Cuando se dio a conocer, una de las mayores sorpresas del casting de MasterChef Celebrity 5 fue la presencia de Raquel Sánchez Silva. Al fin y al cabo, la cacereña dejaba a un lado su faceta de presentadora para pasarse al otro lado y convertirse en concursante de un programa de televisión. Y encima de uno tan exigente como el emitido por TVE.
Sin embargo, la presentadora de Maestros de la costura aceptó el reto previa consulta con 'celebrities' de otras ediciones como Boris Izaguirre, Bibiana Fernández, José Corbacho y Silvia Abril. “Me dijeron que fuera y pensé: ”Si tengo que probar a ser concursante e irme a ese otro lado, pues que sea con MasterChef Celebrity, con algo que me gusta como es cocinar y con un formato que me encanta“”, explica Sánchez Silva en esta entrevista con Vertele.
Así las cosas, la otrora conductora de Supervivientes o Pekín Express se colgó el delantal y se sumergió en una aventura que ha resultado ser muy importante para ella a nivel culinario, pero sobre todo a nivel personal y lo profesional: “No solo he aprendido a cocinar y a descubrir cosas de mí misma, sino que también he aprendido más de mi profesión porque solamente hay una manera de saber cómo se siente un concursante, y es siéndolo”.
¿Cómo te has visto desde casa en estas tres primeras entregas de programa?
Me veo extraña porque la televisión es mi profesión y mi medio, y yo estoy acostumbrada a verme en la televisión en otro registro y en otro lugar. Aunque a veces he concursado en otros formatos como Pasapalabra o El Cazador, al final era participaciones puntuales y menos completas en el sentido de la exposición. Aquí eres concursante al 100% y es extraño por eso, porque es como si fuera otra persona dentro de la tele.
Después de tantos años como presentadora, ¿por qué te lanzaste a ser concursante?
Me lo pensé muchísimo porque yo sabía que era un salto importante. Pero tengo muchos amigos que han pasado por el programa y todos me dijeron que tenía que hacerlo. No había ni siquiera una voz discordante que me dijera que fuera prudente y que no lo hiciera. Al contrario, todos me dijeron que tenía que ir, que iba a aprender mucho de mí misma y de la cocina y, bueno, tan animosos fueron que decidí hacerlo. Para casi todo en la vida suelo escuchar mucho a la gente que quiero. Y en este caso Boris Izaguirre, Silvia Abril, José Corbacho y Bibiana Fernández me dijeron que fuera y pensé: “Si tengo que probar a ser concursante e irme a ese otro lado, pues que sea con MasterChef Celebrity, con algo que me gusta como es cocinar y con un formato que me encanta”.
¿Qué es lo más complicado de estar en ese otro lado?
Creer que el haber observado a tanto concursante como hago en Maestros de la Costura e hice en Supervivientes y Pekín Express me iba a dar no una ventaja, pero sí una perspectiva favorable. Al haber visto a tantos concursantes llorar, reír, sufrir y ser felices pensaba que me iba a hacer comprender mejor el concurso, pero luego, cuando estás ahí, te das cuenta de que no tiene nada que ver. Para empezar, porque toda la emocionalidad que despliegas siendo concursante está resguardada cuando estás al otro lado. Da igual las horas que le hayas echado y las veces que hayas abrazado a un concursante, eso no te da ninguna ventaja.
Esto no se veía en televisión, pero cuando los concursantes de los concursos que yo he presentado se enfrentaban a una valoración, yo en ese momento solía cogerles las manos y los agarraba por detrás, por la espalda, para que se agarraran a algo porque lo estaban pasando francamente mal. La mayoría de ellos tiritaban cuando los agarraba. Entonces, yo pensaba que ellos estaban así porque acababan de hacer una prueba muy exigente, pero que yo, sabiendo que se llega a ese estado, no iba a llegar a él tras una prueba exigente. Sin embargo, yo he tiritado como la que más. He llorado y he sufrido sin protección, igual que cualquier concursante.
Más allá de cocinar, ¿qué has aprendido de tu paso por 'MasterChef Celebrity'?
No me considero ni más ni menos que nadie, pero soy una persona responsable. Me gusta prepararme muy bien lo que hago, y esa responsabilidad pesa a veces. Intento hacerlo, dentro de mis posibilidades, lo mejor posible. Y soy exigente en este sentido. Entonces, la peor juez que puede haber soy yo misma. Y me he dado cuenta de que esto lo he estado practicando durante toda mi vida profesional, ya fuese a presentar algo de cinco minutos que una gala de cuatro horas en directo.
Pero en MasterChef se ponen en juego las emociones al desnudo. Y para eso no sé si lo mejor es darle importancia a todo. Para mí todo es importante. Es un modus operandi en mi vida, y más si lo relaciono con la televisión. Entonces, quizá me hubiera ahorrado mucho sufrimiento si hubiera sido un poco más condescendiente con mis errores. Pero no he podido. Es que tengo ya 47 años y estoy muy hecha (ríe).
