Esther Cañadas recordó cómo pasó de comer y cenar arroz blanco a firmar autógrafos en NY en tres días
Esther Cañadas visitó por primera vez El Hormiguero para hacer balance de su carrera como supermodelo. Su larga trayectoria sobre las pasarelas de moda la convierte en una de las maniquíes más importantes de nuestro país, llegando a ejercer de musa de Donna Karan o del fotógrafo Steven Meisel, además de haber trabajado para Calvin Klein, Gautier, Giorgio Armani o Valentino entre otros.
Cañadas recordó que a los 14 años ya medía lo mismo que ahora y que, a pesar de soñar con ser detective privado, acabó haciendo un casting para no presentarse a un examen en el instituto. A partir de ahí, se mudó a Barcelona con 15 años para vivir sola y no fue nada fácil el camino hasta el éxito.
“Al principio no ganaba lo suficiente como para sobrevivir y desayunaba, comía y cenaba arroz blanco. Mi objetivo era trabajar y viajar fuera y fueron muchos años de esfuerzo, de sacrificio, que no sabes si lo que haces tiene sentido pero que algo dentro tuyo te dice que sigas”, aseguró.
Hasta que en un momento le llamaron para una entrevista en Nueva York donde la vinieron a buscar en limusina, allí recibió mensajes de los representantes de modelos más famosos y se quedó con el que le consiguió modelar en las pasarelas más importantes que se celebraban en breve: “A los tres días estaba firmando autógrafos en Nueva York”, explicó. Para después aparecer en todos los taxis y carteles de la ciudad por ser imagen de Donna Karan.
Pero apuntó a que hay más vida después de la moda y ahora está estudiando interpretación: “Ya llevo un tiempo y me gusta muchísimo. En su momento tuve muchas ofertas en Estados Unidos para hacer películas pero sentí que aún no estaba preparada”, algo a lo que ahora está poniendo remedio.
Eso sí, su ojo para escoger proyectos cinematográficos aún debe pulirse: “He rechazado hace poquito una película porque creía que no era muy buena y ha estado nominada a 5 Oscars”, lamentó.