España y Reino Unido, de colistas a favoritos en Eurovisión: las claves de su gran cambio
Ocho años lleva España sin darse una alegría en el festival de Eurovisión. Fue en 2014, cuando Ruth Lorenzo firmó el último top 10 de la delegación de RTVE en un certamen en el que, salvo ocasiones contadas, parece que solo tenemos hueco en los puestos 'de cola' de la tabla clasificatoria. Para encontrar el éxito más reciente de Reino Unido en el mismo concurso hay que remontarse a 2009, cuando Jade Ewen coló a los británicos en el top 5 en medio de una trayectoria igual de nefasta para todas sus propuestas.
En las dos últimas décadas, los dos países del Big Five han recorrido caminos paralelos en Eurovisión: solo cinco españoles de veinte han logrado clasificarse entre los diez primeros, mientras que la suerte inglesa se reduce a dos desde 2002. Una historia reciente marcada por las dudas, los intentos fallidos y los 'castigos' muchas veces desmedidos que parece estar viviendo su gran cambio en este 2022, también de manera simultánea.
Con las candidaturas de Chanel por España y Sam Ryder por UK, los dos 'colistas' de las últimas ediciones de Eurovisión resurgen de sus cenizas y se presentan a la cita de Turín como dos de los grandes favoritos a conquistar el Micrófono de Cristal. En el caso de la española, actualmente ocupa el quinto puesto en las clásicas apuestas de pago del festival, lo que supondría el mejor resultado para la delegación que ahora encabeza Eva Mora desde 1995, cuando Anabel Conde fue segunda. El británico parte tercero en los sondeos, e igualaría el top 3 de Jessica Garlick hace veinte años.
Dos trayectorias paralelas, a la cola de Eurovisión
Entrando en detalle, la trayectoria de España en el festival europeo de la canción se resume en dos victorias en blanco y negro, las que conquistaron Massiel y Salomé en 1968 y 1969, respectivamente. El éxito lo rozaron también Karina, Mocedades y Betty Misiego con sendos segundos puestos en 1971, 1973 y 1979, mientras que Bravo se colgó un bronce en 1984. Ya en los 90, Azúcar Moreno (1991), Sergio Dalma (1991) y Anabel Conde (1995) lograron colarse en el soñado top 5 como 5ª, 4º y 2ª, mientras que Marcos Llunas y David Civera rozaron esa zona clasificatoria en 1997 y 2001.
La entrada en los 2000 fue exitosa para RTVE en Eurovisión con el boom de Operación Triunfo y los 7º, 8º y 10º puestos de Rosa López (2002), Beth (2003) y Ramón del Castillo (2004). Sin embargo, pasado el fenómeno la TV pública no fue capaz de atinar en la selección de sus propuestas para el festival, y comenzaron los años más oscuros de la historia reciente. Entre 2005 y 2021, España solo ha quedado por encima de la 20ª posición en cuatro ocasiones: Roldolfo Chikilicuatre fue 16ª en 2008, Daniel Diges quedó 15º en 2010 y Pastora Soler y Ruth Lorenzo consiguieron un 10º puesto en 2012 y 2014.
Desde ese último gran resultado, nuestra trayectoria ha sido 21 (Edurne, 2015) - 22 (Barei, 2016) - 26 (Manel Navarro, 2017) - 23 (Amaia y Alfred, 2018) - 22 (Miki Núñez, 2019) y 24 (Blas Cantó, 2021). Un recorrido insostenible para un país con tanto peso en la UER que se aseguraba cada año su puesto en la final, sin ser capaz de ganarse después el voto de los millones de espectadores que siguen la cita cada año, ni tampoco de los jurados expertos.
De igual modo se resume la trayectoria reciente de Reino Unido, un histórico en Eurovisión que cuenta en su palmarés con cinco victorias, pero que ha acabado cayendo al pozo hasta encadenar dos últimos puestos o 'bottoms' en las dos últimas ediciones, la de 2021 con James Newman y la de 2019 con Michael Rice. Antes, SuRie firmó un 24º puesto en Lisboa 2018 y ni la icónica Bonnie Tyler fue capaz en 2013 de sacar a su país de la zona baja, acabando 19ª.
En los últimos veinte años, UK ha superado la barrera del 20º puesto en siete ocasiones, siendo Jade Ewen (5º en 2009) y Jessica Garlick (3ª en 2002) los dos únicos que se han colado en el top 10 de la tabla clasificatoria.