Entonces, eres tú más dura contigo misma de lo que pueden llegar a ser los jueces.
Yo siempre soy mi juez más severo. Siempre ha sido así.
Aun así, ¿cómo dirías que ha sido tu relación con el jurado?
Yo ya conocía de antes a Jordi, Pepe y Samantha, así que había una relación. Pero en cuanto entré en el plató de MasterChef Celebrity esa relación se desvaneció y así fue durante mi paso por el programa porque tenía que ser así. Allí entró la concursante Raquel Sánchez Silva y yo tenía que vivir la experiencia como concursante.
Aun así, pensé que cuando estuviera ante ellos, la referencia de Caprile, Palomo y María me iba a servir. Pero no. Pensar lo que hacen los jueces de mi programa me pudo servir, pero solo 20 segundos. Tú te has preparado y cocinas contra el tiempo y contra tu conocimiento, que tampoco es muchísimo, así que tienes muchas probabilidades de que el plato no te salga bien. Entonces, cuando te pones ante los jueces estás exhausto y agotado. Aunque sepas que no lo has hecho bien o que no es tu mejor receta, lo único que quieres es que te miren y te digan: “Qué bien lo has hecho, mi niña”. Y ahí da igual las veces que hayas visto a Caprile, a Palomo y a María, porque eres como una niña de 8 años que está ante unos tutores gigantes y a la que le duele que ellos tuerzan la cara y le digan que eso no está bien. Buscas una aprobación porque te ha costado mucho lo que has hecho. Y mi relación con los jueces ha sido esta, porque para mí era muy importante no fallarles. No solo como concursante, sino también como presentadora de otros formatos.
Has mencionado a Lorenzo Caprile, Palomo Spain y María Escoté. ¿Cómo te los imaginas a ellos como concursantes de 'MasterChef Celebrity'?
Con los concursantes de MasterChef Celebrity pasa un poco como con los concursantes de cualquier programa, que nunca sabes si van a ganar o si lo van a hacer bien porque está el concursante antes de entrar al programa y el concursante que ya está dentro del programa.
Tú tienes el perfil de una persona que te dicen que es divertida y disfrutona, y tú lo metes en el programa y a lo mejor se convierte en la persona más seria del planeta. O al revés. En un principio, yo te diría que Palomo sería un disfrutón y que María es una persona muy crítica consigo misma. Entonces, María viviría esa parte de pasarlo mal por entregar algo que no está bien. Y Caprile, porque lo hace con todo el mundo, se enfrentaría con todos porque no lo puede evitar.
Pero esto es lo que yo creo que pasaría. Lo mismo metes a Caprile, lo pones delante de los jueces y se hace más pequeño que un soldadito de plomo. No se sabe hasta que estás ahí. Esta es la magia de MasterChef Celebrity y de esta clase de formatos. Que también tiene mala leche que yo me tenga que enterar ahora, pero la magia es esa, que eres tú sin ningún tipo de control. Pero sí, en principio yo diría que Palomo disfrutaría mucho, María se lo tomaría muy en serio y Caprile sería respondón.
Con tres entregas emitidas, ya habrá espectadores que tengan a su concursante favorito para ganar 'MasterChef Celebrity 5'. ¿Dentro del programa tú también viste a un ganador claro desde el principio?
Aquí también he sido muy prudente porque es lo que me ha enseñado mi recorrido por otros concursos. Tan temprano no se puede saber. Y cuando está más o menos definido quién puede ser el ganador, realmente pasan cosas. En la recta final de formatos de esta grandeza siempre pasan cosas. De repente, alguien que es capaz de hacerte la cosa más difícil del planeta coge una elaboración muy sencilla y no es capaz de hacerla. O se le olvida coger el ingrediente fundamental. Estas cosas pasan porque los nervios mandan mucho.
Creo que el espectador disfruta mucho con las quinielas y así tiene que ser, pero solo el concurso lo sabe. Y cuando digo que solo el concurso lo sabe me refiero a que las pruebas y todo lo que sucede va construyendo al ganador. Es que el ganador no llega al concurso. El ganador se hace, y por eso es imposible saberlo al principio.
Por eso en un programa como 'MasterChef Celebrity' se valora tanto la 'evolución' para elegir a un ganador.
Claro. La épica de los concursos es ver el tránsito del héroe y cómo éste se va transformando a medida que avanza el concurso. Y esto es lo que hace que un ganador sea un ganador completo.
¿Es fácil mantener el nombre del ganador en secreto una vez terminadas las grabaciones?
Para mí mucho porque lo llevo haciendo mucho tiempo (ríe). Yo he guardado secretos televisivos impresionantes. Por ejemplo, el día que entró Isabel Pantoja a Supervivientes para saludar a su hijo yo ya lo sabía de antes. En Maestros de la costura sé el nombre del ganador un poco antes porque me lo comunican los jueces cuando lo han deliberado. Sin embargo, en Pekín Express nunca supe quién ganaba hasta que no llegaban a la alfombra. Entonces, hay secretos que tuve que guardar y otras que no porque ni siquiera llegué a saberlos.
