamos. En ningún momento consideramos que eso pudiera ser provocador, y espero que nadie se lo tome de forma ofensiva.
JM: Puede sonar a cogérsela con papel de fumar, pero habrá alguien que por mencionar a Cristo ya se queje, y si encima sale un crucificado...
En ese sentido, es más fácil sentirte libre cuando trabajas para una cadena de pago que para una generalista?
PM: Supongo que sí, porque nosotros desde Camera Café no nos ha llamado nadie [ríe]. Pero por lo que tengo entendido, sí. Aquí nos han dado libertad total, no nos han dicho nada. Aunque cuando escribimos una de la Guerra Civil, la comedia Plaza España para TVE, tampoco nos tocaron nada. Duró muy poquito, la escondieron en agosto, eso sí [ríe].
JM: Pero ahí había cosas... era todo... buf. Te daba miedo con el rollo de la equidistancia. Ahí sí que había un tufo... Era como “pues si tenemos a estos que son malos, habrá que poner también a unos malos de los otros”. Había unos rollos...
¿Cuánto cambian los guiones desde que los escribís hasta que los rodáis?
JM: La verdad es que no improvisamos mucho. Sí que es verdad que los guiones a veces dan como una vuelta, pero vuelven a parecerse al original.
PM: Versiones hemos hecho pocas. Siempre que los escribimos, los hemos rodado. Es porque todos eran muy buenos [ríe]. Bueno, y por vagos también.
JM: Nos ha dado tiempo a darles vueltas, y a recortarlos. Eso ha sido una gozada. Hemos tenido tiempo para escribirlos, para repasarlos... les habíamos dado bastantes vueltas, la verdad.
¿En un principio eran guiones destinados para 50 minutos?
PM: No, nunca. Por eso no la vendimos. Siempre fue de media hora. En el origen era una sitcom, para que durara temporadas y temporadas con la vida en el campamento de la pareja protagonista. Cuando nos lo propuso Movistar ya hablamos de temporadas de 6 capítulos y hacía falta una historia lineal, con un final.
¿Y pensasteis siempre en Julián López?
PM: Sí, era uno de los que teníamos. Y al final nos dimos cuenta de que era el mejor. Julián López está estupendo.
¿A la hora de crear el personaje de Valeria, que es reivindicativo, pensábais con ojos del siglo XXI?
PM: Pues también ha sido un poco sin querer. No nos lo planteamos de primeras, y nos hemos dado cuenta luego al hacer una mujer fuerte y poderosa. Pero lo que nos hacía mucha gracia del personaje es que por dentro era muy vulnerable. Se defiende a estacazos, va envenenando y manipulando a la gente, pero es un poco por debilidad. Poco a poco nos dimos cuenta que de alguna manera era la más inteligente de todo el grupo, y que parece más feminista, pero no fue el propósito. Aunque al final sí ha quedado un poco así, igual que la hija.
JM: Lo que sí fue a propósito fue crear unos personajes femeninos en una serie en la que eran todo tíos. En una serie sobre la legión romana, había que buscar la forma.
¿El rodaje se ha ceñido a los seis capítulos de la primera temporada?
PM: Hemos rodado doce, que son dos temporadas de seis. Hay un cierre en el seis, y un arco total para los doce.
¿En qué momento se sumaron Borja Cobeaga y Nacho Vigalondo como directores?
PM: Hace ya. Cuando empezamos a preparar todo, había que buscar dos directores y pensamos en ellos. Se sumaron pronto al proyecto.
Y ellos, que también son guionistas, ¿han querido meter mano en el guion?
PM: Bueno, tienen sus cosas. Pero es normal. Cada uno en su estilo, yo creo que nos han venido muy bien. Le han dado un aire distinto a sus capítulos.
JM: Nos hemos entendido muy bien.
*'Justo antes de Cristo' ya puede verse, a la carta, en Movistar+. La comedia está protagonizada por Julián López y dirigida por Nacho Vigalondo y Borja Cobeaga.