Para rememorar su última victoria hay que remontarse hasta 1997, con el triunfo de Katrina & The Waves. Esa ha sido la gesta más reciente para un país que entre 1959 y 1981 solo supo enlazar primeros, segundos, terceros y cuartos puestos prácticamente cada año, y que ha conseguido hasta quince 'medallas de plata'.
El resurgir, fruto del cambio de modelo
“¿Por qué seguimos participando en Eurovisión si siempre fracasamos?”, es una pregunta recurrente de aquellos espectadores que se asoman al festival una vez al año para ver el enésimo tropiezo de uno de los nuestros. Una duda que se responde con las audiencias millonarias que el festival aporta a RTVE edición tras edición, convirtiéndose en una de las emisiones no deportivas más vistas cada año y justificando las cifras invertidas en el contexto del mercado televisivo.
De igual modo ocurre en Reino Unido, pues tal como desvela la BBC el festival es también uno de los formatos de entretenimiento más seguidos cada año en sus canales a pesar de los malos resultados de sus últimos representantes. Un seguimiento fiel que rara vez se ve recompensado en la clasificación, y que ha motivado cambios en los sistemas de trabajo de ambos países para darle la vuelta y llegar a la situación de este 2022, con dos candidaturas favoritas tras años a la cola.
El gran cambio en Radiotelevisión española empezó en verano de 2021, cuando el presidente José Manuel Pérez Tornero oficializó su acuerdo con la Generalitat Valenciana para lanzar un renovado Festival de Benidorm como impulso a su apuesta por Eurovisión. Así nació el Benidorm Fest, un certamen nacional que surgió con el objetivo de abandonar los malos resultados en el concurso europeo, y que solo unos meses después de su creación puede considerarse todo un éxito, pase lo que pase finalmente en Turín.
Con Eva Mora como nueva jefa de delegación en sustitución de Ana María Bordas, y tras una preselección nacional que ya en su primera edición ha destacado sobre la de nuestros vecinos de continente, RTVE se presenta en Eurovisión 2022 con una de las candidaturas más competitivas de la edición.
SloMo de Chanel se sitúa a día de hoy como la quinta canción favorita para ganar, según las apuestas. Un puesto que España no ocupaba en la misma semana del festival desde hacía años, y que nos permite soñar ya no necesariamente con una victoria, sino con uno de los mejores resultados del país en la historia reciente que suponga ese punto de inflexión que la delegación patria necesitaba para seguir creciendo y asentando la nueva etapa eurovisiva.
En lo que respecta a Reino Unido, la BBC optó por un modelo diferente de preselección que igualmente ha dado un fruto más que positivo. En octubre, la radiotelevisión pública británica anunció su acuerdo con la discográfica TaP Music, a la que se encomendó con el mismo objetivo de invertir su trayectoria en el festival. En su caso, fue la empresa que está detrás de estrellas del pop como Dua Lipa y Ellie Goulding la que seleccionó a Sam Ryder como el hombre del cambio en Turín.
“En el Reino Unido, nuestro amor por Eurovisión es tan grande como siempre y tenemos grandes ambiciones para 2022”, dijo la cadena entonces. El elegido se anunció meses después y no fue otro que un fenómeno de las redes sociales con más de 12 millones de seguidores en TikTok que ha vivido un ascenso imparable en los dos últimos años, y que ha encontrado en Eurovisión la oportunidad de su vida.
Space Man de Sam Ryder logra traer de vuelta al festival el espíritu de la música británica que triunfa en todo el continente, y lo hace además con una producción escénica que sobresale y que está a la altura de la apuesta de la BBC. Actualmente se sitúa tercero para los apostantes, y aunque él mismo deja claro en una entrevista para verTele que intenta no hacer caso a los sondeos, sí está convencido de que “viene un tiempo verdaderamente mágico para Reino Unido en el festival”.
A falta de confirmar el sábado su ascenso real a la cima de Eurovisión, lo que es indudable es que estos dos países del Big Five han vivido este 2022 su verdadero punto de inflexión en el festival que marcará la trayectoria futura de ambos, después de años sin contar para nadie. Un cambio de tendencia que no es fruto de la casualidad, y que pase lo que pase en la gran final tendrá continuidad en las dos delegaciones para convertirse solo en un punto de partida.