Pero no, no me cuesta nada guardarlos. Es más, cuando me pregunta alguien cercano, y más allá de que no se pueda contar, siempre pregunto por qué quiere que le arruine el concurso si lo más bonito es esperar para conocer el nombre del ganador. Así que no lo digo por obligación, pero sobre todo no lo digo por convicción.
Con quién si puedes hablar sin problemas sobre el ganador es con el resto de tus compañeros de esta edición. ¿Cómo es tu relación con ellos actualmente?
Nos reímos mucho porque tenemos un chat y cada martes bromeamos diciendo “pues yo creo que se va a ir este” o “pues yo creo que esta prueba la va a ganar este otro” y apostamos como si fuésemos espectadores y no supiéramos lo que va a ocurrir (ríe). Tenemos una relación maravillosa. Se ha formado un grupo muy extraño porque los perfiles son de una pasión inédita en MasterChef Celebrity. Todo el mundo es demasiado apasionado y se nos va la pinza en esto de meternos un poco en el ajo. Y esto hace que pudiéramos haber acabado o muy bien o muy mal. Y en mi caso puedo decir que ha acabado muy bien. Dentro del concurso he conocido a personas que se quedan en mi vida como amigos, igual que me pasó con los jueces de Maestros de la costura y espero que me siga pasando en la tele. Te diría que el 80% de los grandes amigos de mi vida vienen de experiencias televisivas. Y en MasterChef Celebrity ha pasado igual.
A Flo, por ejemplo, ya le conocía, pero no tanto ni había pasado tantas horas con él, y ahora es un amigo que se queda. A Gonzalo Miró le conocía del arranque de Cuatro y nos queríamos muchos, pero no habíamos pasado esa parte que vives en el programa en la que lloras, te abrazas, te consuelas, te llamas, tienes miedo y lo cuentas. En MasterChef Celebrity vives una amistad muy concentrada para el tiempo que pasas, y yo me llevo a a gente que es para siempre. A Raquel Meroño, mi niña, no la suelto (ríe). Ni a mi Terremoto, que yo la conocía mucho. No quiero destacar a nadie, pero me llevo a gente muy buena, tenemos un grupo fantástico y nos queremos muchísimo. Y por eso estamos todo el día en el chat, que es una locura con los vídeos de Juanjo Ballesta a las 4 de la mañana. Que son vídeos para decirle: “Ballesta, para de cocinar. Ya está bien. Estás más loco que una cabra”.
'MasterChef Celebrity' ya va por su quinta edición. ¿Para cuando la primera de 'Maestros de la costura Celebrity'?
Ojalá ocurra. Maestros de la costura es un formato que tenía el precedente de un concurso muy similar como es MasterChef, lo que hacía que al público le resultara muy familiar. Pero Maestros tenía un obstáculo muy difícil de superar, que era la costura en sí misma. Porque todo el mundo cocina, pero no todo el mundo cose. Pero una vez superado ese escollo, el resto es a ganar. Si el público es capaz de tener una cita fiel como la tiene para ver a concursantes anónimos maravillosos cosiendo, por qué no iba a tenerla teniendo a celebrities. Además, es que hay mucha gente famosa que cose. Pero mucha y muy bien, así que se podría hacer. Y el de niños también, porque la legión de fans infantiles de Maestros de la costura es llamativa.
A todo esto, ¿cómo van los castings de 'Maestros de la costura 4'?
Tengo entendido que se están cerrando. Quedaba la convocatoria de Sevilla, que fue la semana pasada, y ahora están en la superselección final. Los jueces no conocen a los concursantes previamente, ni siquiera mediante una foto, así que la primera vez que los conocen es el día que entran en el taller. Yo, en cambio, los conozco un poco antes porque los tengo que cuidar y recibir en casa como anfitriona. Pero todavía no tengo ni un vídeo porque los de este año aún no han sido seleccionados, aunque por lo que me cuentan están emocionados por lo que han encontrado. Tenemos muchísimas ganas y ojalá tengamos un casting como el del año pasado, que todavía no me lo creo.
Al final la clave es que se presenten las personas adecuadas.
Claro, porque todo el mundo habla de una buena dirección de casting. Y por supuesto que hay que aplaudir a los directores de casting, pero para eso necesitamos que gente singular y con talento se presente. Por tanto, el mérito es del director de casting, pero sobre todo de las personas que se atreven a presentarse.
Para terminar y tras tu experiencia, ¿por qué un presentador o presentadora debería aceptar la invitación y convertirse en concursante de 'MasterChef Celebrity' en próximas ediciones?
Porque yo no solo he aprendido a cocinar y a descubrir cosas de mí misma, sino porque también he aprendido más de mi profesión. Solamente hay una manera de saber cómo se siente un concursante, y es siéndolo. Otra cosa es que lo quieras vivir y quieras pasar por este trago, porque es un trago, pero si quieres saberlo la única manera es siendo un concursante.